01 mayo, 2017
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Probada fortaleza diplomática frente a la estrategia de ahogo externo
Los países del Alba alertaron que la ofensiva contra Venezuela amenaza al resto de la región. Washington relanza la unión Mercosur-Alianza del Pacífico. Contragolpe bolivariano también en el ámbito diplomático.
Tan importante como el combate de la Revolución Bolivariana contra el frente golpista interno es la batalla diplomática y política que libra en el exterior. La decisión de salir de la OEA deja a Washington sin su principal instrumento de ahogo político. La unidad de acción Mercosur-Alianza del Pacífico es el último eslabón de una política que también chocará con una demostrada fortaleza revolucionaria.
Desactivada la ofensiva derechista de abril el Gobierno profundizó su política regional: inició el camino para desvincularse del sistema interamericano fundadamente cuestionado y pidió con urgencia una reunión extraordinaria a la Comunidad de Estados de América Latina y el Caribe (Celac) en El Salvador, país que ejerce la presidencia pro tempore del mecanismo, para “tratar las amenazas contra el orden democrático constitucional así como las acciones intervencionistas contra su independencia, soberanía y autodeterminación”.
Venezuela no perdió la batalla en la OEA. Las manos injerencistas levantadas en el hemiciclo en Washington nunca alcanzaron para torcer el rumbo. Los países del Alba respaldaron de manera explícita al Gobierno venezolano dentro del sistema interamericano como fuera de él.
Las resoluciones del reciente decimoquinto Consejo Político de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América-Tratado de Comercio de los Pueblos (Alba-Tcp) son ahora un documento histórico que contiene argumentaciones para que Venezuela abandonara la OEA como finalmente lo hizo. El Alba expresó allí su “defensa de la soberanía, la independencia y la paz de Venezuela y de toda América” y mostró fuertes críticas al rol de la Organización de Estados Americanos (OEA) en el plan contrarrevolucionario.
El encuentro, celebrado en La Habana el 10 de abril, concluyó con cuatro declaraciones sobre temas urgentes de la alianza (ver pág. 45 y www.americaxxi.com.ve, sección Documentos). En la primera los países miembros del Alba rechazaron tanto las “agresiones y manipulaciones” contra Venezuela como “los engaños y mentiras” que amenazan la “soberanía, independencia y estabilidad” del país y de “toda la región”.
El respaldo a la Revolución Bolivariana por sus acciones dentro y fuera del país fue acompañado de un apoyo a la voluntad de su gobierno “de conducir un diálogo amplio, inclusivo, constructivo y respetuoso, sin injerencias ni condicionamientos externos, para buscar soluciones a los principales problemas que afectan la vida de sus ciudadanos”.
Del Consejo Político del Alba forman parte los cancilleres de los 12 países miembros: Cuba, Venezuela, Bolivia, Nicaragua, San Vicente y las Granadinas, Dominica, Ecuador, Antigua y Barbuda, Surinam, Santa Lucía, Granada, San Cristóbal y Nieves. Su función es debatir y asesorar al Consejo Presidencial del bloque en temas estratégicos de política internacional.
Selectividad política
El documento final del Consejo Político del Alba-Tcp rechazó “las agresiones y manipulaciones concertadas contra la hermana República Bolivariana de Venezuela, así como los engaños y mentiras que amenazan tanto su soberanía, independencia y estabilidad, como las de toda la región”.
“Condenamos la injerencista, ilegal y proimperialista conducta del Secretario General de la OEA, así como sus intentos por impedir el ejercicio del derecho soberano de la hermana Venezuela a la democracia participativa, refrendada en su Constitución bolivariana, plenamente coherente con la Carta de las Naciones Unidas y la Proclama de América Latina y el Caribe como Zona de Paz”, señaló.
También exigió “a la OEA, que presume de garante de la democracia en el hemisferio, explicar su selectividad política, para amparar los golpes de Estado y la subversión contra gobiernos progresistas y revolucionarios electos por el voto popular, así como su silencio respecto a las desapariciones forzadas y a los asesinatos de periodistas y líderes políticos y sociales”.
En el mismo sentido, los países del Alba reclamaron “el fin del silencio cómplice de la OEA ante la construcción del muro contra México y Nuestra América y las deportaciones masivas de migrantes latinoamericanos y caribeños que huyen de la pobreza y la inseguridad en sus países, especialmente las deportaciones que producen ruptura familiar y dejan a menores sin amparo”.
