Después de Francisco llega la hora de Piñera
29 enero, 2018
category: EDICIONES IMPRESAS
La derecha vuelve al gobierno chileno, la élite política sigue
El multimillonario asume su segunda presidencia y retoma los pasos de su primer gobierno. La socialdemocracia sale golpeada y la izquierda se prepara para volver a las calles.
El orden que exhibe cada cuatro años la élite política chilena en las elecciones y en la transición de un gobierno a otro apenas se vio alterado a comienzos de año por hechos que la historia se encargará de mensurar: la presencia del Papa Francisco, la manipulación de datos económicos del Banco Mundial y la clausura de dos megaproyectos mineros que eran carta de presentación del país en el exterior.
El resto de las cosas se encamina hacia el 11 de marzo con relativa previsibilidad: diálogo político entre funcionarios entrantes y salientes y anticipos, en palabras de Piñera, de sus ejes de gobierno: “orden económico”, “fortalecimiento de la alianza público-privada”, “profundización de la política exterior” y “lucha contra el terrorismo” en referencia a la conflictividad social en el sur del país.
Masivos sectores de la población deberán redoblar la lucha para lograr mejoras en viejos reclamos: educación, salud, trabajo, sistema previsional, garantías individuales y colectivas y avasallamiento sobre los pueblos originarios. Muchos de los cientos de miles que se movilizaron durante los últimos años están enrolados en la izquierda o autodefinidos como “progresistas” pero también hay sectores de clase media atravesados por una economía que crece pero no distribuye.
Francisco
El Papa hizo algunos aportes a esta transición de un gobierno socialdemócrata a uno de derecha explícita: apoyó claramente al pueblo mapuche y en general a los pueblos originarios, les pidió que hagan valer sus derechos ante las autoridades pero también pidió el fin de la violencia a sectores más radicalizados, aunque sin nombrarlos. Los pueblos originarios en Chile suman casi dos millones de personas y representan 11% de la población total del país de más de 15 millones de habitantes
Francisco dejó un mensaje ambiguo sobre los abusos sexuales a menores por parte de miembros de la iglesia católica: pidió perdón públicamente, se reunió con algunas víctimas pero también defendió al obispo Juan Barros, uno de los principales acusados. El Papa señaló que “no hay una sola prueba en su contra”. La falta de pruebas esgrimida fue rápidamente desmentida por Benito Baranda, funcionario del Estado chileno que coordinó la visita de Francisco: “existen hechos contundentes entregados al Papa”, dijo en referencia al encubrimiento de los abusos sexuales contra menores cometidos por el sacerdote Fernando Karadima durante décadas y de los que el actual obispo Barros tendría pleno conocimiento.
Misas
La prensa resaltó que el Papa movilizó menos gente de lo previsto. Es un dato objetivamente cierto aunque englobando sus celebraciones convocó más de 1,5 millones de personas en el Parque O’Higgins de Santiago (unas 400 mil personas), Temuco, en el sur del país (unas 200 mil), Iquiquie, en el norte (cerca de 80 mil) y el encuentro con jóvenes en Maipú (unos 40 mil). Corresponde sumar varios miles que suelen esperar al Papa al costado de los caminos. De los países vecinos, Argentina, Bolivia y Perú llegaron a Chile cerca de 20 mil, mucho menos de los que se esperaban.
Para los analistas quedaron el descrédito de la iglesia en Chile como no se ve en ningún otro país de América Latina; el aval del Papa al actual obispo Barros; rigurosos controles de acceso; sitios alejados de los centros urbanos con escaso transporte público y, finalmente, las diferencias manifiestas y notorias con Francisco de las estructuras más conservadoras de su iglesia y del arco político chileno que agrupa en buena medida a ateos, agnósticos y ultraconservadores.
Antes y durante la visita de Francisco se reportaron una docena de ataques incendiarios contra iglesias además de dos helicópteros. Hubo también varias marchas pequeñas de rechazo al jefe de Estado vaticano. Piñera, prometió “combatir el terrorismo con mayor voluntad y eficacia”.
El presidente electo no logró entrevistarse con el Papa pese a sus dos intentos de concertar una cita privada. Quedó para las consideraciones políticas el frío saludo de mano que el Papa dispensó al mandatario electo cuando entró al Palacio de la Moneda a reunirse con Bachelet y la mención en su discurso de quien “ha recibido recientemente el mandato del pueblo chileno de gobernar los destinos del país en los próximos cuatro años”. No dejó de llamar la atención de políticos y medios de prensa este rechazo en días de transición gubernamental. A Bachelet le concedió 25 minutos en privado incluyendo un saludo personal a su madre Angela Jería, torturada durante la dictadura de Pinochet. Tampoco fue demasiado tiempo para esta mujer de origen izquierdista, divorciada desde hace más de 30 años y declarada agnóstica.
