02 octubre, 2017
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Paso fundamental en el desarrollo industrial del nuevo país
El proceso de transformación económica sumó otro capítulo con la inauguración de la primera planta petroquímica en la historia nacional. La inversión se hizo sin pedir un crédito internacional.
“Es otro hecho histórico e inédito para los bolivianos”. Así definió Evo Morales la inauguración de la primera planta de industrialización de hidrocarburos en la historia de Bolivia, 11 años después de la nacionalización de los yacimientos gasíferos y petroleros. A su lado estaba el vicepresidente de Perú, Martín Vizcarra, que calificó el proyecto como “un ejemplo a seguir”. “Por eso estamos aquí”, admitió el representante del gobierno peruano. Su país importará nitrato de amonio boliviano para la minería.
Una década atrás era impensado que el país más castigado de Suramérica, con 38% de pobreza extrema cuando Evo Morales llegó a la presidencia, pudiera ser vanguardia en algún aspecto para otros países del continente. Hace un tiempo que lo es en temas sociales, pero ahora también da grandes pasos en materia económica.
La fábrica inaugurada en Bulo Bulo, localidad del departamento de Cochabamba, está en condiciones de producir más de 600 mil toneladas métricas de fertilizantes. De esa cantidad, entre el 85 y 90% será exportado a otros países suramericanos, principalmente al estado brasileño de Mato Grosso, que limita con Bolivia. También desde Perú, Paraguay y Argentina expresaron interés en importar los fertilizantes producidos en Cochabamba.
Otros dos elementos se destacan de este proyecto industrial. Por un lado, la formación científica y técnica que se dará dentro del predio de la fábrica, que tiene 200 hectáreas. Por otro, que la inversión para su construcción (953 millones de dólares) se financió con las reservas internacionales del país, sin solicitar ningún crédito internacional y evitando el endeudamiento externo. Además, el Ministerio de Hidrocarburos estimó que la fábrica tendrá ingresos anuales por 233 millones de dólares.
La obra es la primera de este tipo en la zona andina de Suramérica y representa el proyecto industrial más importante en los 192 años de historia de Bolivia como Estado independiente. Allí se procesan unos 50 millones de pies cúbicos diarios de gas natural para transformarlos en amoníaco y urea.
Los fertilizantes también serán utilizados dentro del país para mejorar el rendimiento de cultivos de arroz (estimado en un 60%), trigo (en un 45%), sorgo (30%), maíz (200%) y caña de azúcar (65%).
Planificación a largo plazo
En poco tiempo Bolivia dejará de exportar gas rico (con todos sus componentes) y comenzará a exportar productos con valor agregado, gracias a este proyecto. La construcción estuvo a cargo de la empresa surcoreana Samsung, que pasará el mando total del complejo industrial a un equipo de técnicos bolivianos dentro de seis meses, luego de que terminen el período de capacitación.
No se trata de una iniciativa aislada. La obra iniciada en 2012 forma parte del actualizado Plan de Desarrollo Económico y Social 2016-2020 para el tercer mandato de Evo Morales y sigue una planificación que comenzó con la nacionalización de los hidrocarburos en mayo de 2006. Entre los últimos logros de la industria estatal de gas y petróleo está el haber logrado transformar al país de importador a exportador de gas licuado de petróleo y haber alcanzado la producción autosuficiente de gas natural vehicular líquido.
Otro ambicioso proyecto de industrialización de gas es la Planta de Propileno y Polipropileno, a construirse en Yacuiba, departamento de Tarija. Esta fábrica de producción de plásticos también se financiará principalmente con un crédito del Banco Central Boliviano, que ya otorgó 1.800 millones de dólares a la estatal Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (Ypfb). La iniciativa se retrasó por la anulación del contrato de adjudicación a la empresa italiana Tecnimont y habrá una nueva licitación.
Respecto a la Planta de Urea y Amoníaco, el ministro de Hidrocarburos no dudó en calificarla como “el proyecto más importante en la historia de Bolivia” y considerarla “un salto cualitativo hacia la consolidación de la industrialización del gas”. Opinó que esta petroquímica “cambiará el agro, la economía y el concepto de industrialización” en el país.
