Chile: la derecha miente para atacar la nueva Constitución
Por Adrián Fernández
El plebiscito del próximo 4 de septiembre en Chile, mediante el cual el pueblo deberá votar a favor o en contra de la nueva Constitución, se transformó en el más reciente reducto de fascistas y conservadores. Los une, una vez más, el odio hacia cualquier expresión popular que, completa o incompleta, es hija de un proceso de rebelión social.
El proyecto de Constitución consagra un Estado garante en salud, educación, vivienda digna y una pensión, consagra la preexistencia de los pueblos originarios y reconoce sus tierras; innova al incluir el derecho a la “interrupción voluntaria del embarazo”, dispone un nuevo ordenamiento del sistema político y de justicia y establece una nueva forma de distribuir el poder en gobiernos regionales.
Para algunos sectores de la izquierda, es insuficiente. Para la derecha es escandaloso mientras que algunos conservadores dentro del llamado “progresismo”, la Convención Constitucional no es representativa y el nuevo texto debió salir por consenso.
No es menos grave el desfile en los medios de dirigentes de derecha rechazando el texto que se someterá a consulta, como si nada hubiese pasado bajo el paraguas de la vieja/actual Constitución.
Todo vale para alimentar la campaña de los detractores del proyecto de texto constitucional. Relacionan la iniciativa transformadora con las acciones del actual Gobierno de Gabriel Boric, asumido en marzo.
La propuesta de constitución que incluye 388 artículos deberá ser refrendada por los ciudadanos en un plebiscito de salida el 4 de septiembre, obligatorio para todas las personas mayores de 18 años. La consulta tendrá sólo las opciones: aprobar o rechazar.
Veneno de noticias falsas
A menos de dos meses de esa consulta, se impone el rechazo, según los sondeos. Los medios y -sobre todo- las redes se han transformado en ámbitos donde las mentiras, la estigmatización y las noticias falsas han invadido de manera escandalosa la discusión política. “No son inexactitudes, son mentiras”, aclara una analista de medios a una periodista de CNN Chile que confunde ambos términos. No hay errores, hay difamaciones.
Un estudio de la académica de la Universidad Católica Magdalena Saldaña, investigadora de Plataforma Telar, revela los muy altos porcentajes de mentiras pronunciadas durante el año de la Convención y en la actual campaña para el plebiscito. Establece ejes temáticos tratados en los medios y en las redes -y por los principales líderes del rechazo- y el nivel de mentiras expresadas. El trabajo está hecho en base a las desmentidas de diferentes organismos y organizaciones verificadores a cada una de las noticias difundidas.
Allí surge, por ejemplo, que las “imprecisiones” se mantuvieron constantes en el último año pero la información considerada “falsa” sobre este tema se intensificó a partir de febrero, en coincidencia con el avance en el tratamiento de los temas, las aprobaciones en el recinto y la elaboración del texto definitivo (cuadro inferior).
El eje temático “Aspectos personales de los constituyentes” ocupa el 41% de la desinformación, de las cuales apenas 11% son datos imprecisos y el 89% corresponde a noticias falsas. El rubro “Contenidos del borrador” (se refiere a los artículos que integran el texto que se plebiscitará en septiembre) ocupa el 30% de la desinformación, pero lo más relevante es que el 94% de ese universo son noticias falsas. Por último, el eje “Trabajo de la convención” reúne el 24% de la desinformación, de los cuales el 67% son noticias falsas (cuadro inferior).
En su estudio, Plataforma Telar separó las fake news (noticias falsas) por cada colectivo político y social participante en la Convención. “Quienes más noticias falsas han generado son la derecha, seguido por independientes y Frente Amplio”, concluye el trabajo y muestra a un grupo de convencionales con más difusión de noticias falsas por cada colectivo. La líder mapuche Rosa Catrileo cierra la muestra por haber generado apenas 4% del total de imprecisiones pero ninguna noticia falsa (cuadro inferior).
Es sabido, pero es necesario recordarlo, que el cambio de la actual Constitución fue uno de los reclamos ciudadanos durante la rebelión social que comenzó en octubre de 2019 y continuó durante más de seis meses. Las multitudes que tomaron las calles señalaban a la actual Constitución como origen de la desigualdad y pedían un nuevo modelo donde el Estado garantice la salud pública, la educación universal de calidad y una mejora de las pensiones.
La presión popular fue tal que la mayoría de los partidos del oficialismo (de derecha en ese momento) y de la oposición aceptaron convocar a una elección de convencionales constituyentes para redactar una nueva carta magna.
El 25 de octubre de 2020, mediante un plebiscito nacional, se aprobó por casi el 80% la redacción de la nueva Constitución y, unos meses después, en mayo de 2021, se eligieron los 155 convencionales que acaban de redactar el texto que intenta transformarse en la nueva carta magna.
Chile está a un solo paso de cerrar la etapa del pinochetismo y de la élite política que no asumió la derrota ni en las calles ni en las urnas. El rechazo a la nueva Constitución, aún con sus imperfecciones y demandas insatisfechas, será consolidar el triunfo institucional del poder establecido.
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La noticia en audio (voz: Salvatrice Sfilio)
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