Reuniones
Antes y después del Papa, Piñera, que ganó la Presidencia en segunda vuelta en diciembre con 54% y 3,8 millones de votos, mantuvo reuniones con funcionarios salientes, empresarios y políticos, entre ellos su ex rival, el senador oficialista Alejandro Guillier.
Guillier informó que existen coincidencias “en temas de economía y sobre la matriz energética para el país” y diferencias en temas como educación y reformas en el actual sistema privado de pensiones, que el año pasado movilizó a cerca de un millón de personas para pedir cambios.
En una reunión con empresarios de la Confederación de la Producción y el Comercio (CPC) Piñera reafirmó los enunciados que esconden sus viejas recetas: “recuperar la capacidad de crecer, de crear empleos, de volver a invertir, de mejorar la productividad para mejorar la calidad de vida de las personas”.
Detalló que su gobierno fomentará e incentivará “con mucha fuerza la colaboración público-privada, porque los problemas son de todos los chilenos y todos tenemos que aportar a su solución”.
También se reunió en enero con el ex ministro de Hacienda de Bachelet, Rodrigo Valdés, quien renunció en agosto pasado luego de que su gobierno rechazara por cuestiones ambientales el proyecto minero Dominga mediante el cual la firma Andes Iron pretendía extraer anualmente 12 millones de toneladas de concentrado de hierro y 150 mil toneladas de concentrado de cobre con una inversión de 2.500 millones de dólares.
Curiosamente, cinco meses después la Superintendencia del Medio Ambiente (SMA) dispuso la clausura definitiva al megaproyecto minero Pascua Lama, de la canadiense Barrick Gold. La iniciativa para explotar oro y plata en territorio de Chile y Argentina, en la cordillera de Los Andes, preveía una inversión de 8.500 millones de dólares para acceder a reservas probadas de 18 millones de onzas de oro y otras probables de plata de 676 millones de onzas.
Miradas
Simultáneamente se conoció la noticia de que el Banco Mundial (BM) manipuló en detrimento de Bachelet los datos del país en el rubro “competitividad empresarial”, un índice que mide el clima de negocios muy consultado en los ámbitos internacionales en los que Chile aspira a mostrarse.
La noticia surgió de declaraciones del economista jefe del Banco Mundial, Paul Romer, al periódico The Wall Street Journal, rápidamente desmentido por sus superiores en la entidad. Los informes registraron que Chile pasó del puesto 25 en el año 2006 al 57 en el final del primer gobierno de Bachelet (2010), mientras que bajo el primer mandato de Piñera (2010-2014) bajaba notoriamente.
El mandatario entrante deberá comandar el alegato de Chile en la Corte Internacional de la Haya en la causa por la que Bolivia reclama una negociación seria para recuperar su salida al mar. Piñera asume el 11 y la primera audiencia será el 19. El presidente electo se reunió con el actual canciller Heraldo Muñoz para analizar la posición chilena. “El país no va a entregar un metro cuadrado de territorio y el presidente (electo) así lo entiende”, resumió tras el encuentro.
En el Congreso serán tiempos de negociaciones políticas. Piñera (Chile Vamos) tendrá 72 de los 155 diputados; Fuerza de la Mayoría (actual oficialismo), 43; Frente Amplio, 20; Democracia Cristiana, 14; Regionalistas Verdes, cuatro; Por Todo Chile (progresistas), uno e Independiente, uno. De los 43 senadores, Chile Vamos tendrá 12, Fuerza de la Mayoría, siete, Demócrata Cristiano, tres y Frente Amplio, uno.
En la transición chilena nada parece condicionar los primeros pasos de Piñera, que asumirá con los libros clásicos de la derecha actual suramericana. El saliente oficialismo tendrá como tarea leer mejor un panorama social demandante y un ámbito electoral con altos índices de abstención, 53% en primera vuelta y del 51% en segunda. Buena parte de la atención se centrará en Frente Amplio, la alianza de movimientos sociales que a menos de un año de existir logró 20% de los votos, 20 diputados y un senador. Se trata de una experiencia de unidad de la izquierda chilena que intenta romper con las alianzas socialdemócrata y derechista, expresiones de las élites políticas tradicionales.