Brasil: qué harán las Fuerzas Armadas en las elecciones
25 abril, 2022
category: BRASIL, FORO DEBATE, NOTICIAS
Por Adrián Fernández
Mayo será un mes convulsionado para la extrema derecha brasileña. No sólo porque Lula da Silva lanzará formalmente su candidatura a Presidente sino por todo el movimiento que generan los sectores que sostienen a Jair Bolsonaro en el Gobierno de Brasil y que niegan la posibilidad de ser derrotados en octubre.
Lo más grave, dentro de todo lo extremadamente grave, es el sitio que la extrema derecha civil le reserva a las Fuerzas Armadas como corporación antipopular, cuyos cimientos neofascistas se reconstruyeron en estos últimos cinco años, si sumamos los tres que lleva Bolsonaro y los dos de su antecesor, el golpista Michel Temer.
Este fin de semana, el juez del Supremo Tribunal Federal (STF, corte suprema) de Brasil Luis Roberto Barroso denunció que las Fuerzas Armadas “están siendo orientadas” para atacar y desacreditar el proceso de las elecciones presidenciales del 3 de octubre próximo.
“Quieren utilizar a las Fuerzas Armadas para atacar”, dijo el magistrado, durante un acto universitario, según informó el diario O Globo y replicó luego la prensa continental.
“Están siendo gentilmente invitadas a participar en el proceso, están siendo orientadas para atacar el proceso e intentar desacreditarlo”, agregó el juez, quien exhortó a los militares a evitar esa “contaminación”.
El magistrado citó como ejemplos el desfile “intimidatorio” de vehículos de combate por la Explanada de los Ministerios, en Brasilia, y los reiterados ataques “infundados y fraudulentos” de Bolsonaro al proceso electoral.
Destacó que en los 37 años desde la recuperación de la democracia “las Fuerzas Armadas recuperaron su prestigio” pero advirtió que ahora “existe un riesgo real por el esfuerzo de politización de los militares”.
La semana pasada, Bolsonaro elogió al Tribunal Superior Electoral por haber incorporado a las Fuerzas Armadas al proceso de organización de las elecciones.
El mandatario ultraderechista dinamitó el proceso electoral al sostener durante el último año, con noticias falsas, que el sistema electoral fue violado por hackers.
Bolsonaro dijo el 19 de abril, en un acto por el Día del Ejército, que en 2016 el entonces jefe de esa fuerza, general Eduardo Villas Boas, tuvo una «participación» en el golpe contra Dilma Rousseff, aunque no precisó detalles.
Villas Boas no es cualquier militar. Además de ser amigo personal y asesor de Bolsonaro, en 2018 amenazó a la Corte Suprema cuando iba a tratar un habeas corpus para liberar a Lula, preso en una causa anulada en 2021.
El 31 de marzo pasado, en el aniversario del golpe de Estado de 1964, Bolsonaro y los jefes de Ejército, Marina y Aeronáutica reivindicaron una verz más el hecho al afirmar que sirvió para «reinstalar la democracia».
Los militares acusados de delitos de lesa humanidad en Brasil no fueron juzgados ni sancionados en virtud de la Ley de Amnistía de 1979, que continúa en vigor porque los gobiernos democráticos no pudieron avanzar en esto.
De cara a las elecciones, Bolsonaro pretende llevar como vice a su exjefe de gabinete y exministro de Defensa Walter Braga Netto, general de brigada que reivindica la dictadura militar.
Braga Netto fue además interventor de Río de Janeiro en 2018, durante la presidencia de Michel Temer, cuando el exvicepresidente de Rousseff, protagonista del golpe legislativo, dispuso militarizar Río.
En 2016, Bolsonaro habló como diputado durante el juicio político contra Rousseff, cuando al votar a favor del impeachment, homenajeó al excoronel Carlos Brilhante Ustra, jefe de los comandos represivos y torturador de los presos políticos.
El actual vicepresidente de Bolsonaro, el general retirado Hamilton Mourao, ironizó sobre la posibilidad de juzgar a los acusados de torturas, muertes y desapariciones durante la dictadura al afirmar que «esa gente está muerta».
Mourao dejó el Ejército en 2014 tras criticar el informe de la Comisión de la Verdad encargado por la expresidenta Rousseff para documentar los crímenes de la dictadura.
Lula sondea el terreno. A mediados de abril, anunció que, si es electo, eliminará los cargos ejecutivos en el Estado de más de 8.000 militares que cobran salario duplicado y que fueron colocados en sus puestos por Bolsonaro.
En un intento por anticipar la jugada, Lula da SIlva envió a un emisario a dialogar con jefes militares para indagar si la cúpula castrense, alineada a Bolsonaro, aceptará el resultado si él gana las elecciones.
El enviado para lograr ese compromiso fue el exministro de Defensa Nelson Jobim, ex presidente del Supremo Tribunal Federal y de llegada a los máximos jefes militares.
La respuesta pública de Jobim no despejó las dudas: «la impresión que me quedó de estas conversaciones es que las Fuerzas Armadas son totalmente legalistas».
La noticia en audio (voz: Salvatrice Sfilio)
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