Este lunes 1° de junio, las bombas expendedoras de gasolina, en Venezuela, amanecieron abiertas desde muy temprano. El servicio al público representó una nueva victoria sobre los amos del mundo y el Imperio yanqui-sionista. Donald Trump volvió a ser derrotado en su sucesiva y muy prolongada guerra multifactorial en contra del pueblo venezolano y su legítimo y Constitucional Gobierno, presidido por Nicolás Maduro.

El país con la mayor reserva probada de petróleo, en el mundo, se quedó sin combustible para el abastecimiento de su parque automotor interno, debido al bloqueo criminal del Gobierno narcoterrorista, sus aliados y súbditos, encabezado por Trump.

Para quienes están al tanto cotidiano de lo que ocurre en nuestro país, no les sorprende enterarse de cada nueva batalla declarada en la multifactorial guerra que se expresa en bloqueo económico, hiperinflación inducida, bombardeo mediático, acciones militares de invasión, actos y atentados narcoterroristas de magnicidio (afortunadamente en grado de frustración) y en contra de otras personas, bienes y servicios de agua, eléctricos, transporte, internet, entre otros flancos de ataque. Mientras enfrentamos y salimos victoriosos del robo y piratería en nuestra industria petrolera como el ocurrido con nuestra empresa de refinación Citgo, con sede en los EEUU o el ocurrido con nuestro oro, por parte de los delincuentes que que gobiernan en Gran Bretaña y nos han despojado de parte de nuestras riquezas monetarias soportadas en ese mineral.

Mientras un día despertamos con la alegría de una nueva victoria de dignidad por parte del Poder Popular, de nuestra Fuerza Armada Nacional Bolivariana, de nuestro Gobierno y de nuestro presidente y estratega, comandante en jefe Nicolás Maduro, inmediatamente observamos, sin descanso ni abandono de las posiciones de resistencia y combate, como unas tropas élites estadounidenses se despliegan con saña de invasores e intenciones sanguinarias, para un nuevo intento de invasión contra Venezuela, desde la región fronteriza con Colombia.

La guerra contra nuestra Patria digna y soberana se ha recrudecido desde que el pueblo decidió expulsar, en 1989, las políticas y acciones del neoliberalismo, a través del FMI y el Banco Mundial. Pero sobre todo desde cuando decidimos acompañar el liderazgo revolucionario Bolivariano del Comandante Hugo Chávez, hacerlo nuestro Presidente constitucional y entender que vamos por el camino correcto al haber elegido, en dos períodos gubernamentales seguidos y por su expresa recomendación, a Nicolás Maduro.

La guerra desesperada del imperio yanqui-sionista al intentar invadir a Venezuela y frenar los avances de la Revolución Bolivariana y Chavista, es por acaparar esta Tierra de Gracia, este territorio bendito y lleno de riquezas estratégicas, entre las que se encuentra el petróleo, ahora de todo el pueblo venezolano por decisión soberana, «sólo ahora en el 2002 -como nos lo recuerda nítidamente el Comandante Chávez desde la Presidencia (14-01-2005)- después del establecimiento, después del terremoto petrolero (alude el paro y sabotaje petrolero de 2002-2003) que sacudió hasta las más profundas fibras del alma nacional, después de la agresión imperialista derrotada por el pueblo venezolano», que ha permitido avanzar, todavía con dificultades, agresiones y traiciones, hacia «una verdadera soberanía petrolera».

Nuestro Poder Popular, junto a nuestra Fuerza Armada Nacional Bolivariana, el liderazgo indiscutible del presidente Maduro y la solidaridad internacional de pueblos como el de Irán («maximizar la memoria y minimizar el olvido» Hugo Chávez, 11-03-2005) nos permitirán avanzar hacia la victoria definitiva. Con dignidad y conciencia, la lucha sigue.

Ilustración: Iván Lira

ÚNETE A AMÉRICA XXI

Hacemos un periodismo comprometido con la verdad de América Latina desde hace 16 años. Nuestro sitio no recibe financiamiento ni publicidad y se sostiene con el apoyo de lectores y seguidores comprometidos. ¿Nos apoyas?