El último gesto de Lenín Moreno al Fondo Monetario
El presidente de Ecuador, Lenín Moreno, tiene en sus manos la validación de una de las normas exigidas por el Fondo Monetario Internacional (FMI) tras el acuerdo suscrito entre ambas partes en 2019 y validado el año pasado.
La norma -calificada de urgente por el mandatario- cobró vida apenas un mes antes de dejar la Presidencia del país sudamericano y allana el camino para el nuevo gobierno del banquero Guillermo Lasso.
Con 86 de los 135 votos a favor, la Asamblea Nacional aprobó el jueves el proyecto de reformas al Código Orgánico Monetario y Financiero para la Defensa de la Dolarización.
La ley establece una mayor independencia al Banco Central de Ecuador (BCE) e impide al Gobierno de turno utilice sus recursos de forma discrecional, un anhelo del FMI que se materializó en varios países de la región.
El texto también prohíbe que el Banco Central utilice sus reservas internacionales para inyectar recursos al Gobierno ecuatoriano o los gobiernos autónomos.
Plantea la autonomía del BCE, a través de la recuperación de sus sistemas de balance, la protección de las reservas, la conformación de un directorio y la designación de miembros para la Junta de Regulación Monetaria y Financiera.
Plantea implementar un sistema de cuatro balances para el Banco Central con el objetivo de «alinear el trabajo del banco a estándares técnicos internacionales».
Para los detractores de este tipo de imposiciones del Fondo, la ley implica la privatización del Banco Central al modificar su estructura y limitar funciones.
La norma forma parte de los compromisos asumidos por el Gobierno con el FMI, que aprobó en septiembre un crédito a 27 meses en el marco del Servicio Ampliado del Fondo (SAF), por unos 6.500 millones de dólares.
El préstamo exigió además una agenda de recortes sociales promovida por Moreno que provocó una rebelión popular en octubre de 2019, que dejó varios muertos como parte de un feroz aparato represivo ordenado por Lenín Moreno.
De hecho, este tipo de normas recorta atribuciones del BCE, beneficia a la banca privada y facilita la fuga de capital, al tiempo que allana el camino para una mayor privatización del Banco Central.
Asimismo, propone la creación de dos juntas: una monetaria y otra financiera, en las que se tomarán decisiones sobre, por ejemplo, la fijación de tasas de interés máximas para créditos bancarios.
La noticia en audio (voz: Salvatrice Sfilio)
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