Aopo´i, el tejido ancestral del algodón pide una oportunidad en Paraguay
26 noviembre, 2023
category: DOCUMENTOS, PARAGUAY
Por Jorge Zárate. Fotos de Carlos Juri y gentilezas
Frescas y elegantes, las prendas del tejido tradicional del mandiyú tienen en Yatayty, un lugar de referencia. Sus artesanas cuentan aquí del éxito de su reconocida feria, que concluyó su edición 26 y de los planes a futuro para incrementar la producción y no perder las antiguas técnicas para elaborar tejidos de forma artesanal. Piden para ello políticas públicas que las ayuden con créditos, abriendo mercados y permitiéndoles incorporar tecnología.
Las prendas de Aopo´í tienen un diferencial que se aprecia, sobre todo cuando el verano apremia en sus calores. Para Larissa Bruno Bogado ese cariño especial que desarrollamos por la prenda “creo que se debe al esmero que le pone la artesana en la producción de cada prenda, esa búsqueda de hacer una prenda única que trae consigo arraigado lo que somos”, define.
“Poder vestir con orgullo algo hecho a mano y destacar el trabajo que se realiza desde un pequeño rincón del Paraguay, llamado Yataity del Guairá. Además de que las prendas en Aopo’i permiten una comodidad sin igual al ser una prenda 100% algodón que da mayor comodidad a la hora de combatir las altas temperaturas que tenemos en nuestro país”, agrega la artesana, una de las especialistas en esta técnica ancestral.
Algo de esto se vió en la pasada y exitosa 26ª edición de la Expo Aopo´i en Yatayty que, al decir de Carina Cabral, gerente de la comisión organizadora “nos deja esperanzas de que no todo está perdido y que volverá a resurgir el Ao po’i y dar espacios a más artesanas independientes para activar aún más la economía de la ciudad”.
La mujer recuerda que más de la mitad de los 6 mil habitantes que tiene la localidad se dedica a alguna tarea relacionada al ancestral trabajo de hilar y confeccionar telas y prendas. “Ese cariño inmenso que se tiene es porque el origen del ao po’i surge en la ciudad lo cual fue trasmitido de generación en generación hasta convertirse en cultura”, destaca.
Yatayty del Guaira, a 165 kilómetros de Asunción y 18 de Villarrica, alberga todos los años en la plaza General Francisco Roa esta muestra única en el país. De la Expo participaron más de 100 artesanas que pusieron en exhibición camisas, blusas, cubrepanes, manteles, servilletas, camineros, hamacas y bolsos. También bomboneras, chombas, chalinas, corbatas, todo a precios más que acordes a las posibilidades de los bolsillos de nuestra población.
Cabral insiste en pedir “la reglamentación por medio de un proyecto para que las instituciones públicas utilicen las prendas de Ao Po’i por lo menos una vez a la semana” y en recordar que “se necesita un crédito exclusivo para desarrollar el rubro”, cuestiones que pudieron plantear a la primera dama Leticia Ocampos de Peña, y al presidente del Partido Colorado, Horacio Cartes, durante la visita que ambos hicieron a la Expo.
La artesana Petronila Cardozo asegura que “las artesanas de Yataity estamos en condiciones de proveer la vestimenta a los funcionarios públicos. Además, el Ao Po’i es una excelente opción para el uso diario”, apunta.
Bruno Bogado celebró “el compromiso que están tomando nuestras autoridades para el resurgir de un gigante como la Expo, esperando que nos sigan ayudando para una mayor promoción y visibilidad de las compañeras que se encargan de realizar la tan noble labor en Ao po’i, promocionando más a las que trabajan de forma independiente y encuentran en esta artesanía el sustento de sus familias”, comentó.
El tejetón
Durante el evento se realizó el “Tejetón”, que Cabral define como “una demostración de la creación del auténtico Aopo’i, de la siembra del algodón y de las variadas combinaciones que se pueden hacer con el uso del telar, en un proceso minucioso, hilo por hilo”, comentó.
La artesana Cardozo recuerda que para el uso del telar “se requiere un buen montaje, una buena colocación de los hilos de algodón, preparación de la lanzadera y la utilización del pedal.
Larissa Bruno Bogado cuenta a su turno que “en específico, las personas que se dedican a la producción del Ao po’i Auténtico, son muy pocas, teniendo únicamente 20 maestras artesanas que tienen los conocimientos necesarios para realizar el auténtico. Ya sea en la realización del hilado de algodón y las que hacen el tejido en el telar”.
La mayoría de estas artesanas siembran el algodón en el patio de los hogares y en general solo varían en los colores y en la técnica del despechado del algodón para la realización posterior del hilo
“Si bien no todas tienen sus cultivos, la mayoría de nosotras, las que nos dedicamos a hacer la tela, lo tenemos. Luego de la cosecha de nuestro algodón pasamos a hilar el mismo para obtener lo necesario para luego pasar a preparar nuestro telar y así obtener el tan apreciado auténtico Ao Po’i”, comentó Larissa.
