Expresiones nacionales de una estrategia regional
04 septiembre, 2017
category: EDICIONES IMPRESAS
Plan Atlanta, secta Moon y la situación del vicepresidente Sendic
La derecha latinoamericana coordina acciones desde Estados Unidos para recuperar terreno perdido. En Uruguay esa trama la encabeza Lacalle Herrera y juego un rol la secta anticomunista Moon.
En el marco de su compleja situación política, vinculada a la gestión en la petrolera estatal, el vicepresidente de la República, Raúl Fernando Sendic, dijo que es objeto de “una campaña” de las derechas latinoamericanas que intentan desestabilizar gobiernos populares y de izquierda. La afirmación es controvertida, pero los sucesos de los últimos tiempos en América Latina y el ascenso de las políticas injerencistas de Estados Unidos no pueden pasarse por alto, independientemente de la situación particular de Sendic, que presidió Ancap en dos períodos: 2008-2009 y 2010-2013 (ver recuadro).
Ocurre que tras un período de grandes retrocesos, la derecha continental modificó sus estrategias y procedimientos. Estados Unidos y los partidos vinculados a Washington en América Latina han resignificando viejos mecanismos, financiando actividades, fundaciones y seminarios con el propósito de desgastar gobiernos populares y restarles apoyo dentro de su población. Factores económicos, vaivenes políticos, divorcio de gobiernos con sus bases sociales, han potenciado o debilitado el propósito perseguido desde el exterior.
Multiplicidad de organizaciones, formadas por académicos, políticos y ex gobernantes trabajan a destajo para recuperar el terreno perdido. Hace un lustro, además, funciona una coordinación continental de fuerzas políticas de derecha que procura la desestabilización de gobiernos progresistas y de izquierda. A la nueva estrategia se la conoce como el Plan Atlanta.
Coordinación regional
En marzo del año pasado, el diputado dominicano Manolo Pichardo, presidente de la Conferencia Permanente de Partidos Políticos de América Latina y el Caribe (Coppal), dio detalles del Plan Atlanta y de sus propósitos. Uno de sus móviles es desprestigiar presidentes de izquierda o progresistas, aseguró.
El legislador recordó que en Atlanta, en 2012, ex presidentes latinoamericanos y dirigentes de la región y Estados Unidos firmaron una declaración en la que expresaron su “convicción de que se está ante una oportunidad histórica para que América del Norte, Centro y Sur inicie una nueva era en sus relaciones, dejando atrás el pasado signado por desencuentros”. Allí constituyeron el grupo Misión Presidencial Latinoamericana. Los ex mandatarios que la integran son 12 representantes de la derecha regional: Vinicio Cerezo y Álvaro Colom (Guatemala); Luis Alberto Lacalle (Uruguay); Juan Carlos Wasmosy (Paraguay); Carlos Mesa y Jaime Paz Zamora (Bolivia); Laura Chinchilla (Costa Rica); Nicolás Ardito Barletta y Martín Torrijos (Panamá); Ernesto Samper (Colombia); Hipólito Mejía (República Dominicana) y Gustavo Noboa (Ecuador).
Pichardo subrayó que el plan consta de dos ejes: “El primero tiene como objetivo iniciar una campaña de descrédito contra los presidentes de orientación de izquierda o progresistas, para ir minando su liderazgo. Para ello dicen contar con medios de comunicación, algunos de los cuales fueron mencionados. El segundo consiste en transformar las maniobras mediáticas en proceso judiciales que puedan terminar con los mandatos presidenciales, sin que haya que recurrir al voto popular”.
Entre las distintas acciones desestabilizadoras sufridas en los últimos años en la región resalta el golpe de 2009 contra el presidente Manuel Zelaya en Honduras, que tuvo graves consecuencias para el país centroamericano. Posteriormente se intentó desplazar, sin éxito, a través de fuerzas policiales, al presidente ecuatoriano Rafael Correa en 2010. Dos años después sí tuvo éxito el golpe con ropaje institucional contra Fernando Lugo por parte del Congreso, tras la operación y masacre de Curuguaty.
Más impactante fue la destitución parlamentaria de Dilma Rousseff en Brasil, por la importancia estratégica del país en la región. Un proceso de impeachment apoyado en una irregularidad administrativa habitual puso fin a su mandato un año y medio después de haber ganado la segunda vuelta electoral. La reemplazó un dirigente político denunciado por corrupción que fue grabado mientras avalaba un soborno.
