Millonario negocio de la esclavitud
03 julio, 2017
category: EDICIONES IMPRESAS
Cuerpos como mercancía en el mundo de ofertas y demandas
La trata de personas mueve 150 mil millones de dólares anuales según la OIT. Es uno de los tres delitos transnacionales más redituables junto al narcotráfico y la venta de armas.
En pleno siglo XXI millones de personas son víctimas de trata, tráfico y esclavitud. Tragedia humanitaria y negocio multimillonario conviven de la mano del capitalismo, en connivencia con las instituciones y la naturalización de prácticas atroces.
El consenso internacional define tres elementos constitutivos de esta problemática: acción de captar, transportar, trasladar, acoger o recibir personas; que se haya recurrido “a la amenaza o al uso de la fuerza u otras formas de coacción, al rapto, al fraude, al engaño, al abuso de poder o de una situación de vulnerabilidad o a la concesión o recepción de pagos o beneficios para obtener el consentimiento de una persona que tenga autoridad sobre otra”; que existan fines de explotación.
El “Protocolo de las Naciones Unidas para prevenir, reprimir y sancionar la trata de personas, especialmente mujeres y niños” señala que este delito puede tener distintos objetivos. Aunque el más común es la explotación sexual, también se engloban en este concepto formas de trabajo forzoso, servidumbre doméstica, mendicidad infantil o extracción de órganos. Algunos organismos incluyen el tráfico de migrantes también.
Según Naciones Unidas, el comercio de seres humanos afecta a aproximadamente cuatro millones de personas de personas al año, 79% de ellas vinculadas a la explotación sexual. El parámetro para diferenciar trata de esclavitud atiende principalmente a que la trata se da sin hecho violento en el momento de reclutamiento ya que suele realizarse con el engaño de obtener un empleo. La diferencia es muy sutil ya que en la mayoría de los casos la víctima es tomada bajo violencia física o psíquica. Tomando el fenómeno de conjunto las ganancias anuales según la Organización Internacional del Trabajo (OIT) son de 150 mil millones de dólares.
La trata de personas forma parte de los tres delitos transnacionales más redituables, junto con el narcotráfico y la venta de armas. Además, se nutren mutuamente, como con las personas utilizadas como “mulas” del narco.
Miradas por el mundo
En Europa Occidental unas 500 mil mujeres ingresan cada año forzadas a trabajar como prostitutas, según un estudio de la Organización Internacional de las Migraciones (OIM). Alrededor de dos millones de niños y niñas son explotadas sexualmente a nivel global. La estimación actual es que aproximadamente el 80% de la prostitución a nivel mundial está regenteada por proxenetas y redes de trata.
La mayoría de los países del mundo son escenario de este crimen/negocio y se los puede analizar en tanto países de origen, tránsito o destino, aunque esto no es estático ni son categorías excluyentes entre sí. De hecho con el correr del tiempo regiones que originalmente eran sólo escenarios de captación se han convertido también en espacios de tránsito y explotación, como sucede en América Latina. Nicaragua, por ejemplo, es uno de los principales países proveedores del subcontinente, mientras que en Honduras, Guatemala y México las personas transitan hacia otros lugares, principalmente a Estados Unidos. “A nivel Suramérica se ha notado que Argentina es uno de los países que más reporta casos de trata de personas, después tenemos el caso de Perú, y Colombia”, señaló Jessica Belardes del Centro de Capacitación y Servicio para la Mujer (Cecasem) en Bolivia sobre datos de 2013.
“En la esclavitud sexual vemos 80% de mujeres y niñas y 20% de niños y jóvenes varones, difícilmente encontramos hombres adultos. En la trata para mendicidad 60% son menores de 18 años, 30% mujeres indígenas y el 10% restante, ancianos, en su mayoría indígenas también”, explica Lydia Cacho, periodista mexicana, autora de varios libros sobre la trata de personas. Además, asegura que en la esclavitud doméstica y de la industria textil 90% son mujeres y niñas y 10%, varones jóvenes.
Aunque el fenómeno y las estadísticas suelen focalizar en el problema cuando las víctimas cruzan fronteras de países, Cacho también pone el foco en la trata interna. Plantea que desde esta óptica en Estados Unidos la situación es “gravísima”. Asegura que “el Estado de Virginia, limítrofe con Washington, la capital del país, es uno de los de mayor explotación laboral y sexual”.
