Argentina: murió Etchecolatz, con nueve cadenas perpetuas
Miguel Osvaldo Etchecolatz, el represor argentino que durante la última dictadura cívico-militar ordenó la tortura y muerte en 21 centros clandestinos que funcionaron en la provincia de Buenos Aires, murió este sábado a los 93 años.
Fue condenado nueve veces a cadena perpetua por crímenes de lesa humanidad pero enfrentaba causas por otras 600 desapariciones. Nunca reveló el sitio en el que se encontraba siquiera una de sus víctimas.
Será recordado en la historia argentina y latinoamericana por ser uno de los principales genocidas de la historia y, en particular, del último régimen cívico-militar del país.
Pese a las nueve canedas perpetuas, no llegó a ser condenado por lo ocurrido con unas 500 víctimas por las que aún era juzgado en sendos juicios en la ciudad de La Plata y sin revelar el destino de muchas de sus víctimas.
Entre ellas, la nieta apropiada Clara Anahí Mariani, a quien retiró en sus brazos tras acribillar a balazos a su madre, ni el del albañil y militante Jorge Julio López, desaparecido en democracia y cuyo testimonio fue clave para que Etchecolatz recibiera, por primera vez en la historia judicial argentina, una condena por genocida.
Etchecolatz, quien falleció a las 5.30 de este sábado en una clínica de la localidad bonaerense de San Miguel, donde se encontraba internado con custodia policial, partió sin arrepentirse de sus crímenes ni pedir perdón a sus víctimas.
Por el contrario, siempre justificó su accionar ante los tribunales federales que lo juzgaban y cuya competencia rechazaba.
«¿Me condenan por haber matado? Fui ejecutor de una ley hecha por los hombres. Fui guardador de preceptos divinos”, decía el excomisario general Miguel Osvaldo Etchecolatz. “Por ambos fundamentos, volvería a hacerlo”.
El represor –nacido el 1 de mayo de 1929– estaba alojado en la Unidad 34 de Campo de Mayo desde casi el comienzo de la pandemia. En las últimas semanas, había sido internado en terapia intensiva.
Recienteente había recibido un fallo favorable en la Cámara de Casación para volver a su casa, que fue apelado y resistido por muchas organizaciones sociales, de derechos humanos y políticas, pero no llegó a materializarse.
NI OLVIDO NI PERDÓN, ETCHECOLATZ.
POR TUS VÍCTIMAS, POR TODAS TUS CADENAS PERPETUAS, POR EL RÉGIMEN QUE TE PARIÓ, POR LAS GENERACIONES SIGUIENTES QUE SABEN Y SABRÁN QUIÉN FUISTE, POR LOS QUE NIEGAN EL GENOCIDIO DEL QUE FUISTE EJECUTOR.
CELEBRO TU MUERTE PERO MÁS CELEBRO LA MEMORIA COLECTIVA QUE HOY RESPIRA PORQUE HAY UN GENOCIDA MENOS EN MI TIERRA.