Difícil camino para May en los primeros pasos del brexit
03 julio, 2017
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La primera ministra británica, Theresa May, sufrió un importante desgaste en sus primeras semanas de negociación para la salida británica de la Unión Europea (brexit). La negociación importante comenzó a fines de junio, cuando Londres intentó convencer a la Unión Europea (UE) del trato legal que va a dar a los cerca de tres millones de ciudadanos europeos que viven en el Reino Unido.
La propuesta de May fue subestimada por el negociador jefe de la UE para el brexit, Michel Barnier, quien pidió “más ambición, claridad y garantías en la posición del Reino Unido”. Aclaró que los derechos de sus ciudadanos tras el brexit deberán tener “el mismo nivel de protección que tienen bajo la ley de la UE”. Antes de eso, la canciller alemana, Angela Merkel, había afirmado que el plan de May era “un buen comienzo, pero que hay muchas, muchas preguntas”. El primer ministro belga, Charles Michel, dijo que la propuesta de su par británica era “particularmente vaga”.
Ante el Parlamento nacional May señaló que los europeos con cinco años de residencia en el Reino Unido serán tratados “como si fueran ciudadanos británicos”. Pero los líderes de la UE entienden que cuando Londres habla de “residir de forma legal”, abre espacio para aplicar sobre sus ciudadanos condiciones de residencia que se han endurecido en los últimos años y que tenderán a endurecerse más.
La propuesta también fue rechazada en su propio país, cuando laboristas y liberales la consideraron insuficiente e inaceptable para los ciudadanos de la UE que viven en Gran Bretaña. La líder conservadora llega a estas primeras discusiones sobre el brexit debilitada políticamente por el resultado de las elecciones de comienzos de junio, en las que los conservadores perdieron la mayoría en el Parlamento.
Para garantizar la gobernabilidad, May logró cerrar a última hora un acuerdo con el ultraconservador Partido Democrático Unionista (DUP) de Irlanda del Norte, a cambio de un aumento en el presupuesto para la autonomía del territorio británico. El gobierno de May necesitaba el apoyo de los diez diputados del DUP, pro-británico y protestante, para hacer frente a las votaciones de este año.