Estudiantes y trabajadores toman medidas de fuerza
15 noviembre, 2016
category: EDICIONES IMPRESAS
Temer avanza con planes del gran capital en Brasil
El Gobierno, investigado por corrupción, autorizó la explotación privada de yacimientos marítimos y congelará el gasto público por 20 años. Más de mil escuelas tomadas y un paro general.
El 18 de octubre Eduardo Cunha, ex presidente de la Cámara de Diputados, fue detenido, acusado de corrupción en la causa que investiga el desvío de fondos y lavado de dinero desde Petrobras. La detención del principal impulsor del impeachment contra Dilma Rousseff –que había perdido sus fueros como legislador en septiembre y se encontraba al cierre de esta edición en prisión preventiva– dejó en vilo al establishment brasileño, en particular a la bancada del partido que gobierna (Pmdb), ya que Cunha podrá negociar acogerse a la figura de la “delación premiada” para reducir su pena a cambio de información. La causa judicial implica a casi 70 dirigentes políticos de distintas fuerzas, incluido el ex presidente Lula Da Silva, que niega los cargos y denuncia que una persecución política en su contra.
Aunque no pesa sobre él ninguna investigación judicial formal –algo que depende del Procurador General Rodrigo Janot– el presidente en funciones Michel Temer fue mencionado como partícipe de hechos de corrupción. El juez del Supremo Tribunal Federal Teori Zavasck dio crédito a las acusaciones de Sergio Machado, ex presidente de Transpetro (filial de Petrobras para el transporte de hidrocarburos), en el marco de un acuerdo de “delación premiada”. Se suman al listado el ex presidente Fernando Collor de Melo (del Partido Cristiano Laborista) y el presidente del Senado, Renan Calheiros, del mismo partido que Cunha y Temer.
El Poder Judicial recogió el guante del Parlamento luego de la destitución de Rousseff y, junto con el gran capital y el poder mediático, se propone apuntalar una “dictadura constitucional”. Así definió el ex ministro de Ciencia y Tecnología del primer gobierno de Lula la situación político-institucional en Brasil. Es que Temer en los primeros dos meses de su gobierno lanzó una batería de medidas que apuntan a desarticular algunas de las políticas centrales de las gestiones petistas y reorientar la economía del país.
Petróleo y soberanía
Ya 40 días antes de la asunción formal de Temer, el Pmdb consiguió que el Congreso le quitara a Petrobras la exclusividad de la explotación de la reserva de presal, el tesoro hidrocarburífero que se esconde bajo aguas profundas en el sudeste brasileño. Se conocen reservas estimadas en 40 mil millones de barriles de petróleo y gas en el presal y, según cifras del Instituto Nacional de Aceite y Gas de la Universidad Estadual de Río de Janeiro, otros 176 mil millones aún no fueron descubiertos. El total equivale a cinco años de consumo mundial de hidrocarburos.
Atravesada por las denuncias de corrupción y con la nueva orientación impuesta por el Gobierno, Petrobras se encuentra realizando al mismo tiempo una fuerte reestructuración que ya costó 12 mil puestos de trabajo. En el marco del plan de desinversiones 2017-2020: vendió el 90% del gasoducto Nova Transportadora Sudeste a un consorcio liderado por la canadiense Brookfield por 5.200 millones de dólares; acordó la venta de la refinería situada en Japón, Nansei Sekiyu, que cuenta con una producción de 100 mil barriles diarios, a Taily Oil, de Tokio; por 2.500 millones de dólares vendió a la compañía noruega Statoil el primer bloque petrolero de presal. Petrobras también negocia con la mexicana Alpek la venta de su participación accionaria en la Compañía Petroquímica de Pernambuco (Petroquímica Suape) y en la Compañía Integrada Textil de Pernambuco (Citepe).
Congelamiento del gasto público
Por otro lado, la Cámara de Diputados dio media sanción a una reforma constitucional, conocida como PEC 241, que congela el gasto público por 20 años. “Hay que dejar de gastar lo que no se recauda”, dijo el ministro de Economía, Henrique Meirelles, al enviar el proyecto al Parlamento. Se cree que el Senado aprobará la nueva norma sin mayores contratiempos.
El proyecto implica un ajuste de los presupuestos en educación, salud y políticas sociales, que anualmente sólo se modificarán en relación a los índices oficiales de inflación. No contempla mejoras ni considera el crecimiento poblacional vegetativo –mismo presupuesto para más personas– y condicionará a gobiernos posteriores que sean electos democráticamente. La directora gerente del FMI, Christine Lagarde, felicitó desde Washington la decisión porque “refuerza la credibilidad en las políticas macroeconómicas”. El objetivo previo para el presupuesto de 2017 era que el gasto social aumentara hasta el 15%. El analista político Paulo Vannuchi, integrante del Instituto Lula y de la Comisión Interamericana por los Derechos Humanos, afirmó que “la política económica de Temer-Meirelles está frenando los avances conquistados”.
