La comunicación como poder público – Por Jorge Zárate
04 enero, 2025
category: FORO DEBATE, SLIDER
Discurso en la Feria de Izquierda Libros + Libres en Resistencia, Chaco, en ocasión de la reapertura del local del Partido Comunista de esa ciudad argentina.
La comunicación como poder público
Los medios deberían ser controlados por el voto popular.
Lo decimos porque influyen decisivamente en la vida de las personas, ocultando las causas de sus malestares económicos y de salud.
La principal de ellas es la horrible distribución de la riqueza.
Un aparato corporativo gigante se enciende todos los días en el mundo que llamamos “occidental” para normalizar la injusticia, promover o justificar las guerras, ocultar el cambio climático, corromper y banalizar, sembrar disvalores, alentar un individualismo autista y miles de otras miserias.
Algo parecido, con matices puede decirse que ocurre también en Rusia, India y China, donde, con más influencia estatal, aparecen también estructuras de gran poder que dan lugar a la agenda del sistema y silencian la de los pueblos.
Ante toda esa brutal situación, la gente de a pie actúa como mera receptora, a pesar de ser una clave importante en el negocio: En un punto teórico, los medios no son sin sus audiencias.
Jorge Zárate, Alejandro Quiróz y Toto Galván
Sin embargo, esta lógica se revirtió en el mundo de hoy.
La previsión para este 2025 es que se gastarán un billón 137 mil millones de dólares en publicidad.
Se trata de una verdadera locura de dinero gastado en sostener y promover el crecimiento del consumo en un planeta con recursos cada vez más limitados.
Si se compara este monto con los 100 mil millones de dólares que se recaudarían de aplicar la Tasa Tobin a la especulación financiera nos damos de frente con el sin sentido total.
Esta tasa, propuesta por la Asociación por la Tributación de las Transacciones Financieras y la Acción Ciudadana (Attac) se aplicó en algunos países, pero no todavía a nivel mundial, al tráfico de capital especulativo que supera el billón de dólares ¡diario!. Vale recordar que sólo el movimiento del cambio de divisas mueve 5 mil millones de dólares por minuto en el sistema Forex.
Las impresionantes sumas de dinero que mueven los negocios principales de los conglomerados de medios hacen que estos puedan “prescindir” de las audiencias. Detrás de ellos está la industria armamentista, el petróleo, la gran minería, los patrones del agronegocio, etc.
Su control casi absoluto de la emisión los vuelve una tiranía invisible escondida detrás de las pantallas, el aire de radio, el papel de los diarios.
Redes antisociales
Los conglomerados de medios vienen concentrando la propiedad y de hecho se transnacionalizan aceleradamente marchando a la par de la brutal concentración de la riqueza que alimenta el sistema capitalista.
Así a los grandes multimedios de Latinoamérica, Clarín en Argentina, O Globo en Brasil, Televisa en México, por citar algunos, le surgen competidores del sistema estadounidense o europeo que intentan quedarse, por ejemplo, por las transmisiones del fútbol, la joya de la corona en estas tierras.
Esta realidad se ve acrecentada por la presencia de las redes sociales un elemento que vino a transformar aún más la dependencia.
Estas megaplataformas como Meta, dueña de Facebook y WhatsApp, o X del inefable Elon Musk, recién en los últimos años enfrentaron algún tipo de regulaciones como las prohibiciones a otorgarle cuentas a menores de 14 que rige en California, Estados Unidos, o de 16 años que rige ahora en Australia.
La Unión Europea multó en noviembre pasado por 798 millones de euros a Meta por prácticas contra la competencia en el mercado de publicidad en línea: «liga su servicio de anuncios clasificados Facebook Marketplace –una tienda virtual– a su red social personal Facebook» lo acusó.
Estos son, sin embargo, apenas atisbos de intentar poner algún “cascabel al gato” ya que la probada incidencia electoral de las redes sociales, en buena medida mediante la difusión de “fakes news” no fue todavía convenientemente abordada.
Vale como ejemplo el escándalo de Cambridge Analytica, la empresa británica que usó datos de millones de usuarios de Facebook sin su consentimiento para fines de propaganda política para sus clientes como la campaña para el Brexit en el Reino Unido, Donald Trump y la sospecha de su uso por parte de Mauricio Macri en 2015, por citar los más conocidos.
El uso de los datos psicográficos, que ayudan a conocer los gustos y preferencias de las personas, se sigue dando para fines comerciales y políticos a pesar de las advertencias de estudiosos de la conducta a nivel mundial.
