Santiago Peña asumió este martes como el 51º presidente de Paraguay, con varios temas que atender de manera urgente aunque escasa expectativa sobre cambios profundos a la situación social del país.

Entre las cuestiones centrales de su mandato se anota la renegociación con Brasil del tratado de la represa de Itaipú, que le permite al país tener en la exportación de energía como su principal fuente de ingreso de divisas.

Las urgencias están dadas por la distribución de tierras para los campesinos, viviendas, educación y salud públicas, a manos de un gobierno cuya principal apuesta será -como sucede desde hace años- fomentar y favorecer el agronegocio.

En lo que fue su primer discurso como mandatario paraguayo, Peña señaló que “el éxito es lograr que todos los paraguayos estén mejor y que el mundo sea testigo del resurgir de un gigante».

«Me comprometo a ejercer un liderazgo firme. Pondré todo mi empeño a motivar a la nación a un futuro próspero”, dijo Peña, economista de 44 años, alineado al expresidente Horacio Cartes en la interna del Partido Colorado.

Ganador de las internas de la Asociación Nacional Republicana (ANR, el nombre oficial del coloradismo), Peña se licenció en Economía en la Universidad Católica de Asunción a los 23 años.

«No puedo dejar de pensar que gestionar la hidrovía implica delicados procesos de equilibrio entre la integración y la soberanía de nuestros pueblos. No podemos estar satisfechos y debemos avanzar con coraje y mayor determinación», remarcó.

Peña agradeció la asistencia de Alberto Fernández (Argentina); Gabriel Boric (Chile); Luis Arce (Bolivia); Luiz Inácio «Lula» da Silva (Brasil); y de Luis Lacalle Pou (Uruguay).

¿Qué se puede esperar del nuevo presidente de Paraguay? ¿Cuáles son los principales asuntos de agenda? Temas que aborda el informe de Jorge Zárate.