“Ingresamos a una nueva etapa, ya no solamente como un país que va a exportar el gas natural, sino que va a tener un valor agregado en fertilizantes”, celebró el gerente de Petroquímica de Ypfb, Mauricio Alvarado. “Se va a dejar de importar urea que viene de China, Estados Unidos, Rusia, Ucrania y Polonia”, explicó. La planta tiene capacidad para producir 2.100 toneladas métricas por día de urea granulada.
“Cuando pedíamos a los gobiernos del pasado junto a la Central Obrera Boliviana la nacionalización (de hidrocarburos) la respuesta era: ‘si se nacionaliza no va a haber inversiones’”, recordó Evo Morales al inaugurar la fábrica petroquímica. Antes de la estatización de los hidrocarburos la inversión anual promedio en el sector era de 200 millones de dólares. Después de 2006 se multiplicó por 10, para llegar a un promedio de 2 mil millones de dólares, informó el mandatario boliviano.
Esta planificación económica se enmarca en la llamada Agenda Patriótica del Bicentenario, que planteó una serie de metas sociales y económicas para el año 2025. En el aspecto social, sus principales objetivos son la erradicación de la extrema pobreza y la universalización de los servicios básicos. En términos económicos el concepto central es reducir la dependencia económica en todos los rubros el máximo posible. Desarrollo científico-tecnológico, diversificación productiva y soberanía alimentaria son algunos de sus pilares fundamentales. El horizonte es “la construcción del socialismo comunitario”.
Evo en la ONU
Fiel a su estilo y convicciones, el presidente boliviano fijó una posición inequívoca durante su intervención en la 72ª Asamblea General de Naciones Unidas (ONU). “La principal amenaza contra la Madre Tierra, el multilateralismo, la paz y la libertad, es el gobierno de Estados Unidos”, afirmó Evo Morales en Nueva York, pocas horas después de que Donald Trump diera un discurso cargado de amenazas.
“Para apropiarse de recursos naturales se organizan invasiones y también la caída de gobiernos para crear caos y beneficiarse de esa situación. Muchas de esas invasiones han alimentado la aparición de grupos terroristas y atentados en poblaciones civiles”, denunció el mandatario boliviano.
En su intervención, Evo recordó los más de un millón de muertos en Irak, casi medio millón en Siria, las víctimas en Libia y la crisis humanitaria en Yemen, “producto de agresiones externas”. Afirmó que “la guerra y los conflictos violentos siguen siendo el flagelo de millones de personas”.
Su discurso fue la contracara de las palabras de la Trump y una respuesta clara a sus posiciones. El Jefe de Estado boliviano condenó las sanciones unilaterales que Estados Unidos aplicó a Venezuela y las amenazas de invasión contra el país. “Rindo mi más sentido homenaje a la memoria de los comandantes Fidel y Che, quienes desde este tribunal nos advirtieron que en el imperio no se confía”, expresó y volvió a pedir el fin del bloqueo económico y financiero contra Cuba.
Uno de los ejes de su intervención fue la defensa del medio ambiente, tema en el que también expuso una visión contrapuesta a la de Trump, que considera al fenómeno científico del calentamiento global un “invento de China”. “La crisis climática, los terremotos, inundaciones, sequías, contaminación del aire, de los océanos y la extinción de especies son producto del capitalismo, de los niveles de consumo y de la industrialización desmedida (…) Los países que menos contaminamos somos los que más sufrimos las consecuencias. Es imprescindible que todos los países se adhieran al Acuerdo de París para salvar el planeta”, instó en rechazo a la salida “injustificable e inadmisible” de Estados Unidos de dicho acuerdo. “Su gobierno se ha convertido en una amenaza contra la Madre Tierra”, advirtió.
Al concluir su discurso, Evo llamó a luchar contra el capitalismo, el colonialismo y el imperialismo, ya que únicamente “del éxito de esta lucha” podrá nacer “un auténtico orden mundial basado en la solidaridad, la igualdad, la justicia social y en el respeto a los derechos de los pueblos, a la paz y al desarrollo para vivir bien”.