La Caja Lúdica, arte en movimiento
15 noviembre, 2016
category: EDICIONES IMPRESAS
Educación cultural y alternativa en Guatemala
La metodología de este colectivo promueve la participación en escenarios educativos, artísticos y culturales. El juego y la sensibilidad son las claves de su pedagogía.
El colectivo de arte Caja Lúdica nació en 2000 en la ciudad de Guatemala, con la fusión de artistas, animadores y gestores culturales. Desde entonces ha configurado una propuesta de educación alternativa con metodologías participativas que promueven el autoconocimiento, la derrota de los miedos, de la desconfianza y de la timidez, potenciando las capacidades creativas y expresivas de las personas para ser y pertenecer, estableciendo vínculos de solidaridad con organizaciones, redes y comunidades.
El objetivo principal de la metodología que llevan adelante es potenciar las capacidades del ser humano en sus dimensiones física, espiritual y cognitiva a través de la participación en escenarios educativos, artísticos y culturales, facilitando el autoconocimiento y las relaciones interpersonales necesarias para las transformaciones sociales. Bajo este programa se realizan procesos de formación, sistematización e investigación académica integral dirigidos a potenciar a las personas involucradas en la acción institucional. A través de estos métodos se despliega el compromiso y la sensibilidad de los vecinos y se impulsa la capacidad de gestión y el desarrollo creativo de proyectos educativos y comunitarios, con la finalidad de contribuir a la libertad de expresión, la autoestima individual y el respeto hacia sí mismos, sus familias y comunidades.
“Es importante promover una reforma educativa profunda, dirigida a desarrollar e incentivar el arte y la cultura, como espacios de diálogo, formación e intercambio entre jóvenes y docentes, de grupos y autoridades locales, a través de la ludo pedagogía, la animación y gestión cultural comunitaria y la sensibilización humana como herramientas fundamentales para la transformación social y el derecho a la vida cultural, libre expresión y creación artística”, dicen los coordinadores del proyecto.
Caja Lúdica orienta, promueve y articula diversos procesos de sensibilización humana y formación mediante una estrategia de cuatro ejes: lúdica, creativa, artística y de diversidad cultural. La finalidad es aportar creativamente al desarrollo integral de la población de Guatemala y de la región; a la dignificación del arte como elemento esencial en la edificación solidaria y democrática de la cultura de paz, facilitando el intercambio respetuoso de la juventud con actores locales, nacionales e internacionales para contribuir a la incidencia e implementación de políticas culturales y artísticas para el desarrollo.
Por otra parte, el colectivo de arte también dicta diplomados en Animación Cultural Comunitaria y Gestión Cultural Comunitaria. Según sus profesores, “estos procesos están dirigidos a formar a gestores y animadores culturales mediante la implementación de la lúdica y el arte como herramientas de sensibilización personal y comunitaria”.
Levantar el telón
En su propuesta teatral ya han puesto en escena varias obras. Contrahuella, la senda de los ancestros es un montaje teatral que parte de la memoria guatemalteca y propone un lenguaje escénico originado en un taller formativo y en un experimento donde convergen la percepción de la realidad y el mundo imaginario que se despierta a través de la reflexión y los sueños compartidos. Para llevar adelante la obra se utilizaron testimonios de la historia reciente y referencias simbólicas de la cosmovisión maya, que siendo remota y legendaria es, a la vez, muy cercana. Caja Lúdica desarrolla procesos de sensibilización con diversas comunidades de raíces indígenas como en Pacux, Pichec, Plan de Sánchez, Chinique, Comalapa, Cunén y la ciudad capital.
El tema fue naciendo en un ejercicio de participación colectiva: los personajes y la trama cuentan la travesía de algunos muertos, que al abandonar el mundo de los vivos inician un viaje donde confluyen recuerdos y alusiones míticas. “Sin intenciones antropológicas se abordó la poética de la muerte y sus rituales, acercándose al mundo indígena de una manera libre, con una visión mestiza que permitió elaborar un discurso dramático de acuerdo a las condiciones de un grupo conformado principalmente por jóvenes citadinos que se están formando en el quehacer teatral y en el arte de la vida”, explicaron los directores. Lo original de la propuesta estética es que la obra puede desarrollarse en lugares abiertos, no convencionales, donde pueda extenderse una alfombra de aserrín de colores que tiene veinte metros de largo por siete de ancho.