La especialista advierte que en otros países ocurre lo mismo: “Los Emiratos Árabes son terribles en explotación de menores de 18 años; Israel encabeza la lista de tráfico de órganos; Rusia en el lavado de dinero y la explotación sexual de jóvenes de Europa del Este que traen a Latinoamérica y, en particular, a EE.UU. y México. Las mafias rusas dominan el lavado de dinero y cobros de porno y venta de esposas por internet. Los cárteles colombianos y mexicanos no se quedan atrás en la industria del sexo comercial, los casinos también, ellos explotan y lavan dinero”.
Un negocio de larga data
Desde sus orígenes, la trata de personas ha estado vinculada a las guerras, a la esclavitud y a la consideración de las mujeres como objetos sexuales. En un estudio sobre el tema, Mariblanca Staff Wilson, académica y ex integrante de la Corte Suprema de Panamá, explica que en América Latina “esta situación se ubica en la época de la conquista española, ya que en cumplimiento de la ley de guerra los españoles tomaban o entregaban el ‘botín de mujeres’ al vencedor. Esto dio origen al comercio sexual, al punto que se crearon establecimientos para este tipo de actividades. Con posterioridad, ya en la colonia, surgieron las primeras normas que sancionaban dicha actividad con penas que incluso llegaron hasta la muerte”.
El Ministerio del Interior de Ecuador detalla que “durante el período de la esclavitud estaba prohibida la ‘trata de blancas’. Ello significaba que se podía explotar a cualquier persona de cualquier color de piel, morena, mulata, negra, mestiza, entre otras, menos aquellas que tuvieran tez blanca. Sin embargo, con la abolición de la esclavitud esta práctica fue prohibida para cualquier tipo de persona independientemente de su origen, identificación religiosa o étnica”.
A fines del siglo XIX y principios del XX la situación empezó a ser reconocida como problemática social, bajo el nombre de “trata de blancas”, haciendo una distinción racista entre la legitimada esclavitud de africanos e indígenas y la venta del cuerpo de mujeres europeas (ver 1920: la polaca…). Esto se potenció en los períodos posteriores a la primera y segunda Guerra Mundial, cuando las mujeres europeas “huyendo del hambre y de los horrores de la guerra, fueron presa fácil de los traficantes, siendo utilizadas con fines de explotación sexual y trasladadas como concubinas o prostitutas, a países de Europa del Este, Asia y África”, explica Staff Wilson.
A lo largo del siglo XX la mirada sobre la trata se va desarrollando de la mano de su crecimiento a nivel mundial y las definiciones que organismos internacionales como Naciones Unidas adoptan al respecto. Así, en 1904 se sancionó el Acuerdo Internacional sobre Represión de Trata de Blancas que se centraba sólo en la protección de las víctimas. En 1910 se aprobó la Convención Internacional para la Represión de la Trata de Blancas, que obligó a los países firmantes a castigar a los proxenetas y se amplió la definición para incluir el comercio interno de mujeres en los países.
Casi dos décadas más tarde, en 1921, el concepto de trata se amplió e incorporó también al comercio y explotación de niños, especialmente los migrantes. En 1933 se sancionó el Convenio Internacional para la Represión de la Trata de Mujeres Mayores de Edad, donde se sumaba como elemento la obligación de los Estados firmantes a castigar a las personas que ejercían la trata de mujeres adultas con independencia de su consentimiento. Pasada la Segunda Guerra Mundial, 72 Estados firmaron el Convenio para la Represión de la Trata de Personas y de la Explotación de la Prostitución Ajena (1949) que englobaba y ampliaba los cuatro tratados anteriores. Pero aún dejaba formas de explotación sin contemplar y enmarcaba el problema sólo desde una perspectiva de derechos humanos. Desde entonces quedó asociado el término “trata de blancas” con esclavitud para la prostitución. Con el correr de los años, la nomenclatura cayó en desuso.
Para dimensionar: de acuerdo con Naciones Unidas, durante cuatro siglos 11 millones de personas fueron reclutadas en África para el sistema esclavista. Y de 1990 a 2000, más de 30 millones de mujeres adultas y niñas fueron traficadas solamente en y desde el Sureste Asiático.
El Protocolo de Palermo, firmado en el año 2000, recoge esas discusiones, amplía y precisa el concepto de trata, estableciendo la definición contemporánea sobre el tema.
Mercado de personas
Según Alberto B. Ilieff, integrante de la Coalición Argentina contra la Trata y el Tráfico de Personas y la Red NO a la Trata, es importante entender el tema desde su vínculo con el desarrollo del capitalismo. Desde el análisis de la ley del valor y los conceptos de mercado, mercancía y consumo, “las personas son incluidas dentro del cálculo económico como ganancia o posibilidad de acumulación, ya sea como mercado-cliente, como hacedor de productos o como mercadería misma”.
