“Ingenieros” de Washington avanzan en Sudamérica
Por Adrián Fernández
Las aguas bajan turbias es una de las diez películas más representativas del cine argentino. Fue rodada en 1951, basada en la novela El río oscuro de Alfredo Varela, y dirigida e interpretada por Hugo del Carril. La trama de esta obra del estilo político-social transcurre en las zonas de producción del río Paraná y exhibe, como pocas, las condiciones infrahumanas de trabajo, la codicia de los patrones y la rebelión obrera.
El río Paraná (que nace en Brasil y atraviesa Paraguay y el litoral argentino) es testigo, entonces como ahora, de la codicia, la explotación obrera y los delitos económicos. Esta vía, el segundo río más largo de América del Sur, luego del Amazonas, tiene -junto al río Paraguay- un alcance estratégico a través de la llamada hidrovía (nombre que refiere a la empresa privada que tuvo la concesión durante tres décadas hasta hace dos años. Actualmente se denomina Vía Navegable Troncal, VNT).
Nadie mejor que argentinos, brasileños y paraguayos para conocer la importancia de esta vía navegable. Pero no son los únicos expertos. Narcotraficantes y empresas nacionales y multinacionales conocen cada rincón -y utilizan sus propios puertos- a lo largo de 3.400 kilómetros para consumar despachos ilegales, evasión impositiva y otros delitos económicos.
Para que se entienda, la hidrovía es la principal vía de salida de productos de Paraguay, del sur de Brasil y del norte y noreste de Argentina, y de sus zonas de influencia. Por allí pasa más del 80 por ciento de los productos exportables argentinos (granos, harinas y aceites, entre otros). Posee 3.400 kilómetros de ríos que conectan estos tres países además de Bolivia y Uruguay con el océano Atlántico. A la vera del Paraná conviven multinacionales estadounidenses como ADM, Bunge, Cargill, Dreyfus, con una creciente presencia de capitales chinos, como COFCO, es el procesador, fabricante y comerciante de alimentos más grande de China o como la rusa Sodrugestvo.
Dentro del territorio argentino, la hidrovía estuvo concesionada a un grupo privado durante 30 años. Al vencerse el tiempo estipulado, se inició dentro del gobierno de Alberto Fernández una puja de intereses entre quienes querían renovar el plazo de administración privada con quienes querían que el Estado retome su presencia en esta vía estratégica. Fernández pareció inclinarse con este último grupo pero hasta allí llegó. El Estado se hizo cargo a medias porque no creó el consorcio público que lo administrara e incumplió el compromiso de crear un nuevo canal de salida de buques. El nuevo gobierno, de Javier Milei, confirmó que la operación será privatizada.
La estrategia económica y el paraguas para cobijar delitos gravísimos conviven en esta hidrovía con su importancia geopolítica. Las tres aristas (economía, evasión y narcotráfico) van de la mano, como bien lo saben el Departamento de Estado de los Estados Unidos que, en los últimos cinco años, vio facilitada como nunca antes su estrategia de expansión y dominio.
Bajo el amparo de «acuerdos marcos» de cooperación e intercambio de información, Estados Unidos despliega «ingenieros civiles del Ejército», tecnología y finanzas luego de firmar convenios con el entonces presidente de Paraguay Mario Abdo Benitez (en 2022) y ahora con el argentino Milei.
Esta semana, el portal de noticias Infobae -de probados nexos con el Departamento de Estado- informó que Argentina y Estados Unidos firmaron el Acta de Inicio del Memorándum de Entendimiento entre la Administración General de Puertos de Argentina (AGP, ente intervenido recientemente por Milei) y «los ingenieros civiles» que gestionan el río Misisipi-Misuri que, con 6275 km de extensión, es la cuarta vía navegable más larga del mundo.
Participaron el interventor de AGP, Gastón Benvenuto, el secretario de Empresas y Sociedades del Estado de la Jefatura de Gabinete de Argentina, Mauricio González Botto, el embajador de Estados Unidos, Marc Stanley, y el representante del Cuerpo de Ingenieros estadounidense, Adrien McConnell.
Stanley había realizado una visita a una draga en la hidrovía en abril de 2023. Fue por esos meses (durante el gobierno de Alberto Fernández) que también visitó otros sitios estratégicos como los yacimientos de hidrocarburos no convencionales de Vaca Muerta, en la provincia de Neuquén.
En un comunicado conjunto -señala el portal-, «ambos países destacaron la importancia de garantizar la eficiencia y transparencia en las operaciones portuarias en medio de un escenario global marcado por el cambio climático y la necesidad de combatir actividades ilícitas en las vías navegables».
El texto –copy paste de decenas de acuerdos imperialistas a lo largo de las últimas décadas- promete que ambos países «se centrarán en mejorar la eficiencia y transparencia de la gestión de las vías navegables, así como en fortalecer los procesos administrativos para garantizar su adecuado funcionamiento». Pero una de las partes más interesantes refiere que «se explorarán futuras colaboraciones en materia de seguridad para enfrentar desafíos comunes en la protección de las operaciones portuarias y de navegación». Apenas faltó en el texto la palabra «terrorismo».
Luego, frases de ocasión como las del representante del Cuerpo de Ingenieros de Estados Unidos: “La gestión de infraestructura crítica como las vías navegables requiere una empresa fuerte, con capacidad de adaptación permanente, porque así es el comportamiento del río”.
