Fuerzas armadas sirias controlan el 85% del territorio
02 octubre, 2017
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La lucha contra Daesh (Estado Islámico) de las fuerzas armadas sirias con el apoyo de Rusia, de milicias iraníes y de la organización libanesa Hezbolá avanza de manera contundente y militarmente exitosa. A fines de septiembre las fuerzas leales al presidente Bashar al Assad habían logrado liberar el 85% del territorio.
El jefe de la operación militar rusa en Siria, el teniente general Alexandr Lapin, señaló a mediados de mes que “para la derrota completa del Estado Islámico hace falta reconquistar unos 27 mil kilómetros cuadrados del territorio de la república”.
En esos días las fuerzas sirias llevaban adelante la fase final del operativo para desbloquear barrios del norte y sur de la ciudad de Deir ez Zor, centro de operaciones de Daesh en el país.
“Nuestra posición es absolutamente clara: los terroristas deben ser aplastados, no debemos dejar que escapen”, declaró recientemente el canciller ruso, Serguéi Lavrov, tras una reunión en París con su homólogo francés, Jean-Yves Le Drian.
El fuerte avance de Siria con apoyo de Rusia puso cara a cara a las fuerzas militares de Moscú con las de Washington ya que Estados Unidos apoya a las milicias kurdo-árabes autodenominadas Fuerzas Democráticas Sirias (FDS) que se movilizan en el norte-este del territorio sirio, junto a la frontera con Turquía.
Rusia denunció que las FDS avanzan desde Raqa hacia Deir ez Zor, donde el ejército sirio combate al Estado Islámico. Ambas fuerzas asistidas por las dos grandes potencias buscan acabar con el extremismo islámico aunque con diferentes intereses en el terreno. Así como Moscú apoya a Bashar al Assad, las FDS y Washington buscan la caída del presidente sirio.
El vocero del Ministerio de Defensa ruso, Ígor Ko-nashénkov, denunció que las FDS suspendieron a mediados de septiembre sus operaciones en Raqa y avanzan hacia Deir ez Zor “sin obstáculos” ni enfrentamientos con el Estado Islámico.
Moscú informó que así como no se registraron combates entre el FDS y Daesh milicianos de esas fuerzas árabe-kurdas “abrieron fuego masivo desde morteros y artillería de cohetes contra las tropas (regulares) sirias”.
Hasta comienzos de septiembre la línea divisoria entre las fuerzas armadas sirias respaldadas por Rusia y las milicias de mayoría kurda apoyadas por Estados Unidos parecía ser el río Éufrates. Sin embargo las fuerzas de al Assad cruzaron el río y recuperaron varias aldeas.
Estado Islámico está cerca de una derrota definitiva en Siria, pero el escenario podría agravarse con enfrentamientos que involucren a las dos mayores potencias militares del planeta. Frente a esta posibilidad cobran especial relevancia las conversaciones de paz que se llevan adelante tanto en Ginebra, auspiciadas por la ONU, como en Astaná, capital de Kazajistán, con el apoyo de Rusia, Irán y Turquía.
El viceprimer ministro sirio, Walid al Mualem, reiteró que “desde el comienzo de la guerra nuestra política ha seguido dos vías: combatir el terrorismo y trabajar hacia una solución política que acabe con esta sangría y restaure la estabilidad”.