Aporte irreemplazable de Bolivia
El 1 de abril Bolivia asumió la presidencia del Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos (OEA), cargo que ocupará hasta el próximo 1 de julio, como lo establece el reglamento del sistema interamericano. Asumió en el momento más turbulento para la Organización y en la peor ofensiva contra la Revolución Bolivariana.
El gobierno de Evo Morales hizo valer desde el primer momento el compromiso de verificar si su secretario general, Luis Almagro, cumplía con las normas del organismo.
Apenas dos días después 12 países llamaron de manera ilegal a una sesión para emitir una resolución sobre Venezuela, algo que sólo puede hacer el presidente del Consejo Permanente, en este momento el embajador boliviano en la OEA, Diego Pary. El gobierno de Morales mostró al mundo ese intento ilegal y bloqueó aquella sesión.
“Bolivia, con el apoyo de varios cancilleres, restituyó la institucionalidad en la OEA”, anunció Pary tras afirmar que ninguno de los 34 países miembros cuestionó la legitimidad de Bolivia de ocupar la presidencia del Consejo Permanente. Pary anunció que hasta el 1 de julio cualquier convocatoria del organismo debería ser instrumentada por Bolivia y todo lo que surja por fuera de las normas será considerada ilegítima.
Esta acción se produjo luego que el presidente Morales afirmara que “la OEA como institución sumisa a Estados Unidos está condenada a la extinción”. Agregó: “No necesitamos organismos que fomenten el odio y división en América Latina”.
De México a Argentina
Cuarenta y ocho horas antes de que los cancilleres del Alba se reunieran en La Habana, Buenos Aires recibió a los ministros de Exteriores y de Comercio de ocho países latinoamericanos, cuatro del Mercosur y los cuatro de la Alianza del Pacífico. A partir de ahora esta unidad de acción será clave para Washington en su afán de intentar ahogar a Venezuela.
En Buenos Aires estuvieron representados Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay por el Mercosur; y Colombia, Chile, México y Perú por la Alianza del Pacífico. El encuentro fue calificado como “magnífico” por el viceministro de Relaciones Económicas e Integración de Paraguay, Rigoberto Gauto, una de las puntas de lanza de la derecha suramericana para aislar a Venezuela.
Hacia fuera la unión Mercosur-Alianza del Pacífico es presentada como un acuerdo comercial entre sus socios. Hacia dentro pretende ser un bloque político regional que represente a la derecha continental y aplique los mandatos del Departamento de Estado. En este contexto los ministros hablaron –como lo reconocieron luego– de la situación en Venezuela.
Entre los países del Pacífico, el presidente mexicano Enrique Peña Nieto es, desde la asunción de Donald Trump, una de las espadas de Washington para alinear a los gobiernos contra la Revolución Bolivariana. De la misma manera lo es en el Mercosur el mandatario argentino Mauricio Macri.
Horas después de la cumbre en Buenos Aires, Macri dio una entrevista a la televisión pública alemana internacional Deutsche Welle en la que pidió públicamente aplicar “toda la presión posible” sobre la Revolución Bolivariana. Repitió para la TV europea el manual golpista: “Venezuela no califica como una democracia” entre otras cosas porque tiene “presos políticos”.
Nada cambiará de ahora en más para Argentina y México en el rol asignado por Estados Unidos. Sin embargo ni Macri ni Peña Nieto tendrán a su disposición la arena de la OEA para mentir sobre Venezuela.
Rusia advierte sobre “escenarios destructivos” en Venezuela
La portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia, María Zajárova, afirmó que su gobierno está preocupado por un peligro de escenarios violentos en Venezuela. “Observamos con preocupación la situación en la Venezuela amiga donde continúan los enfrentamientos de los manifestantes opositores con las fuerzas del orden”, dijo.
Agregó que en Venezuela crece la posibilidad de que “se pongan en práctica escenarios violentos (…) que recuerda los acontecimientos trágicos que se desarrollaron en Chile en los años 1970” en alusión al proceso de desestabilización que precedió al golpe contra Salvador Allende.
Durante un acto oficial realizado en la embajada de Venezuela en Moscú Zarájova alertó que Moscú se preocupa por “la declaración de un representante del mando de Estados Unidos de que el empeoramiento de la crisis en Venezuela requeriría una respuesta a nivel regional, lo que aumenta la inestabilidad en el país”. Dijo que se trata del apoyo de los radicales en Venezuela, fomento de la inestabilidad y la confrontación militar.