Duque está invalidado para investigar sus horrores
Por Adrián Fernández
Colombia amaneció este viernes nuevamente conmocionado con las denuncias sobre el suicidio de una joven, menor de edad, luego de haber sido abusada por un grupo de la policía durante la represión a las protestas.
El hecho es extremadamente grave porque, además, se produce en un contexto de feroz represión por parte de instituciones que acumulan denuncias de violaciones a los derechos humanos en un manto de impunidad oficial.
De acuerdo con seis organizaciones de derechos humanos, la joven denunció que agentes de la Policía la violentaron sexualmente, tras ser detenida en medio de una protesta del Paro Nacional en la ciudad de Popayán.
“Alertamos a las organizaciones defensoras de DD.HH. e instituciones garantes de derechos como Defensoría, Procuraduría y Personería a realizar veeduría y tomar acciones de protección frente a lo acontecido”, afirmaron.
De acuerdo con las primeras versiones, la joven se dirigía hacia la casa de un amigo y estaba grabando con su celular la manifestación, cuando cuatro policías la detuvieron y la tiraron al piso.
“Me bajaron el pantalón y me manosearon hasta el alma, en el video queda claro que yo les digo que me suelten porque me estaban “desnudando” quitando el pantalón”, afirmó la víctima en una red social. Horas más tarde, se quitó la vida.
La abogada y defensora de derechos humanos Lizeth Montero alertó sobre tres hechos de violencia de género durante las protestas del 12 de mayo en la misma ciudad de Popayán.
La organización Temblores documentó doce casos de violencia sexual cometidos por la Fuerza Pública en medio del Paro Nacional.
Se han identificado casos de acoso y abuso sexual en ciudades como Cali, Bogotá, Acacías y Palmira; la mayoría de los hechos denunciados ocurrieron durante las noches y en estaciones de policía.
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) alertó también sobre las denuncias de violencia sexual en el Paro Nacional, que se lleva a cabo en Colombia desde el pasado 28 de abril.
La violencia sexual se da, además, en un contexto de detenciones ilegales, asesinatos, represión, violaciones de derechos humanos y otros abusos de policías, militares y grupos civiles que replican las acciones paramilitares.
En la gran mayoría de estos casos el denominador común es la violencia del aparato estatal y la impunidad que envuelve a los hechos.
Una situación similar de impunidad envuelve a la enorme mayoría de los asesinados de líderes sociales y ex combatientes en la otra dolorosa cacería que sufre el pueblo colombiano: la disputa por la tierra en las zonas rurales.
Nuestra amiga y colaboradora Mauréen Maya lo escribió con suma precisión en sus últimos envíos desde Bogotá: la democracia languidece, se fortalece el autoritarismo mafioso y el poder judicial se humilla ante esas mafias.
Colombia no descansa en su dolor pero miles de colombianas y colombianos prometen seguir en las calles porque entienden que, nada de lo que se pueda acordar con el gobierno genocida de Iván Duque, será legítimo.
Es que la impunidad sobre las imputaciones al escuadrón móvil antidisturbios (Esmad) es una moneda corriente de una institucionalidad putrefacta por años.
Sólo algunos hechos son investigados, la mayoría de ellos evidenciados por las imágenes y la abundancia de testigos, como sucedió con los asesinato de Javier Ordóñez, en septiembre de 2020, y de Dylan Cruz, un año antes.
La institucionalidad colombiana, con comprobable complacencia mediática, mata. También estigmatiza a sus víctimas -los falsos positivos son un desgarrador testimonio-, las oculta y las silencia.
Esto también es parte del asunto y las y los manifestantes lo sienten. Esto explica por qué muchas y muchos sostienen que llegó la hora de acabar con esta enfermedad que atravesó a todos los órganos del Estado.
Y también testimonia por qué la fracasada ley impositiva, la tambaleante reforma del sistema de salud y el incumplimiento de los acuerdos de paz con la guerrilla -por citar un par de ejemplos- son la punta del iceberg que amenaza como nunca antes la cabeza del gobierno y sus hacedores.
La noticia en audio (voz: Salvatrice Sfilio)
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