Engranaje perverso del mercado
27 noviembre, 2017
category: EDICIONES IMPRESAS
Conferencia Internacional por la Erradicación del trabajo infantil
Un encuentro sobre trabajo y explotación infantil reunió en Buenos Aires a representantes de la OIT, gobiernos y empresarios. Escasas voces denunciaron la responsabilidad del capitalismo.
“En Somalía las empresas reclutan niños para trabajar porque con el sueldo de un trabajador adulto les pagan a cuatro niños”, dijo un representante de los trabajadores somalíes en la IV Conferencia Internacional por la Erradicación del trabajo infantil, organizada por la OIT en Buenos Aires desde el 14 al 16 de noviembre. “Tenemos que dejar en claro que el trabajo infantil no está relacionado con la cultura sino con el sistema económico”, agregó.
La conferencia estuvo conformada por representantes de empresas, gobiernos y trabajadores de 193 países y finalizó con la Declaración de Buenos Aires en la que el ente tripartito, la OIT, se comprometió a “respetar, promover y proteger los derechos humanos, en particular los principios y derechos fundamentales en el trabajo y los derechos del niño”.
Según investigaciones de la OIT todavía hay en el mundo 152 millones de niños y niñas en condición de trabajo infantil, 73 millones de ellos padecen sus peores formas. De ellos, 25 millones de personas, incluidos más de 4 millones de niños y niñas, siguen siendo objeto de trabajo forzoso. Aproximadamente 71 millones de jóvenes están desempleados. Los documentos revelan que la mayor parte del trabajo infantil y del trabajo forzoso se encuentra en la economía informal, tanto en el ámbito urbano como rural.
En cadena
Uno de los temas de debate durante la Conferencia fue la denominada cadena de suministros, que hace referencia a cada etapa de la producción de un bien hasta que llega al Mercado. Se mencionó la poca vigilancia que tienen las empresas sobre la posible utilización de trabajo infantil o forzoso en alguna de las instancias de esta cadena.
Desde el ámbito empresarial, la opinión general fue que deberían ser los Estados quienes controlen y generen normativas para combatir el trabajo infantil y el trabajo forzado. Voceros de los Estados insistieron en la necesidad de que haya compromiso ético en las empresas para combatirlo. Para los trabajadores, en cambio, la responsabilidad es de los Estados y de las empresas y de que haya políticas de prevención y de erradicación. Algunas voces sindicales pusieron el acento en el sistema capitalista como el generador de pobreza, desigualdad y trabajo infantil.
La Declaración de Buenos Aires rescata también el compromiso de atender el interés superior de niños, niñas y adolescentes. Reconocer la necesidad de que los derechos y las obligaciones se correspondan con medidas de reparación apropiadas y eficaces cuando éstos sean infringidos. Promueve además prestar la debida atención a la protección social, así como a medidas integradas para apoyar a las familias.
Otras medidas
Otro de los compromisos asumidos en Buenos Aires fue la adopción de medidas efectivas para prevenir el trabajo infantil y el trabajo forzoso y proteger a las víctimas, en particular a quienes se encuentran en una situación de vulnerabilidad. Se deberá asegurar –señala el documento final- su acceso a mecanismos administrativos y judiciales, a vías de reparación efectivas, tales como la reintegración en la educación y la rehabilitación, así como previendo sanciones apropiadas para los infractores. Siempre, claro está, en el marco del sistema capitalista.
En relación a la educación, se planteó la necesidad de fortalecer las políticas y programas encaminados a garantizar la igualdad de acceso a la educación gratuita, pública y obligatoria de toda la niñez. También promueve una transición sin trabas de la escuela al trabajo, una formación para la adquisición de competencias permanentes transferibles, aprendizajes de calidad, la empleabilidad y el pleno empleo.
Se dejó asentado, además, la oposición a la trata y la explotación infantil así como promover el desarrollo rural inclusivo a fin de erradicar el trabajo infantil y forzoso. Otro punto promueve adoptar medidas para proteger a todos los migrantes y a los niños y niñas que se desplazan, respetando los principios y derechos humanos fundamentales.
Plan argentino
Minutos antes de leerse la declaración final el Gobierno argentino presentó su plan nacional para la erradicación del trabajo infantil elaborado por la Comisión Nacional para la erradicación del trabajo infantil (Conaeti). En la Argentina existen 715 mil niños y niñas de entre 5 y 15 años que trabajan. La encuesta incluyó zonas rurales. El 3,5% trabaja en el sector doméstico, con prevalencia de mujeres, y el 3,2% en el mercado con prevalencia de varones. En sus peores formas, se encuentran trabajando 473.567 niños y niñas.