Los seres humanos entonces son expropiados de “su humanidad sociohistórica” y puestos en el mercado. “Su cuerpo ya no es su condición de humanidad, de estar en la tierra, sino una serie de curvas, redondeces y orificios con precio –variable según el cliente o el barrio– dispuestos para quien tenga capacidad económica, o es convertido en pieza desechable ligada a una máquina o un sembradío, cuando no en un recipiente contenedor de órganos que pueden ser vendidos”, indica Ilieff. Y prosigue: “Al mismo tiempo la trata sirve como forma de contención de las demandas salariales del trabajador no especializado. Los requerimientos de mano de obra pueden ser cubiertos no mediante ofertas salariales o mejores condiciones laborales sino simplemente con trabajadores esclavizados, a la par que esto baja costos y aumenta el margen de ganancia”.
Así, la trata de personas acompaña el desarrollo productivo (ver La ruta del petróleo y otras rutas). No sólo proveyendo mano de obra semiesclava –sobre todo en el sector rural– sino creando las condiciones e infraestructura para la instalación de redes de explotación sexual. Es el caso tanto de la extracción de hidrocarburos, como de las zonas portuarias y la industria minera.
Julia de Titto
La ruta del petróleo y otras rutas
La Patagonia argentina es rica en hidrocarburos, recursos naturales y turismo. Sus principales ciudades reciben decenas de congresos y seminarios internacionales y albergan competencias deportivas del calendario internacional. A las ciudades cordilleranas llegan turistas de alto poder adquisitivo; en el valle los trabajadores venidos de otros puntos de Argentina y Chile cosechan la fruta; sobre el mar, empresas nacionales y multinacionales desarrollan una intensa actividad comercial. En la aridez de la meseta, lejos de las áreas urbanas, las transnacionales extraen gas y petróleo, industria en expansión desde hace 100 años.
Atado a ese mundo de semejante pujanza capitalista subyace, oscuro, periférico y desde los orígenes mismos de la región, la prostitución y con ella la trata de personas, en su mayoría mujeres. Las ciudades han crecido alrededor de prostíbulos habilitados por un Estado consecuente, empresas públicas y privadas que son parte del mismo sistema y un modelo patriarcal que pone a los hombres como pieza central del proxenetismo.
El geólogo Roberto Raúl Villa, autor de Por los caminos del petróleo, libro que describe la vida en los primeros campamentos de la estatal Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF), recuerda que el primer prostíbulo de Plaza Huincul (ciudad que creció a la vera de los pozos petroleros) fue habilitado a mediados de la década de 1920.
La particularidad de aquel sitio es que fue una decisión de los responsables de YPF en la zona, se construyó oficialmente con recursos de la empresa y se constituyó con jóvenes llegadas desde locales nocturnos de Buenos Aires que pasaron a formar parte del plantel de empleados del Estado argentino.
En el capítulo denominado “Tolerancia”, Villa escribe: “Los días de franco la gente se iba a Neuquén y no volvía, el éxodo era cada vez más grande y fue por eso que Landoni (jefe de la zona) le llevó un proyecto al ingeniero Enrique Mosconi (presidente de YPF)”. El proyecto se conoció como 1120 y funcionó hasta la década de 1960.
Roles
“La trata de personas es un delito de mercado”, definió María Alejandra Mángano, fiscal de la Procuraduría de Trata y Explotación de Personas (Protex), que presta asistencia a las fiscalías de todo el país en el trámite de las causas de secuestros extorsivos, trata y delitos conexos. Agregó que “la criminalidad organizada supone en general distintos tipos de participaciones: autores directos, mediatos, financistas y también los que prestan una connivencia pública para que ese hecho pueda seguir sucediendo y prolongarse en el tiempo”.
Mángano fue una de las expositoras en el reciente ssCongreso Latinoamericano sobre Trata de Personas que se realizó en la ciudad de Neuquén, capital de la provincia del mismo nombre. Neuquén es una de las provincias patagónicas que no escapa a la definición general sobre pujanza capitalista, desigualdad social y delitos vinculados con la prostitución y la trata de personas.