– ¿Se usa algún tipo de algodón especial?
-El algodón que utilizamos lo producimos nosotras mismas. Tenemos las variedades: algodón en color natural, el algodón rubí, el algodón pytã (rojo) y desde el año pasado el algodón de color verde, tipo de algodón que únicamente se cultiva y produce en Yataity.
Vida de artesana
Bruno Bruno Bogado (foto superior) tiene 25 años y desde los 5 comenzó su relación con el tejido. “Si bien no era un trabajo para mí, porque lo hacía como una forma de distracción siguiendo los trabajos de mi abuela y mamá. Lo que me permitía a la vez ganar un poco de dinero y comprar ya para mis cosas. Y luego ya desde los 13 aproximadamente lo hacía en mayor medida hasta hoy día”, cuenta.
“A título personal, la artesanía me permitió ayudar con los gastos de mi educación. Hoy día soy mejor egresada de la Carrera de Derecho de la Universidad Católica. Me permitió mantener el foco, poder trabajar desde casa, pudiendo llevar con tranquilidad todas mis tareas sin dejar de producir”, cuenta de su experiencia personal.
“Hoy día a 2 años de haber salido egresada y con la poca oferta laboral, la artesanía es la que sigue siendo el sustento familiar. El Aopo’i un oficio que me permitió tener una profesión, pero que hoy día con la situación laboral del país, es mi oficio el que me permite vivir de forma digna junto a mi familia. Además de ello, pude ser reconocida dentro de concursos de artesanía, con diseños propios y exclusivos, teniendo el privilegio de que mis trabajos llegaran a nivel internacional”, sigue relatando
Dice que “también el interés que van teniendo las personas en adquirir prendas o artículos artesanales ayudan a reactivar la economía en Yataity, dándonos más energía en ir renovando también los productos que ofrecemos adecuándonos a las tendencias actuales”, expuso.
– Además de ayuda en comercialización, marketing, etc., ¿cómo están en torno a créditos, la posibilidad de incorporar alguna tecnología, que se considera necesario y conveniente para dar un salto cualitativo?
-La posibilidad de acceder a créditos muchas veces es un poco difícil para las artesanas, ya que en la mayor parte no se cuentan con las documentaciones requeridas.
En cuento a tecnologías estaría interesante tener una capacitación específica para artesanas y confeccionistas que trabajan en Ao Po’i para adecuar nuestra producción a los nuevos programas utilizados en la producción textil. Empezar a incorporar a nuestra artesanía a programas que nos ayuden a romper nuestra producción limitada, pedimos que no se queden solo en la capital del país.
Para dar ese salto pedimos un mayor acompañamiento de las instituciones en la cuestión de créditos, dar más información con respecto al tema a las artesanas, ver la forma de facilitar el acceso al mismo, trabajar en conjunto para adecuar a nuestras necesidades y posibilidades, y con ello ayudar a incorporar maquinaria más especializada que nos ayude a incrementar nuestra calidad en los productos ofrecidos.
Tradición y pedido
Custodia de esta tradición es Doña Isabelita Agüero, que comenzó a los 21 y hoy con 92 años, sigue adelante con la tarea. También Melchora Segovia que no le va en zaga: “Desde los 5 a 6 años comencé a hacer la vainillita, mi mamá fue la que comenzó a hacer el mantel con encaje Jhu, así que yo le ayudaba en mis ratos libres, porque tenía que jugar también (risas)”
Celebrando las ventas de la pasada, Expo, pide además que se incentive el uso de las prendas. “Esto depende de los gobernantes porque si se establece alguna prioridad de uso para los que trabajan en el estado se va a vender, porque necesitamos de la venta, de eso subsistimos, mandamos a los hijos al colegio y de eso dependemos la mayoría, más del 50% de las familias de Yatayty”, recuerda Ña Melchora.
Para Fatima Núñez “después de mucho tiempo volvió a resurgir la Expo feria en gran parte fue gracias a la organización y a la publicidad que nos dieron. Es nuestra principal fuente de ingreso, así que necesitamos más publicidad, apoyo de las autoridades para que se use en al menos en los uniformes de gala”, reclamó.
Recordó que el oficio tiene secretos y prácticas propias, pero que podría incorporarse alguna tecnología a la hora de los diseños. Fátima dice que como “es un trabajo que podés llevar en cualquier lado para hacer, por ejemplo, esperando turno en hospitales, yendo a una plaza, mientras ves un partido, etc, es muy práctico, sólo necesitas un bastidor, hilo tela y aguja”, cuenta. “Para las que son amas de casa es un trabajo que se puede realizar en cualquier momento y cualquier lugar, los que no somos profesionales es nuestra única fuente de ingresos y a través de ella ayudamos a nuestros hijos a realizarse y poder salir adelante”, comentó.