Según el gobierno argentino, este plan intenta acelerar el proceso de erradicación del trabajo infantil. Existe un relevamiento realizado en las provincias argentinas con una encuesta que tomó datos de 28 mil casos. De esta manera, según los funcionarios, se contó con datos reales para elaborar este plan.
Las acciones previstas en este plan son: trabajar con los sectores de interés (las víctimas de trabajo infantil o las potenciales víctimas), mejorar el ingreso de los adultos, así como los centros de cuidado, realizar acciones coordinadas con empresarios y trabajadores y promover las denuncias contra el aislamiento. En este sentido se señaló que de 250 causas que investigan delitos sobre trabajo infantil, no hay ninguna condena.
En representación de Unicef Argentina, Roberto Benes, saludó esta iniciativa proponiendo que la Asignación Universal por Hijo ampliara su alcance, dado el impacto positivo que ha tenido en paliar las condiciones de vulnerabilidad de numerosas familias en todo el país: “Los niños tienen el derecho de ser protegidos. Las autoridades de Argentina tienen la obligación de garantizar inclusión y desarrollo”.
Seres libres
En la Conferencia estuvo presente el activista indio por los derechos de los niños y premio Nóbel de la Paz Kailash Satyarthi. “Los niños tienen que ser libres para ser niños, para ir a la escuela, para jugar. Confío en el futuro, creo que como se pudo reducir el trabajo infantil en Oriente, también vamos a llegar a un mundo sin explotación, sin trabajo infantil, sin trabajo forzoso, sin esclavos. Confío en lograr un mundo libre para los niños”, afirmó. Pidió “invertir lo suficiente y también ocuparnos de que haya educación de calidad con perspectiva de género porque las mujeres no tienen el mismo acceso a los bienes y servicios”. Satyarthi señaló además que en el sudeste asiático liberaron a más de 800 mil niños y niñas y lograron que esos puestos de trabajo fueran ocupados por adultos.
El director general de la OIT, Guy Ryder, consideró que “es un fracaso para la humanidad que haya tantos niños sometidos a condiciones miserables. Para combatir esto debemos generar trabajo decente para los adultos. Tenemos que superar el piso mínimo que tenemos”.
Ryder se preguntó cómo podemos confiarle la educación al Mercado. “No podemos depender de que las empresas necesiten tal o cual habilidad, ¿le puedo prohibir a mi hijo que se interese por el arte, por la filosofía?, indagó. Señaló que “las multinacionales y los gobiernos son quienes tienen que hacer algo al respecto# y recordó que “el 70% del trabajo infantil está concentrado en el campo”. Pidió además “hablar de las migraciones, la gente no debería tener que migrar para encontrar trabajo o trabajos de calidad”.
La directora general adjunta de la Organización Internacional para las Migraciones, Laura Thompson, denunció la paradoja de esta etapa del capitalismo donde hay libertad de circulación de capitales pero no hay libertad para que los seres humanos circulen libremente: “Necesitamos que también el Mercado sea inclusivo y respetuoso con los trabajadores y trabajadoras”. Un oxímoron perfecto. Pero progresista.
Según la OIT, el trabajo infantil se concentra en la agricultura (71%), que incluye pesca, silvicultura, ganadería y acuicultura, y comprende tanto la agricultura de subsistencia como la comercial. El 17% de los niños en situación de trabajo infantil trabaja en el sector de servicios y el 12% en el sector industrial, en particular la minería. Acorde a investigaciones de la OIT, una cuarta parte de los niños ocupados en el trabajo infantil peligroso (19 millones) son menores de 12 años.
Los panelistas llamaron además a no consumir los productos hechos con trabajo infantil e hicieron hincapié en generar proyectos educativos que nos enseñen a pensar y no qué pensar.
En representación de la juventud tunecina, Khouloud Mannai, remarcó que “tenemos jóvenes sobrecalificados que no consiguen trabajo”. Diagnosticó que “el problema no es sólo la educación, el problema es el mercado. Esto es un problema político económico”.
Faltó la voz de la rebeldía sin concesiones a la hipocresía de instituciones empeñadas en validar el sistema y corregirle defectos menores como la superexplotación del trabajo infantil.