Circuba, una pasión que llega a todos los rincones
02 octubre, 2017
category: EDICIONES IMPRESAS
50 años de impulso al circo cubano
Presente e historia de un festival internacional ajeno al lucro que se realiza por amor al arte. Hubo cien funciones en todo el país.
Fabián y Flabio González Dugues, gemelos de 11 años, desde muy pequeños soñaron con pertenecer al mundo del circo, inquietud quizá incentivada por sus visitas a la Carpa Trompoloco, en La Habana, y a las ediciones del Festival Internacional Circuba.
Aún sin edad para ingresar a la Escuela Nacional de Circo, intervinieron en varios proyectos y participaron en el primer intercambio cultural circense entre Cuba Circo Ángeles del futuro y Etnoartes Asociación civil, celebrado en Lima en 2015, certamen en el cual se alzaron con el premio Revelación.
Otra gran satisfacción para estos jóvenes talentos que incursionan en las paralelas, acrobacia y mástil, fue la oportunidad de compartir sus habilidades con el público de nueve provincias cubanas durante la última gira de Circuba, del 4 de julio al 10 de septiembre. Este año el evento estuvo dedicado a las familias circenses y a las nuevas generaciones.
El espectáculo Circo es… resultó aplaudido por miles de personas de lugares intrincados de la geografía antillana, a cargo de representantes de Cuba, Rusia, Argentina, México y Uruguay, quienes fusionaron la magia de sus números con el estilo vocal bel canto, de la mano de integrantes del Teatro Lírico Nacional; la compañía Rodrigo Prats, de Holguín; y la Ernesto Lecuona, de Pinar del Río.
Una historia, un propósito
Corría el año 1981 cuando se concibió el primer Festival Internacional Circuba, pensado con un carácter bienal, pero que la situación económica del país obligó a postergar durante varios años a causa del Período Especial, que sin embargo no melló la idea de superación de los artistas y sus avances técnicos.
José Manuel Cordero Hernández, coordinador general de la cita, explicó que hasta la década de 1980 solo existían dos festivales mundiales de circo –Mónaco y Francia– independientemente de que se trataba de un arte legendario, con más de dos siglos. Cuba ostenta varios lauros en esas competencias y mantiene una buena representatividad.
En su etapa inicial, Circuba contó con cinco ediciones (1981, 1983, 1985, 1987 y 1989) y llegó a disponer de la Ciudad Deportiva como escenario que acogió al espectáculo más grande a nivel mundial hasta entonces en cuanto a asistencia de público, al reunir a 15 mil personas.
Tras un tiempo, en 2007 renació la iniciativa en un abarrotado teatro Karl Marx, en el que los amantes del circo revivieron sus sueños. Si bien no participaron artistas de otras naciones, sí lo hicieron empresarios, directores de compañías internacionales y fotógrafos, que palparon la fuerza del encuentro. “Surgieron algunos festivales en el mundo durante ese período; no obstante, América continuaba carente de su gran evento, de la puerta circense del continente hacia otros empeños. De ahí la importancia del regreso de Circuba”, precisó Cordero Hernández.
Al año siguiente, en 2008, otra vez el teatro de los grandes acontecimientos le abrió sus puertas a Circuba y se sumó la Carpa Trompoloco, hoy sede principal de sus funciones. Ese año viajaron a la capital cubana artistas de México.
Para 2010 el festival reunió concursantes de Venezuela, México, Rusia, El Salvador y, por primera vez, de Estados Unidos, representado por el dúo de trapecio fijo Rose, que ganó la medalla de bronce. En la siguiente edición arribaron a Cuba artistas de 19 naciones, dando un salto cualitativo al Festival.
Circo sin descanso
Ya en 2009 se había recuperado la gira nacional, que recorre los sitios más recónditos del país con el nombre de Circuba viaja por Cuba y obsequia galas internacionales para el disfrute de la familia.
“Antes se dividía en dos carpas: una que se movía de la región oriental hacia el centro y otra de occidente al centro, y ambas se unían en un gran espectáculo. Para el primer intento de retomar las presentaciones involucramos a Ciego de Ávila, Santiago de Cuba, Las Tunas, Villa Clara y Pinar del Río; y el público recibió con agasajo a los participantes”, remarcó Cordero Hernández.
Más que un intento de promoción, el periplo pretende llevar el arte a todos por igual, sorteando los obstáculos con el apoyo de las provincias y sus patrocinadores. Este año los organizadores se propusieron “escapar” de los códigos tradicionales, y en su afán de hurgar en los estados de ánimo de los espectadores, ofrecieron puestas cargadas de amor, drama y alegría, con presencia de muchas figuras jóvenes. El elenco circense pasó por las capitales provinciales y las comunidades seleccionadas para brindar un centenar de funciones a lo largo y ancho del archipiélago.
Uno de los instantes más emotivos para los artistas fue el intercambio con miembros del proyecto comunitario pinareño Con amor y esperanza, dedicado a la creación artística de personas con síndrome de Down, en el que encontraron una calurosa y sincera acogida. A esos niños y jóvenes, Circuba les regaló un espectáculo especial, en el que estuvieron presentes lágrimas, risas y el aplauso de quienes no creen en limitaciones para hacer volar su imaginación.
Holguín acaparó las miradas en la gira. En la ciudad de los parques se registró la mayor cantidad de público en tres décadas, privilegio que se atribuyó la sala techada Néstor Fernando de Dios Buñel, conocida como el Ateneo Deportivo.
Por nuevos caminos
Aún sin lanzar la convocatoria al certamen del año venidero, Circuba ya cuenta con una veintena de solicitudes de participación de artistas de varios países dispuestos a financiar sus boletos aéreos y a quedarse en la Isla para compartir sus experiencias en las provincias durante dos meses, sin remuneración alguna, como ha venido sucediendo en ediciones anteriores.
En 2018 se cumplirá medio siglo de la institucionalización del circo cubano. Por eso en cada presentación de Circuba dedicarán un momento a recordar la vida y obra de Fidel Castro, artífice del desarrollo de esa manifestación en el país.
“Por eso la gira de este calendario se llamó Circo es…; la del próximo, El circo siempre, mientras que la de 2019 se llamará Circuba eternamente; como un modo de decirle al líder histórico de la Revolución: estamos, llegamos, continuamos y nos encontramos”, aseveró José Manuel Cordero Hernández. El circo cubano debe reinventarse y demostrar que el país tiene una gran potencia cultural, porque su técnica es respetada a nivel internacional, añadió el guionista del espectáculo de este año, que tuvo 16 escenas.
“Existen niños fabulosos que están aprendiendo circo, por lo cual buscamos incentivar su tiempo libre, para que sepan que en la vida pueden lograr mucho más y que el arte circense es un instrumento para hacerlo”, concluyó el coordinador general del festival.