En el plano laboral, un informe de la Cepal del primer semestre del año mostró que el mayor aumento del desempleo en la región se produjo en Brasil. “Teniendo en cuenta el peso de ese país en las mediciones regionales, es evidente el gran impacto en la tasa correspondiente a América Latina y el Caribe en su conjunto”, destaca el estudio.
Otros datos confirman el análisis: según el Instituto de Investigación Económica Aplicada (Ipea), el desempleo en el segundo trimestre de 2016 fue de 11,3%, más de cuatro puntos por encima que el de 2014. Los principales afectados son los jóvenes de entre 14 y 24 años: el 26,73% no tiene trabajo. El mismo estudio sostiene que se destruyeron 1,7 millones de puestos de trabajo en 12 meses desde julio del año pasado. Como contracara, mientras el PIB continúa su contracción –cayó el 3,08% entre agosto de 2015 y 2016 y el estimado del Banco Central es que al finalizar este año se habrá contraído un 3,30%– el 10% más rico de la población aumentó sus ingresos reales un 2,6% en los últimos 12 meses, pero quienes cobran el salario mínimo perdieron un 9% de su poder adquisitivo.
Resistencia y paro general
El movimiento popular brasileño intenta dar muestras de resistencia a las medidas de Temer. En el área educativa, por ejemplo, una reforma impuesta por decreto a las escuelas secundarias despertó al movimiento estudiantil, que a mediados de agosto comenzó un proceso de ocupación de más de mil establecimientos desde fines de octubre –con amenazas de desalojo de las fuerzas de seguridad-, en el marco de las protestas contra el congelamiento del gasto público.
La Reforma Educativa fue anunciada por Temer sin haber pasado por el Congreso. La nueva norma incorpora la jornada integral y elimina asignaturas obligatorias como sociología, filosofía, educación física y artes. A su vez, apunta a la flexibilización del trabajo docente y establece un sistema de evaluación que prevé la estratificación de escuelas públicas. La masividad de las protestas estudiantiles creció con la presentación del proyecto PEC 241.
Para el 11 de noviembre estaba previsto un paro general convocado por ocho centrales obreras de todo Brasil (CUT, Cgtb, CTB, Conlutas, Fuerza Sindical, Intersindical, Nueva Central y UGT), como parte de una escalada del plan de resistencia y oposición callejera al gobierno de Temer. Las principales consignas se vinculan al rechazo a la enmienda constitucional para congelar el gasto público y a la reforma laboral y previsional en ciernes que pretende, entre otras cosas, aumentar la edad jubilatoria, modificar las negociaciones salariales colectivas y flexibilizar las condiciones de tercerización. Además, prevén otra convocatoria al paro general para el 25 de noviembre.
A la jornada del 11 de noviembre se sumaron también movimientos y organizaciones sociales nucleadas en los frentes Brasil Popular y Brasil sin Miedo, que regularmente realizan actos y manifestaciones contra el gobierno de Temer. Para el 20 de noviembre está convocada una movilización contra el racismo que incluye la consigna “Fora Temer”, en el Día Nacional de la Conciencia Negra. Hay muchos sectores sociales en pie de lucha.
Julia de Titto
Revés del PT en las urnas
A principios de octubre el partido de Lula sufrió un duro golpe en la primera vuelta de las elecciones municipales, que esperaba convertir en un plebiscito contra Temer. La derrota del alcalde petista Fernando Haddad en San Pablo, la ciudad más poblada del país y bastión histórico de la fuerza política, fue el resultado más costoso, aunque no el único.
Si bien el Pmdb de Temer no pudo erigirse como el gran ganador de la elección, tuvo un resultado mucho más favorable que el del PT. Su aliado coyuntural en el gobierno, el Psdb, quedó muy bien posicionado.
Quien también puede hacer un balance positivo es el Partido Republicano Brasileño (PRB), de fuerte influencia evangélica, que creció un 31% en cantidad de alcaldías respecto a la elección de 2012. El principal triunfo es el del integrante de la Iglesia Universal del Reino de Dios en Río de Janeiro, Marcelo Crivella, que se impuso frente al Partido Socialismo y Libertad (Psol).
Otro aspecto que caracterizó a las elecciones fue la violencia. Entre junio y octubre más de 20 candidatos a alcaldías y legislaturas locales fueron asesinados en medio del clima de tensión que vive el país.