Las fakes que estimulan el odio y la reacción por resentimiento, pueden ser usadas para captar votos de gente disconforme, algo que está pasando en todo el mundo, sin control de los estados.
Puesto el peligro en evidencia, es claro que estamos ante unas “redes antisociales” exagerando en alguna medida los términos, pero entendiendo que dichas redes no conectan a un usuario con el contenido de más de tres decenas de personas por día. Lo deja si, cautivo de una catarata de avisos sobre alguna preferencia que haya mostrado en algún sitio de comercio on line, una de las contrapartidas de este fenómeno.
Como para cerrar la idea, se entiende claramente la intención de Jeff Bezos, dueño de Amazon, al comprarse el multimedio Washington Post.
Silenciamiento
Este cuadro global tiene correlatos en cada lugar del mundo. De la experiencia del expositor en Paraguay, se puede dar testimonio del “consenso fabricado” como denominaba el gran Noam Chomsky a la agenda impuesta por los conglomerados de prensa.
Con la comunicación en manos de 5 grandes grupos empresariales, el tema central de la agenda pública paraguaya que es la lucha campesina por la tierra, no aparece en los grandes medios.
Allí el 3% de los propietarios tiene el 88% de las tierras. Menos del 8% de las tierras disponibles para agricultura se usaron para plantar alimentos, según un estudio de Base Investigaciones Sociales (Base Is) El 92% se usa en cultivos de exportación como la soja, maíz y trigo transgénico, arroz y caña de azúcar.
A pesar de ser cientos de miles, de impactar con su emigración en las periferias de las principales ciudades del país, la lucha por la reforma agraria y la demanda campesina brilla por su ausencia en las páginas de los multimedios.
Algo parecido ocurre con las luchas populares, los casos de persecución sindical que se reiteran día a día.
Como ejemplo vale citar el caso de la industria cárnica: Paraguay es el séptimo exportador de carne del mundo y lo hace por alrededor de 2 mil millones de dólares al año. En el país pastan casi 14 millones de vacas y, según el muy cuestionado último censo nacional, no alcanza a los 7 millones de habitantes.
Los frigoríficos de exportación, al menos la mitad de ellos de capitales extranjeros, no permiten la sindicalización de los obreros. El sector de la carne que emplea a alrededor del 17% de los trabajadores del país no tiene una representación sindical que luche por derechos básicos de los trabajadores como las 8 horas y la seguridad social.
Democratización
Hay un elemento principal en nuestra región que tiene que ver con la pauta publicitaria pública.
En Latinoamérica, el sistema de medios es sostenido principalmente por el bolsillo de los contribuyentes que paga a conglomerados de medios que no representan sus intereses y no difunde su agenda temática.
La experiencia de este cronista da cuenta de la existencia de medios que son verdaderos “ministerios”, ya que sin el presupuesto público no podrían existir.
Ante esta situación, es urgente insistir con experiencias como la Ley de Medios en Argentina, se cumplieron 15 años de su sanción en este 2024. Allí se destinaba un mínimo porcentaje de impuestos para sostener medios comunitarios, populares e indígenas. Se llegó a televisar de manera gratuita el fútbol y promovía la creación de órganos con la participación de provincias, universidades nacionales, medios comunitarios, las y los trabajadores de medios para incidir en los contenidos.
Como buena noticia, en Colombia, en septiembre pasado, el presidente Gustavo Petro anunció la entrega de un canal público a medios y organizaciones sociales. Habló a su vez de una “ley de tercios” en torno a la financiación: “una tercera parte para medios en redes sociales, una tercera parte a medios tradicionales porque no los vamos a cerrar, y una tercera parte a financiar los medios alternativos”.
De igual manera, se entiende que es necesario hacer un esfuerzo mayor para la comprensión de la humanidad del carácter de poder público que tiene la comunicación.
Es realmente un cuarto poder y es, paradójicamente, el único que no se elige.
Requeriría de una autoridad electiva que ejerza ese poder, podría ser de forma parlamentaria, para evitar la tentación autoritaria de una autoridad ejecutiva, que puede tener también limitadas funciones judiciales.
Los juristas pueden diseñar formas operativas convenientes si la voluntad política es expresa.
Lo importante es avanzar hacia el debate porque todos los días, cada vez que mecánicamente vemos la pantalla del teléfono celular, olvidamos cuestionar un poder que nos explota, vigila y desinforma.
*Jorge Zárate es periodista, colaborador de América XXI. Fue secretario general adjunto del Sindicato de Periodistas del Paraguay (SPP)
Artículo publicado en el portal digital E´a