La artesana Petronila Cardozo recuerda que “se podría implementar diversas políticas como el apoyo financiero, establecer un tipo de fondo o subsidios para artesanos que permita el acceso a financiamiento para la adquisición de materiales y capacitaciones y por sobre todo el acompañamiento de las autoridades para abrir mercado a nuestros productos”.
“Hay un cariño especial porque el paraguayo se siente identificado con el Aopo’i como decimos “ñande mba’e teete”, creemos que de ahí nace el cariño y para mantener la fidelidad de nuestros clientes innovamos en nuestras prendas por lo que esperamos que nuestro trabajo sea reconocido y admirado a nivel nacional e internacional”, expuso.
Una escuela para cuidar el legado
“Inclusive jóvenes se dedican al bordado para costear los estudios universitarios”, recuerda Carina Cabral, comentando que la técnica se transmite de generación en generación y que en 2021 se creó la Escuela de Salvaguarda del Auténtico Ao Po’i para rescatar la tradición de ese buen hacer.
Allí se hacen demostraciones vivenciales el proceso de producción del tejido hecho a mano, desde el cultivo y limpieza del algodón, cultivado en las casas y fincas de las artesanas, el proceso del hilado, el proceso del urdido, la experimentación con los tintes naturales con elementos locales, hasta el montaje de los hilos en el telar rústico, para la elaboración de diversas prendas como chales, camisas, camineros, entre otros productos.
Larissa cuenta que “Mayormente en un 80% la técnica es adquirida de generación en generación, aprendiendo ya dentro de la familia a corta edad. “Me gustaría destacar la necesidad de incorporar la enseñanza de labor en Aopo’i dentro de las escuelas y colegios de la zona. Pudiendo dejar en todos los niños y jóvenes locales el conocimiento necesario para mantener viva nuestra Artesanía y hacer que cada vez empiecen a producir más temprano, dando una herramienta con la que puedan trabajar desde sus casas. Posibilitaríamos de esta forma despertar ese interés y cautivar a los jóvenes con nuestra dulce artesanía la cuál nos lleva a obtener grandes recompensas”, recordó.
Su colega Fátima Núñez recuerda a su vez que “en las escuelas de la ciudad desde el primer grado se tiene en la materia de Trabajo y Tecnología donde inician con las vainillitas y esto va hasta el tercer ciclo con la misma materia, pero gracias a la Escuela de Salvaguardas varias artesanas se capacitaron para seguir tejiendo y transmitiendo esta cultura”.
Un proceso artesanal
Así sintetizó la artesana Larissa Bruno Bogado el proceso de elaboración del Aopo’i auténtico:
1. Cosecha del algodón
2. Limpiamos nuestro algodón, le extraemos las semillas, pasamos al proceso de ñemosusū (en castellano sería el batido del algodón) proceso realizado con el yvyrapa (arco hecho con la rama de la gustaba e hilos gruesos con el que pasamos a hacer el batido del algodón) con el objetivo de dar más volumen al algodón y a hacer que sus fibras se vayan integrando más entre ellas, una vez obtenido un buen ñemosusū ya tenemos listo el algodón para realizar el hilado del mismo.
El hilo lo hacemos con el algodón que pasó por el ñemosusū y la ayuda de he’y (Tacuara fina, lijada con un contrapeso de madera, al que se le llama tortero) la torción de nuestro hilo está determinada por el he’y y el grosor del hilo lo vamos determinando con nuestras manos. Para hacer el auténtico Aopo’i, hacemos un hilo fino y para el chall es un hilo más grueso.
3. Ya juntando la cantidad necesaria de hilos, pasamos a urdir el mismo (con la ayuda de un urdidor de madera, que es un regtandulo, varía su ancho y la cantidad de metros de nuestra urdiembre lo determinamos con las vueltas que se le dan al mismo. Para hacer el auténtico Aopo’i utilizamos 18 portadas, cada portada está compuesta por 40 hilos.
4. Ya teniendo listo nuestra urdiembre, pasamos al preparado del telar. Primeramente, nuestros hilos pasan por el liso (conjunto de hilos que van compuestas en dos filas, lo cual nos van a permitir trabajar nuestro tejido. El liso tiene sus pedales correspondientes, que están hechos de madera o tacuara) una vez que pasamos todos nuestros hilos por el liso empezamos a introducir los hilos en el peine (el peine que usamos están hechas de tacuaritas, bien finas) cabe resaltar que introducimos en el peine 720 hilos, todos hechos a mano y en orden, respetando lo que nos va determinando nuestro liso.
Al terminar de meter nuestros hilos en el peine, lo dejamos dentro de la caja de madera, la cual nos permite estirar nuestro peine en forma uniforme y fijar nuestros hilos con el paso de la lanzadera (utensilio que tiene forma de canoa, hecho de madera, dónde se colocan las bobinas de tacuaritas por el que vamos poniendo nuestros hilos hechos a mano) con la que vamos haciendo la trama del auténtico Aopo’i.
Artículo publicado en La Nación, de Paraguay, y en el portal digital La Página de Aguará