Tambores de guerra en la península de Corea
06 abril, 2017
category: EDICIONES IMPRESAS
Los ejercicios anuales de combate simulado que Estados Unidos y Corea del Sur realizaron entre el 13 y 24 de marzo en la península coreana fueron los más grandes registrados hasta la fecha e incluyeron al portaaviones nuclear estadounidense Carl Vinson. En respuesta, Corea del Norte advirtió que “no seguirá siendo un espectador pasivo” y que se reserva la opción de atacar sin previo aviso mientras haya fuerzas especiales estadounidenses en Corea del Sur.
Mientras se realizaban estas maniobras, el gobierno de Kin Jong-un probó con éxito un nuevo motor de cohete que –según anunció– representa “un gran salto adelante” en la capacidad misilística del país. Su gobierno ratificó además que continúa la marcha de su programa nuclear y difundió que ya tiene capacidad de atacar el territorio estadounidense con misiles intercontinentales. Antes, Pyongyang había alertado que los ejercicios militares conjuntos de Washington y Seúl podían derivar en una “guerra real” y un “desastre nuclear” en la zona.
También en marzo, el nuevo secretario de Estado estadounidense, Rex Tillerson, había afirmado en visita oficial a Japón que “los esfuerzos diplomáticos de los últimos 20 años para llevar a Corea del Norte a la mesa de negociaciones han fracasado” y al continuar su gira por Seúl aseguró que la posibilidad de una respuesta miliar “está sobre la mesa”. Donald Trump también abonó esa línea.
Frente a esta escalada, China decidió intervenir y ofrecerse como mediador entre ambos países. “Ambas partes son dos trenes que aceleran, se dirigen el uno hacia el otro y nadie quiere dejar paso. La pregunta es: ¿están realmente preparados para una colisión frontal?”, preguntó el canciller chino, Wang Yi. Días después, Yi recibió la visita de Tillerson en Beijing y el estadounidense debió declarar su compromiso de “hacer todo lo posible para evitar que estalle cualquier tipo de conflicto”.
El 6 de marzo Corea del Norte lanzó cuatro misiles de medio alcance hacia aguas japonesas. En 2016 había realizado dos ensayos atómicos –el último en septiembre– y probó alrededor de 20 misiles balísticos que se supone podrían portar ojivas nucleares.