Estos fenómenos han ido debilitando la política de integración regional y a los organismos que surgieron de este proceso, como Unasur y Celac, ahora atravesados por la feroz campaña internacional contra Venezuela, impulsada por varios gobiernos, principalmente suramericanos.
La ofensiva continental cuenta además con importantes recursos económicos, partidos políticos nacionales envalentonados y aparatos de prensa dispuestos a sacrificar principios básicos del periodismo para cumplir los objetivos.
Impacto interno
El Plan Atlanta comenzó a diseñarse en 2012, en una reunión del grupo ahora denominado Misión Presidencial Latinoamericana (MPL). El encuentro se realizó en el Hotel Marriot de la ciudad de Atlanta (Estado Georgia). Entre la selecta concurrencia estuvo el ex presidente uruguayo Luis Alberto Lacalle Herrera, padre del senador y ex candidato presidencial Luis Alberto Lacalle Pou. La “misión presidencial” es promocionada como “una iniciativa de carácter cívico” que aglutina a ex mandatarios de la región.
En debate en el Senado uruguayo en 2014, entre Lacalle Herrera y Carlos Baráibar del Frente Amplio, Baráibar aseguró haber sido informado de que en aquel hotel estadounidense el ex presidente se lamentó públicamente de no poder disputar espacios en el campo popular. El legislador denunciante manifestó que Lacalle Herrera comentó sin rodeos que “a estos comunistas no se les puede ganar por la vía electoral”.
Ocho ex presidentes latinoamericanos firmaron el manifiesto de Atlanta, también fogoneado por la secta cristiana anticomunista Moon, impulsada por Estados Unidos desde los años 1950, en plena Guerra Fría. En Uruguay, una de las organizaciones que encarna el Plan Atlanta es la fundación Paz Global. Esta organización realiza periódicamente algunas actividades a la que asisten diversas personalidades nacionales. Uno de los participantes habituales es Jorge “Charleta” Guldenzoph, vinculado a la secta Moon y denunciado como torturador durante la dictadura cívico-militar uruguaya. Guldenzoph participa también de la MPL y estuvo en la reunión de Atlanta.
El propio Sun Myung Moon (fundador del grupo religioso, fallecido en 2012) se instaló en Uruguay en 1981 y se entrevistó con el presidente Tabaré Vázquez durante su primer gobierno. Moon gozó de muchos privilegios para hacer negocios en el país, incluyendo un diario, Ultimas Noticias, cuyos trabajadores terminaron en la calle.
Desde Montevideo,
Darío Rodríguez Techera
Caso Sendic
El próximo 9 de septiembre en un Plenario Nacional los militantes del Frente Amplio (FA) tomarán una decisión en base al dictamen del Tribunal de Conducta Política sobre el uso que el vicepresidente Raúl Sendic dio a la tarjeta corporativa de la empresa nacional Ancap mientras formó parte de su directorio.
En junio trascendió en la prensa que la tarjeta corporativa de la empresa registraba consumos que incluían artículos de electrónica y mueblería, indumentaria y joyas. Además, el semanario Búsqueda denunció que el Vicepresidente habría cobrado viáticos durante su participación en el directorio de Ancap entre 2005 y 2013 por un monto de 95 mil dólares en 120 viajes internaciones, de los cuales habría devuelto sólo 5 mil sin justificar gastos en algunos de esos viajes.
Según la empresa, los funcionarios no debían entregar documentación de gastos vinculados con alojamiento y alimentación, aunque sí en otros casos respecto a los viáticos.
“La única manera de salir de ese lugar (Vicepresidencia) es por el pueblo, la Constitución y la ley que me pusieron en ese lugar. Voy a cumplir hasta el último día con la responsabilidad que el pueblo me dio”, respondió Sendic ante los reclamos de renuncia enarbolados por la oposición. “A lo largo de nueve años de gestión cometimos muchos errores. Hemos podido meter la pata, pero tengan la seguridad de que nunca metimos la mano en la lata”, se defendió.
“La función pública exige el máximo de ética a cada uno de quienes la tenemos que desempeñar. Esperemos a ver qué dice la Justicia y la comisión de ética del Frente”, declaró Tabaré Vázquez sobre el tema y dijo no tener potestad para solicitarle la renuncia al Vicepresidente. La posición que adopte el Frente Amplio podría ser determinante.