Estados Unidos cómplice de la matanza de 500 mil comunistas
Nuevos 39 documentos desclasificados confirmaron otra página negra en la ya extensa historia de los crímenes cometidos o avalados por Estados Unidos en el mundo. El ejército indonesio masacró a por lo menos medio millón de comunistas y sindicalistas (otras investigaciones elevan la cifra a uno, dos y hasta tres millones) en la década de 1960 con activa colaboración de Washington a través de su embajada en Yakarta.
Los últimos archivos que salieron a la luz este martes, pese a los intentos de la CIA por evitar su difusión, muestran que Estados Unidos supo desde el comienzo sobre las matanzas de comunistas y protegió al ejército indonesio para que pudiera llevar a cabo el genocidio. Años atrás ya se había comprobado que el Departamento de Estado había entregado una lista al ejército de los altos dirigentes comunistas, equipamiento y dinero para ejecutar la masacre.
Estos documentos demuestran también que Washington sabía que el fallido intento de golpe militar del 30 de septiembre de 1965, que sirvió de argumento para iniciar las matanzas, no había sido ordenado por el Partido Comunista ni por China, como aseguraba el ejército indonesio. Poco tiempo después, un golpe de estado puso al dictador Suharto en el poder por más de tres décadas, principal responsable del genocidio.
Las revelaciones expusieron además el papel central que tuvieron tres de las principales organizaciones musulmanas del país en la actualidad: Muhammadiyah, Nahdlatul Ulama y su rama juvenil Ansor.
Un cable del 21 de diciembre de 1965, publicado por la agencia AP, registra la narración de los hechos por parte de la primera secretaria de la embajada estadounidense, quien definía la situación como “un giro fantástico que tuvo lugar en diez escasas semanas”, a la vez que reconocía el asesinato de unas 100 mil personas. Cinco meses después, otro cable cifraba los muertos entre 100 mil y 1 millón.
“Varias provincias parecen estar resolviendo exitosamente este problema mediante la ejecución de los reos o matándolos en lugar de capturarlos, una tarea en la que organizaciones juveniles musulmanas ofrecen ayuda”, se lee en otro informe de la embajada de 1965.
Cuando se inició la matanza de comunistas, Indonesia tenía el tercer partido comunista más grande del mundo, luego de los de China y la Unión Soviética, con unos 3 millones de afiliados. El país era gobernado por el líder nacionalista Sukarno desde la independencia nacional en 1945, hasta que fue destituido por el general Suharto, apoyado por Estados Unidos ante el temor de una posible revolución socialista en el país.
Desde entonces, Indonesia se alineó a Estados Unidos, cuyos capitales desembarcaron en el país luego de uno de los mayores crímenes de lesa humanidad del siglo XX.
En el país todavía se conmemora el día que supuestamente se evitó la llegada del Partido Comunista (PKI) al poder en 1965, fecha en la que comenzó además la brutal matanza de comunistas y sindicalistas.