La Protex tiene a su cargo, entre otras herramientas de la Fiscalía, la administración de la línea telefónica 145 que recibe denuncias de todo el país. Entre julio de 2015 y febrero de 2016 recogió 1079 llamados de los cuales el 45% correspondió a denuncias de explotación sexual y 19% a explotación laboral, muy por encima de denuncias por desaparición de personas, oferta laboral engañosa, privación de la libertad y otros delitos. “En explotación sexual el 98% de víctimas son mujeres. En explotación laboral, las mujeres comparten la estadística con los jóvenes y los niños”, señaló Mángano. Desde julio de 2015 hasta abril de 2017 los datos aún no discriminados señalan que esta línea derivó más de 3.500 denuncias a la Justicia, de los cuales 1500 se recibieron en los primeros cuatro meses de este año.
Mángano afirmó que en Argentina los allanamientos rescatan pocas víctimas porque muchas de ellas no se consideran como tales. Muchas personas son previamente amenazadas y sometidas en un entorno que las hace internalizar su situación, sostuvo.
Tráfico
Así como en Plaza Huincul funcionó el primer prostíbulo de la “ruta del petróleo” actualmente, aunque sin la oficialización de las empresas, ejecutivos y obreros con salarios muy por encima de la media del resto de la comunidad transitan en ciudades neuquinas como Añelo, Rincón de los Sauces o la misma capital provincial. Sus ingresos salariales, materialización económica de la sobreexplotación laboral, conviven con la naturalización del uso de mujeres y la negación del mundo delictivo que se mueve bajo sus pies.
“La naturalización social de este delito, usualmente percibido como `ejercicio de la prostitución´, en el caso de la trata con fines de explotación sexual, o como `trabajo precarizado´, en el caso de la trata con fines de explotación laboral, permitió que el negocio de la trata se incrementara”, señalaron los organizadores de este Congreso que se llevó a cabo en mayo. “La trata –agregaron– llega en la actualidad a los primeros lugares de delitos cometidos por las redes de crimen organizado, junto al tráfico de armas y de drogas”.
El Congreso Latinoamericano sobre Trata de Personas fue organizado por la Comisión Interinstitucional de Intervención contra la trata de personas (formada por áreas del Gobierno y la Legislatura provincial y la Asociación Civil Fundación Irene) y la Universidad Nacional del Comahue (UNCo). “Neuquén no escapa a esta problemática de la trata de personas”, señalaron.
Precisaron que “uno de los factores que vincula al petróleo y la trata de personas se relaciona con el tiempo en el que se encuentran los hombres sumergidos en el ámbito de trabajo, que suele ser alejado de las familias, de las ciudades y, en consecuencia, de las mujeres; esto tiende a justificar el consumo de mujeres de los prostíbulos aledaños a los distintos establecimientos petrolíferos establecidos en la Patagonia Argentina, dándole continuidad a dicha red”.
“Otro de los factores que vincula la trata de personas para explotación laboral -explican- se da en nuestra región bajo la forma de `trabajo temporario´ durante la cosecha de la fruta o en las ladrilleras (fábricas de ladrillos para la construcción), entre otros”. Las exposiciones de especialistas de Argentina, México, Colombia, Paraguay y Chile confirmaron durante el Congreso que este contexto de gran movimiento de dinero, vulnerabilidad social, naturalización y silenciamiento, se repite en otros escenarios del país y del resto de América Latina.
Fronteras
Varios de los disertantes son miembros del Observatorio Latinoamericano sobre Trata y Tráfico de Personas (ObservaLAtrata), un espacio que reúne a académicos y representantes de la sociedad civil que trabaja temas como trata de personas y el tráfico irregular de migrantes en América Latina y el Caribe.
La Fiscal paraguaya Teresa Martínez, agente fiscal de la Unidad Especializada en Trata de Personas y Explotación Sexual Infantil, señaló que el principal tema en su país es la captación de víctimas. Afirmó que el 99% de las víctimas de tratas son para fines de explotación sexual y sólo el 1% para la explotación laboral. Advirtió que algunos daños que se generan en las víctimas son irreversibles.
La docente e investigadora colombiana Jakeline Vargas Parra, coordinadora de la Maestría en Políticas Públicas de la Universidad Autónoma de Bucaramanga (capital del departamento Santander), describió las falencias que hay en su país cuando se rescata una víctima sobre todo en la restitución de derecho y en la asistencia posterior. Afirmó que los funcionarios que reciben a las víctimas no están preparados para recibir específicamente a víctimas de trata porque es un delito más complejo. Actualmente es presidenta del ObservaLAtrata.
