Hasta siempre, Daniel Viglietti
27 noviembre, 2017
category: EDICIONES IMPRESAS
Adiós a un referente de la música popular latinoamericana
El cantautor uruguayo dejó una obra viva de enorme vigencia, retomada por numerosos músicos de la región. Mantuvo un compromiso revolucionario inquebrantable durante toda su vida.
El 30 de octubre, Uruguay y el mundo despertaron con la noticia de que Daniel Alberto Viglietti Indart había dejado este mundo. Considerado uno de los mayores exponentes del canto popular uruguayo y de gran reconocimiento en América Latina, Viglietti nació en Montevideo, el 24 de julio de 1939. Desde 1994 realizó un importante aporte a la difusión de música e intérpretes de América Latina a través de sus programas de radio y televisión, Tímpano y Párpado respectivamente.
El autor de A desalambrar nació en el seno de una familia de músicos –su madre era la pianista Lyda Indart, y su padre el guitarrista César Viglietti. Desde niño entró en contacto con la música clásica y popular: estudió guitarra con los maestros Atilio Rapat y Abel Carlevaro, con quienes adquirió una sólida formación como concertista para luego dedicarse, en los años 1960, principalmente a la música popular.
Fue durante esa década cuando desarrolló una intensa actividad como autor-compositor, cantor, docente y locutor en radio, época que coincidió con la creciente movilización popular en Uruguay y América Latina. Participó en el semanario Marcha, y creó y dirigió el Núcleo de Educación Musical (Nemus). Su primera obra discográfica fue “Impresiones para canto y guitarra y canciones folclóricas”, en 1963, a la que le siguieron cinco producciones más hasta 1973.
Desde siempre, sus letras ilustraron las luchas populares en Uruguay y el conjunto de Latinoamérica. Viglietti fue detenido y puesto en prisión en 1972 por su canción “Solo digo compañeros”, el año anterior al golpe militar. La campaña por su liberación fue muy fuerte y contó con el apoyo desde el exterior de personalidades como Jean Paul Sartre, François Mitterrand, Julio Cortázar y Oscar Niemeyer.
Un año después comenzó su exilio en Argentina, que después continuaría en Francia, país donde vivió durante 11 años. Durante el exilio retrajo su capacidad de composición y todas las canciones de entonces solamente se publicaron a su regreso, en un disco grabado en vivo, que fue titulado Trabajo de hormiga. No obstante, continuó su trabajo periodístico y radiofónico, y sobre todo recorrió el mundo en giras musicales solidarias, llevando su canto y denunciando la dictadura en Uruguay y varios países de Latinoamérica.
El exilio terminó con su regreso a Montevideo el 1 de septiembre de 1984, donde fue recibido por miles de personas en un recital que recordó como “el más emocionante en 40 años de carrera”. Desde entonces, editó y reeditó numerosos trabajos, entre los que se destaca en particular el titulado A dos voces, con Mario Benedetti en 1985. La obra es un reflejo discográfico de numerosos recitales realizados junto al gran poeta uruguayo durante el exilio, que ambos compartieron.
Por muchos años fue imposible encontrar los discos de Viglietti anteriores a la dictadura, debido a la compra del sello Orfeo por multinacionales de la música con otros intereses y a los contratos leoninos que lo ligaban al sello. Recién en 1999, después de un largo juicio, Viglietti logró recuperar sus derechos. Remasterizados por él mismo, sus discos de los años 1960 y 1970 fueron entonces reeditados en CD por el sello Ayuí / Tacuabé.
Nuestras raíces
Paralelamente a su actividad como músico, el cantautor uruguayo realizó una tarea de investigación, preservación y difusión de la música latinoamericana. Durante años construyó un extenso archivo musical al que denominó Memoria Sonora de América Latina, que incluye, además, entrevistas a músicos y escritores realizadas en un lapso de 40 años de trabajo. Desde 1994 realizó el programa radial Tímpano por Radio El Espectador de Montevideo, que fue retransmitido en Argentina, Venezuela y Francia, donde incluía grabaciones de su archivo y entrevistas nuevas. Desde 2004 llevó adelante el programa televisivo Párpado por TV Ciudad.
El 7 de octubre de 2015 recibió, de manos de Silvio Rodríguez, el premio “Noel Nicola”, otorgado por el Proyecto para la Canción Iberoamericana Canto de Todos, el festival de canción de autor Barnasants de Cataluña y el Instituto Cubano de la Música en su primera ocasión, en la “Casa de las Américas” de La Habana, Cuba, mismo lugar donde en 1967 se celebró el Encuentro Internacional de la Canción Protesta, en el que Viglietti participó junto a muchos músicos del mundo.
El lunes 30 de octubre de 2017 murió mientras era sometido a una intervención quirúrgica, a los 78 años.
Legado musical
Su obra se caracterizó por una particular mezcla entre elementos de música clásica y del folclore uruguayo y latinoamericano. Desde Hombres de nuestra tierra, su segundo disco a dos voces con Juan Capagorry, inició un trabajo compartido con escritores, musicalizando luego poemas de Líber Falco, César Vallejo, Circe Maia, los españoles Rafael Alberti y Federico García Lorca, el cubano Nicolás Guillén, entre otros.
Entre sus composiciones más conocidas están A desalambrar, Canción para mi América, Milonga de andar lejos y Gurisito. Su obra tiene proyección mundial, siendo interpretada por cantantes de varias nacionalidades, como Víctor Jara, Amparo Ochoa, Isabel Parra, Joan Manuel Serrat, Alí Primera, Mercedes Sosa, Chavela Vargas y Soledad Bravo, entre muchos otros.
Trovadores latinoamericanos rindieron su homenaje
Los cantautores cubanos Vicente Feliú y Gerardo Alfonso, así como Jaz Arenas, de Colombia; Pedro Munhoz, de Brasil, y Ricargo Flecha, de Paraguay, rindieron en La Habana un homenaje a Daniel Viglietti.
El encuentro se realizó en la sede de la Tertulia Trovando, llamada así por los organizadores del evento, que está ubicada en los estudios de la Empresa de Grabaciones y Ediciones Musicales (Egrem), la mayor de Cuba en el rubro.