Arabia Saudí encabeza una nueva ofensiva contra Irán
27 noviembre, 2017
category: EDICIONES IMPRESAS
Arabia Saudí se puso al frente de una ofensiva política regional contra Irán que puso a Medio Oriente al borde de una nueva guerra. Las acciones se produjeron en medio de una feroz disputa interna saudí que acabó con varios socios de la familia real detenidos y acusados de corrupción.
En su ofensiva el gobierno de Riad logró que la Liga Árabe denunciara a Irán ante la ONU y protegió en su territorio al primer ministro del Líbano, Saad Hariri, quien tras presentar su renuncia (luego dejada en suspenso) acusó a Irán y a las milicias de Hezbolá de desestabilizar la región.
Arabia Saudí advirtió a sus socios de la Liga Árabe que su gobierno “no se quedará con los brazos cruzados” ante un misil balístico lanzado a mediados de noviembre contra la capital del país por rebeldes yemeníes asistidos, dice Riad, por Irán. El gobierno saudí realiza en Yemen una intervención militar con gravísimos crímenes que son silenciados por la gran prensa internacional.
Arabia Saudí exige a Irán que deje de apoyar a los rebeldes hutíes de Yemen pero también que detenga su asistencia al grupo libanés Hezbolá y que cese de incitar disturbios en Baréin.
El 19 de noviembre la Liga Árabe pidió al Consejo de Seguridad de la ONU que convoque una reunión para discutir las “violaciones” y “la amenaza contra la seguridad nacional árabe” de Irán en Medio Oriente. Estados Unidos apoyó a Arabia Saudí y aseguró que ambos países trabajan en conjunto para “neutralizar la influencia desestabilizadora de Irán en la región de Medio Oriente”. El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, pidió también “tomar medidas contra la agresión de Irán”.
El 22 del mismo mes el primer ministro libanés, Hariri, regresó a Beirut y suspendió su renuncia. A comienzos de mes había dimitido desde Riad con críticas a la organización chií Hezbolá, que forma parte de la coalición de gobierno, por su rol en Siria en apoyo al presidente Bashar al Assad. Hariri representa dentro de esa amplia alianza de gobierno a un movimiento radicalmente contrario al presidente al Assad.
La ofensiva saudí se produjo en medio de una crisis política interna que afianzó el poder del rey Salman y su príncipe heredero y que incluyó un gran operativo anticorrupción para detener a 11 príncipes, cuatro ministros y decenas de ex funcionarios de gobierno.