Desde La Caja Lúdica entienden al teatro como una importante herramienta que contribuye a la resiliencia de las personas y las comunidades a través de la generación de espacios de diálogo, traslado de experiencias, emociones, preocupaciones y planteo de alternativas para los problemas que enfrentan las comunidades. Con este proyecto el objetivo no ha sido formar actores o actrices profesionales, sino utilizar el teatro como una herramienta que permita multiplicar los conocimientos, generar discusiones, diálogos, aprendizajes y propuestas alternativas que visibilicen la realidad de las comunidades vulnerables a través de personajes y situaciones basados en la temática abordada de manera creativa.
Comunidad viva te quiero es una propuesta basada en la sensibilización en teatro como un proceso que afianza y amplía conocimientos sobre gestión en riesgo y seguridad alimentaria, con participantes de centros educativos que a su vez promocionan y divulgan estas temáticas para la prevención. “La puesta en escena de esta muestra colectiva, abordó la importancia de la organización comunitaria para la prevención y la mitigación de desastres, así como la responsabilidad de los grandes capitales y de políticos poco comprometidos en cuanto a la poca voluntad para prevenir estas situaciones de vulnerabilidad derivadas de las grandes brechas de desigualdad existentes en nuestro país”, explicaron los responsables de esta idea. El proyecto Comunidad viva te quiero permitió al colectivo promover y motivar a través de la sensibilización artística y el teatro la generación de propuestas y alternativas desde las experiencias propias en las comunidades de Agua Escondida, Chichicastenango, Quiché, Taguaini, La Unión, Zacapa, Chapín Arriba, Izabal, San Lucas Tolimán y Nahualá, Sololá y la ciudad de Guatemala. Para quienes participan “son expresiones artísticas y culturales que rompen con lo cotidiano, transgreden lo repetitivo e invitan a descubrir y reinventar. Recuperan la capacidad de asombro y espontaneidad del ser, dan alegría y esperanza y posibilitan nuevas maneras de ver y disfrutar la vida”.
Otras actividades
Caja Lúdica no sólo se dedica al teatro, también tiene talleres de malabares, de danza, de elaboración de vestuario, de máscaras y antifaces, de maquillaje artístico, de zancos y de títeres y muñecos gigantes.
Este colectivo artístico también organiza intervenciones artísticas en la calle y anima eventos culturales. Con su batucada, ensamble de tambores, movimiento y sonoridades, llena los espacios de alegría con el son y el sabor de ritmos afro latinos y brasileños como la cumbia, salsa, bullarengue, zamba, merengue y mapalé, que convocan a la fiesta colectiva. Con su comparsa, entendida como una manifestación libre del espíritu y un ritual ancestral, que transgrede el espacio público, evocan la alegría, el encuentro, el goce, la fiesta, la convivencia y la cultura de paz, porque incita a romper el orden de lo establecido, a expresar y a crear.
En sus espectáculos de telas, cuerpo y movimiento se conjugan para crear poesía pura en las alturas: figuras, siluetas, vueltas, nudos, giros y piruetas se mezclan y dan vida a un show de fantasía en el que acróbatas aéreos danzan con el vaivén de las telas en completa libertad. Al ritmo de los tambores, los fuegueros, con sus cuerpos en movimiento, danzan con el fuego proyectando luz y energía.
En palabras de quienes hicieron posible Caja Lúdica: “Cada uno es el centro cuando tiene un saber, un pensar, un crear… Ninguna palabra es periferia de otra, ningún rostro, ninguna pregunta, ninguna necesidad, ninguna dignidad, ninguna utopía. Todos somos periferia y centro al mismo tiempo, al igual que todos somos comunidad y gobierno, gobierno y comunidad”.