Brecha digital, nueva cara de desigualdad en Latinoamérica
Por María Jagoe
Unos 244 millones de personas en América Latina y el Caribe no tienen acceso a internet. Esto representa al 32% de la población regional. La brecha digital, que se debe principalmente a los altos costos y a una cobertura deficiente, profundiza las desigualdades socioeconómicas y limita el acceso a la educación, la salud, el trabajo y otros servicios en línea.
En promedio, se calcula que una familia latinoamericana debe destinar 2,7% de sus ingresos mensuales para pagar un plan de datos básico de sólo 1GB. Para comprar el teléfono inteligente más barato, en cambio, necesita gastar entre un 4% y 12%. Esto está muy por encima del umbral del 2% que se considera asequible a nivel mundial.
El acceso a internet es desigual y varía de acuerdo a la edad y el lugar de residencia. Las personas menos conectadas son los adultos mayores de 65 años y los niños de entre 5 y 12 años. En Bolivia, El Salvador, Paraguay y Perú, más del 90% de los niños y niñas más pobres viven en hogares sin conexión a Internet. Se estima que son 32 millones de niños a nivel regional.
Las diferencias entre las zonas urbanas y las rurales son significativas. En las ciudades, el 67% de los hogares está conectado a internet. En el campo, esa cifra baja en promedio al 23%. Las mejores condiciones de acceso se dan en Chile, Costa Rica y Uruguay, pero aún allí se calcula que sólo la mitad de los hogares rurales tienen internet.
La pandemia de Covid-19 provocó una migración de muchos servicios básicos a la virtualidad, y lo más probable es que este proceso se consolide en los próximos años. En este contexto, la desconexión implica no tener acceso a la salud, la educación, el teletrabajo o los servicios financieros. La brecha digital es la nueva cara de la desigualdad.
¿Los países de la región están en condiciones de afrontar las inversiones que se necesitan para cerrar la brecha digital?. El Banco Mundial estima que, durante los próximos 10 años, América Latina debería invertir un 0,12% de su PBI anual para universalizar el acceso a la banda ancha. Es un porcentaje menor al que se necesita en sectores como energía o transporte.
La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) calculó el valor de una canasta básica de tecnología. La idea sería darles una computadora portátil, un teléfono inteligente y una tableta a los hogares que no cuentan con estos dispositivos. Según CEPAL, para la mayoría de los países de la región el costo anual sería inferior al 1% del PBI.
Estos números no parecen exagerados si se piensa en los beneficios a largo plazo. El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) estima que cerrar la brecha digital con respecto a los países desarrollados generaría más de 15 millones de empleos directos, impulsaría el crecimiento económico regional en un 7,7% y aumentaría la productividad en un 6,3%.
Pero estas inversiones públicas deben complementarse con otras que provengan del sector privado. El BID también calculó que América Latina necesita invertir 68.500 millones de dólares para solucionar la brecha digital. Este monto debería distribuirse en un 59% para zonas urbanas (donde la inversión suele ser privada) y un 41% para zonas rurales (donde la mayoría del financiamiento es público).
América Latina presenta grandes desigualdades a nivel económico y social. Es necesario pensar políticas públicas que garanticen un acceso universal a derechos fundamentales como la salud, la educación y el trabajo. Y hoy en día cualquier política que no incluya el acceso a internet como parte de esos derechos básicos estará incompleta.
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La noticia en audio (voz: Salvatrice Sfilio)