Tras conocerse la histórica participación popular en la elección constituyente, que supone un contundente apoyo al presidente Nicolás Maduro, Estados Unidos escaló todavía más la agresión contra Venezuela. El canciller de Trump, Rex Tillerson, dio desde Washington un ultimátum al gobierno venezolano: o Maduro renuncia “o podemos devolver los procesos del Gobierno a su Constitución”, amenazó.
La respuesta desde Caracas fue contundente. Durante la juramentación de los miembros electos de la Asamblea Nacional Constituyente, Maduro afirmó que “tan importante como recuperar la economía es derrotar la agresión imperialista” y alertó que “se está montando una agresión económica, política y militar encabezada por el gobierno de Donlad Trump con un grupo de gobiernos de derecha”. Señaló que el presidente peruano, Pedro Pablo Kuczynski, fue el elegido por la Casa Blanca para articular esta agresión: “Está incitando una intervención militar y un bloqueo económico contra Venezuela”, denunció. “Kuczynski, cuide lo que hace, porque mil fuerzas superiores a lo que está haciendo se levantarán contra usted”, le respondió Maduro.
Al día siguiente el canciller argentino viajó temprano a Montevideo, para terminar de quebrar la posición uruguaya y garantizar la suspensión definitiva de Venezuela del Mercosur. Esa decisión se iba a tomar el 5 de agosto en Brasil.
El paso siguiente de la agenda es una nueva reunión de la OEA, donde se volverá a intentar redoblar la presión sobre algunos países del Caribe para alcanzar los dos tercios de los votos necesarios que permitan activar la Carta Democrática y dar un paso clave hacia la intervención extranjera del país.