Colombia: elecciones que buscan cambiar la historia
Por Adrián Fernández
Las presidenciales de este año significan el mayor desafío para las organizaciones políticas y sociales que pretenden acabar con los sucesivos gobiernos de derecha y extrema derecha.
La diversidad y la riqueza cultural del pueblo colombiano está en riesgo desde hace décadas pero se ha profundizado en los últimos años.
La violencia armada, el aparato represivo del Estado, la pobreza y las violaciones a los derechos humanos se ensañan con afrodescendiente, indígenas, mestizos de diversos territorios urbanos y rurales, con los jóvenes y las organizaciones sociales de base.
Este ensañamiento de registra a diario en los territorios y se plasmó en las zonas urbanas durante la rebelión popular de este año. Ningún organismo de derechos humanos de Colombia ni internacional soslayó la gravedad de los hechos que le costaron la vida a al menos 46 personas y la desaparición a 27 durante la huelga nacional, entre el 28 de abril y el 31 de julio.
Miles de jóvenes y desempleados, organizaciones sociales y políticas, sindicatos, colectivos feministas, campesinos e indígenas mostraron al mundo el contexto de creciente desigualdad social y económica en el país, donde el desempleo llegó casi al 16% y el 48% de la población colombiana estaba en una situación de inseguridad alimentaria.
La primera vuelta de las elecciones presidenciales será el 29 de mayo. En caso de balotaje, se realizarán el domingo 19 de junio. La Constitución impide la posible reelección de Iván Duque por lo que el partido oficialista Centro Democrático llevará al exministro de Hacienda Óscar Iván Zuluaga. Como suele ocurrir, el uribismo y lo más reaccionario de la ya reaccionaria derecha colombiana estará detrás de este candidato.
Hay otra derecha con varios precandidatos, la coalición “Equipo por Colombia”, de la que participan el Partido Conservador, el Partido de la U (que desliza alianzas y rupturas con el uribismo) y Creemos Colombia, donde se destaca el exalcalde de Medellín Federico Gutiérrez. Por el centro del espectro deambula un excandidato presidencial, el exgobernador de Antioquía Sergio Fajardo, enrolado en la “Coalición de la Esperanza” y la Liga de Gobernantes contra la Corrupción liderada por el alcalde de Bucaramanga Rodolfo Hernández.
Pero el gran desafío de los sectores progresistas, populares y de izquierda es la constitución del “Pacto Histórico”, un frente político y social que acabe con las expresiones que van desde la extrema derecha hacia el centro y que, por ciento, se parecen mucho a la hora de defender el sistema económico actual, donde la disputa por la tierra se lleva decenas de muertos y miles de desplazados al año, dentro de una población cada vez más empobrecida.
Aquí convergen varios partidos de izquierda, liberales y de centroizquierda, como Colombia Humana, Unión Patriótica, Polo Democrático Alternativo, y Movimiento Alternativo Indígena y Social (MAIS). El primer objetivo de estas y otras agrupaciones del “Pacto” es elegir al candidato o la candidata para mayo, entre quienes se destacan el senador Gustavo Petro (foto), postulante presidencial en 2018 (perdió en segunda vuelta con Duque por 13 puntos porcentuales); Camilo Romero, exgobernador de Nariño; la lideresa afrocolombiana Francia Márquez; la también lideresa de la comunidad Wayúu Arelis Uriana; el pastor cristiano Alfredo Saade, y el senador liberal Luis Fernando Velasco.
También apoyan el Pacto varios dirigentes del partido Alianza Verde, el partido Fuerza Ciudadana, ambientalistas, el Movimiento por la Defensa de los Derechos del Pueblo (MODEP); el Congreso de los Pueblos, el Partido del Trabajo de Colombia, el partido de los Comunes y Piedad Córdoba junto a su movimiento liberal Poder Ciudadano Siglo XXI y el partido AICO (Autoridades Indígenas de Colombia.
Como se ve, se trata de un amplio abanico ideológico como no existió en la historia reciente del país. Hay allí expresiones de movimientos de base de izquierda y de otros ámbitos tan diversos como los políticos tradicionales liberales o los movimientos indígenas. El precandidato Petro pretende incluso sumar también a la mencionada «Coalición Centro Esperanza», cuyo candidato Fajardo siempre se mostró distante de los movimientos sociales y populares.
Petro pone como ejemplo el reciente triunfo de Gabriel Boric en las presidenciales de Chile por entender que allí confluyen sectores diversos, unidos por su espanto a la derecha y sus extremos. El precandidato cree que, con un éxito electoral de la alianza, se profundizará “un cambio de era en América Latina en muchos sentidos”.
¿Qué cosas unen a semejante universo político y social colombiano? La paz, sin dudas. La adhesión a los acuerdos de paz de noviembre de 2016 y las denuncias de incumplimiento del pacto por parte de la derecha es un paraguas insoslayable para el progresismo y la izquierda. Los derechos humanos, otro tema incuestionable por los actores en movimiento. ¿Alcanza con eso para darle forma a una alianza de gobierno? Claramente no.
En su juventud fue parte de la guerrilla del M-19. En 2010 fue candidato a la Presidencia por el Polo Democrático Alternativo y al año siguiente ganó la alcaldía de Bogotá. Petro es “acusado” de “chavista” por la derecha porque en su momento reivindicó al comandante Hugo Chávez. Petro no es chavista y muchas cosas han cambiado en Colombia, pero el actual senador comienza a transitar meses definitorios para Colombia y para Sudamérica. Lo espera una agenda cargada de demandas sociales y grupos armados que no dan tregua. Pero también lo espera la esperanza de millones de colombianas y colombianos.
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La noticia en audio (voz: Salvatrice Sfilio)
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