Asumió Lasso; a diferencia de Lenín Moreno, no traicionará
Por Adrián Fernández
Guillermo Lasso asumió este lunes la Presidencia de Ecuador en un acto que fue realizado en la Asamblea Nacional y que selló el ciclo de cuatro años del exmandatario Lenín Moreno.
Lo mejor que podría pasarle al pueblo ecuatoriano es que el nuevo mandatario traicione los mandatos de la derecha como Moreno traicionó los del correísmo, pero eso no va a suceder.
Lasso está llamado a ejercer «oficialmente» el gobierno derechista que su antecesor escondió en sus tiempos de candidato: ajuste sobre los sectores populares, sin restricciones al capital financiero, flexibilización laboral y alineamiento con Estados Unidos.
En su primer discurso como jefe de Estado, Lasso prometió abrir «un nuevo camino», en el que se pone fin a la «a la era de los caudillos», a «la acción autoritaria», a la «rencilla» y sobre todo, recalcó, a «la persecución política».
Indicó que en su gobierno no se perseguirá, ni callará «a nadie», pues aseguró que no gobernar «a favor de un sector privilegiado pero tampoco en contra de nadie, tengan la opinión que tengan y hagan la crítica que hagan».
«Yo no he venido a saciar el odio de pocos, sino he venido a saciar el hambre de muchos», precisó Lasso desde el parlamento ecuatoriano.
Agregó que su gobierno tendrá como «únicos enemigos» a la enfermedad, el analfabetismo, la desnutrición y la violencia de género.
Durante su campaña electoral, el ahora presidente prometió vacunar a 9 millones de ecuatorianos contra el covid-19, en sus primeros 100 días de gobierno.
También dijo que elevaría el salario mínimo a 500 dólares, de los 400 que son actualmente y se comprometió a delegar al sector privado la administración de los hospitales.
También prometió «reformas estructurales» al sistema de seguridad social del país, actualmente en manos del Estado a través del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS).
También impulsará -dijo- una «modernización financiera», con la que propone «promover el arribo de la banca internacional al país».
Se fue Lenín Moreno, el que traicionó a sus votantes, el que entregó a Julian Asange, el que reprimió y mató a su pueblo, el que ajustó aún en plena pandemia.
Su último reconocimiento «como líder» lo recibió en Miami, cuna de la extrema derecha continental, en un encuentro organizado por Luis Almagro, gerente de la OEA, con la presencia de Mauricio Macri y Andres Pastrana.
Estuvo ausente el invitado estelar, Álvaro Uribe, quien se quedó en Colombia para pedír masacrar al pueblo movilizado contra las políticas que ahora Lasso intenta aplicar en Ecuador.
La noticia en audio (voz: Salvatrice Sfilio)
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