Los chats de conspiración contra Lula eran reales
El Supremo Tribunal Federal de Brasil confirmó la autenticidad de los diálogos interceptados entre los fiscales de la operación Lava Jato y el exjuez Sérgio Moro, en los cuales se prepararon las condenas por corrupción contra el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva.
Los diálogos fueron peritados por la máxima Corte e incluyen la decisión del Tribunal superior de hacer públicos el 10% del contenido donde, entre otras cosas, ni fiscales ni el juez separan los roles de acusador y juzgador.
Los diálogos fueron producto de un hacker que había entregado parte de ellos al portal estadounidense The Intercept, pero ahora la situación ya fue confirmada por las pericias de la Corte suprema.
Todo ocurrió entre 2015 y 2017 y en el medio la crisis por el Petrolao permitió la destitución de la presidenta Dilma Rousseff por supuestos delitos fiscales en el manejo del presupuesto.
«Al final tendremos un buen día», le dice Moro en un chat por la aplicación Telegram al fiscal Deltan Dallagnol, jefe de los fiscales de Lava Jato, cuando este le cuenta que está preparando la denuncia contra Lula y su pedido de detención.
Se discutía ese día la denuncia de soborno contra Lula con un departamento en el balneario de Guarujá por la empresa OAS como retribución a contratos obtenidos por la constructora con la estatal petrolera Petrobras.
Cincuenta páginas de diálogos del chat fueron liberadas este martes por el juez supremo Ricardo Lewandowkski, en las cuales Moro y los fiscales acuerdan procedimientos sin informar a las defensas de los acusados.
También hablan de operar a periodistas y defienden haber cometido ilegalidades ya que estaban cubiertos de «apoyo popular y de los medios».
En las desgrabaciones, Moro y Dallagnol y otros fiscales también revelan que se han hecho contactos ilegales con la fiscalía de Suiza y el Departamento de Justicia de Estados Unidos, sin cumplir con los procedimientos debidos.
En una de las conversaciones, Livia Tinoco, una de las fiscales de Lava Jato, confiesa que Moro, la cámara de apelaciones de Porto Alegre y la TV Globo tenían el sueño de ver a Lula preso y calificó ese momento como un «múltiple orgasmo».
«No quieren a Lula de nuevo porque el pobre no puede tener derechos», escribió a sus colegas, riendo, el mismo día de abril en el cual Lula se entregó a la Justicia para cumplir su sentencia ante la Policía Federal de Curitiba.
La incompetencia de Moro -que luego de condenar a Lula fue Ministro de Justicia de Bolsonaro hasta mayo de 2020- debe ser votada por el Supremo Tribunal Federal en este primer semestre del año.
Por este caso Lula fue condenado en tres instancias, estuvo detenido 510 días y fue inhabilitado para participar de las elecciones de 2018 ganadas por Jair Bolsonaro, cuando era amplio favorito.
Por esta razón, la revelación de la Corte refuerza la tesis de Lula de pedir la anulación de las condenas en su contra dictadas por la operación Lava Jato en el escándalo del Petrolao (corrupción en la petrolera Petrobras).
La segunda causa de Lula -la supuesta propiedad de una quinta en la ciudad paulista de Atibaia- fue juzgada con condena a prisión por la jueza Marcela Hardt, sucesora de Moro que utilizó un texto de su antecesor para emitir la sentencia.
Como Lula está condenado en dos instancias, la Ley de la Ficha Limpia le impide ser candidato o ejercer cargos públicos. Sin estas condenas por el accionar de Lava Jato, estaría en condiciones de ser candidato nuevamente.
Dallagnol renunció a su cargo de jefe de Lava Jato el año pasado y Moro trabaja en una consultora estadounidense sobre corrupción.
La noticia en audio (voz: Salvatrice Sfilio)
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