La docente e investigadora mexicana de la Universidad de Guadalajara María Antonia Chávez Gutiérrez recordó que el índice de femicidios en su país es muy alto. Cuestionó que buena parte de las acciones institucionales tienen que estar orientadas a la sanción de los tratantes porque existe el riesgo probado de que los tratantes vuelven a rehacer sus redes luego de que estas son desarticuladas. Afirmó que en México se han detectado lugares de atención a las víctimas en las que había personas infiltradas que se encargaban de propagar ese delito de trata de personas y hacer que vuelvan a la red de tráfico. Chávez coordina el capítulo mexicano de ObservaLAtrata.
El experto en Programación Iván Benzaquén, presidente de la Fundación Irene de lucha contra la trata de personas, describió con detalles cómo funciona el sistema de internet paralelo, ruta virtual por la que transitan la esclavitud y el sometimiento y el tráfico de personas, armas y drogas.
También participaron Alika Kinan (activista, sobreviviente del delito de trata); Ana Chávez (miembro del Observatorio); Iliana Galilea Cepeda (Observatorio de Violencia Social y de Género del Instituto de Derechos Humanos de la Universidad Iberoamericana de Puebla, México); Denisse Araya Castelli (representante del Capítulo Chileno en Comité Latinoamericano contra la Trata de Personas); Viviana Caminos, presidenta RATT (Red Alto al Tráfico y la Trata) de Argentina y el constitucionalista Armando Márquez, doctorando en Derecho Constitucional y hasta el año pasado Presidente de uno de los tribunales en lo Criminal Federal de la Patagonia.
De las exposiciones se destaca que la trata no tiene fronteras aunque sí particularidades en cada uno de los países, donde algunos territorios son de captación y otros de tránsito y uso aunque progresivamente estos ámbitos se vuelven difusos. Se convino además que, en el caso de Argentina, país anfitrión de este Congreso, mejoran la legislación y los operativos de allanamientos y búsqueda de personas. Pero el Estado está muy por debajo de su rol de asistir debidamente a las víctimas en un contexto de naturalización del delito entre la población, empresas, operarios y funcionarios de distinto rango y responsabilidades.
La abogada y activista Patricia Maistegui, actual subsecretaria de Mujeres de la provincia de Neuquén, afirmó que “el Estado tiene una cuota de responsabilidad y debe implementar políticas públicas afines, el tema de trata y prostitución es de toda la sociedad”. Alertó que “si seguimos reproduciendo varones consumidores y seguimos considerando que hay mujeres que pueden ser víctimas u objetos del abuso sexual, de la explotación sexual, las cosas no van a cambiar”.
A.F
1920: la polaca que expuso una red de trata en Buenos Aires
A comienzos del siglo XX en Argentina hubo un caso de alta repercusión internacional cuando se desbarató una red de explotación sexual gestionada por Zwi Migdal (organización integrada por polacos que usaba como fachada la Sociedad Varsovia de beneficencia), gracias al testimonio de una mujer conocida como Raquel Liberman.
Liberman nació en Berdichev y emigró a la Argentina en 1922 junto a dos hijos para reunirse con su esposo que la esperaba en la localidad de Tapalqué, provincia de Buenos Aires. Dos años después, él falleció de tuberculosis y, por lo que se pudo reconstruir, sus cuñados entregaron a Raquel a Zwi Migdal.
En esa época, según relató el periodista Albert Londres en su libro El camino de Buenos Aires, los traficantes de mujeres “recolectaban su ‘cargamento humano’ en los pobreríos de la Europa de entreguerras…en Bulgaria, Polonia, Rumania. Las buscaban jovencitas. Las compraban a sus padres, o las pedían en matrimonio, para subirlas a los barcos”.
La asociación criminal desde el inicio contó con la complicidad, tolerancia y hasta con la participación de agentes del Estado, ya sea la policía y otras fuerzas de seguridad, las autoridades migratorias, jueces, políticos o personajes prominentes de la actividad económica y social.
Luego de la denuncia hubo cientos de detenidos y 108 proxenetas fueron procesados por la Justicia. La red llegó a tener más de 400 “socios”, dos mil prostíbulos y a explotar tres mil mujeres. Poco tiempo después del juicio, la Cámara de Apelaciones revocó la medida para 105 de ellos por falta de pruebas y testimonios insuficientes.
Los intentos por combatir la trata de mujeres en la Argentina de principios de siglo fueron muchos, pero nada exitosos. En 1913 el diputado socialista Alfredo Palacios presentó la primera ley en el mundo contra la “Trata de Blancas, la prostitución de niñas y adolescentes y el proxenetismo”. Pero a pesar de su sanción la aplicación se mantuvo congelada hasta 1960, cuando Argentina ratificó el “Convenio para la Represión de la Trata de Personas y la Explotación de la Prostitución Ajena” de la ONU de 1949.