Infobae concluye que «tanto la Administración General de Puertos como el embajador Stanley señalaron su interés en profundizar la colaboración bilateral, en este caso en materia de Seguridad, en futuros convenios».
Aguas turbias
En abril de 2022, Estados Unidos y Paraguay retomaron las reuniones para la creación de un Plan Maestro de manejo del río Paraguay (donde nace la hidrovía) apoyado por el Cuerpo de Ingenieros del ejército del país del norte (USACE), una alternativa alentada ya en el año 2015.
“El presidente (Mario) Abdo Benítez se reunió (el pasado 1 de abril) con la misión de la que formó parte el general de brigada Jason Kelly y la delegación del personal civil, para estudiar la posible cooperación entre Paraguay y EE.UU”, confirmó la Presidencia paraguaya, según un reporte para América XXI de Jorge Zárate, desde Asunción.
“Esta oportuna visita explorará nuevas oportunidades para que Paraguay y los Estados Unidos colaboren en estas áreas críticas”, agregó un informe de la Presidencia de Paraguay.
Reseñó que el USACE “examinará con expertos paraguayos el posible desarrollo de un plan maestro del tramo soberano del río Paraguay para considerar los recursos hídricos sostenibles; mejorar la seguridad y la resiliencia». Aún a riesgo de ser reiterativo, el río Paraguay es la naciente de la hidrovía que hacia el sur se completa con el río Paraná.
La hidrovía conformada por los ríos Paraguay y Paraná se inicia en Puerto Cáceres, en el estado brasileño de Mato Grosso, y desemboca en el delta del Paraná, frente al puerto de Nueva Palmira, en Colonia, Uruguay.
Tiene 3.442 km y atiende a las principales cuencas productivas, económicas y poblaciones de Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay e indirectamente a Bolivia, que tiene acuerdos para la salida de sus productos.
Cocaína y otros intereses de Washington
En octubre de 2022, seis meses después del nuevo acercamiento con Estados Unidos, el Gobierno paraguayo anunció la creación de la Unidad de Inteligencia Marítima (MIU) para combatir el tráfico de marihuana y cocaína a través de la hidrovía Paraná Paraguay y el tráfico marítimo de drogas hacia Europa mediante el empleo de contenedores.
La Unidad especializada se dará en el marco del Proyecto de Cooperación Portuaria contra el Tráfico Marítimo SEACOP V que el país comparte con la Unión Europea (UE), impulsada por la española Fundación Internacional y para Iberoamérica de Administración y Políticas Públicas (FIIAPP).
Según datos oficiales paraguayos, en la hidrovía se incautaron al menos 27 toneladas de cocaína en los años 2021 y 2022.
La Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE), dependiente de la ONU con sede en Nueva York, señaló en su informe de 2021 que la hidrovía «parece haberse consolidado como puerta de entrada para el transporte de la cocaína fabricada en Bolivia y el Perú a los mercados internacionales de cocaína a través de puertos del Brasil y el Paraguay».
En marzo de 2023, el presidente Abdo Benítez se reunió con la jefa del Comando Sur, la generala Laura Richardson, que un año antes estuvo de visita por Argentina y Chile para advertir de la “inconveniencia” de asociarse con China.
Esta mujer aventuró a llamar “nuestros recursos” a las riquezas latinoamericanas y las enumeró citando al triángulo del litio entre Argentina, Bolivia y Chile; “las reservas de petróleo más grandes”; “los recursos de Venezuela, con petróleo, cobre, oro”; los bosques de la Amazonía, “los pulmones del mundo”; y no podía faltar, “el 31 % del agua dulce del mundo”.
Finalmente, en abril de 2023, otro artículo de Jorge Zárate desde Asunción, señaló que «Mario Abdo Benítez quisiera cerrar antes de dejar la Presidencia de Paraguay el compromiso que asumió en su viaje a los Estados Unidos: Conseguir que el Cuerpo de Ingenieros del Ejército de ese país (USACE) diseñe un plan maestro para el mantenimiento del caudal navegable del río Paraguay».
Nuestro colaborador en la capital paraguaya fue contundente al afirmar: «para los norteamericanos, es fundamental bloquear el acceso a China y Rusia a los recursos de América Latina y controlar el paso por el que se los exporta es un elemento central».
Citó un informe sobre la hidrovía del Eno Center for Transportation (un influyente centro de análisis especializado en logística) en el que sugirió al gobierno de Estados Unidos ocuparse de ruta navegable por su calidad troncal en el transporte continental y porque con poca inversión se estaría cuidando los intereses estadounidenses en la guerra comercial que mantienen con China.
El documento asegura que por el río Paraguay circularon hasta el 2018 unas «20 millones toneladas por año” y que hubo un crecimiento sostenido de alrededor de un 4,5% al año desde el 2010 al 2018 en el volumen transportado.
Concluye el informe de Zárate: “las inversiones en otros países deben ser monitoreadas para asegurarse de que el sistema estadounidense siga siendo competitivo. Esto tiene un elemento de seguridad nacional, ya que la investigación de Eno encontró que las empresas chinas estatales están invirtiendo en instalaciones a lo largo de los ríos en América del Sur y el sudeste asiático…”.
La creciente presencia de China y Rusia, el argumento del narcotráfico, el agua como recurso y la importancia comercial y geopolítica, han convertido a la hidrovía en una de las tres principales metas de los intereses de Estados Unidos en el cono sur, junto con la energía y el litio. Para fortuna del Departamento de Estado, la continuidad de los gobiernos colorados en Paraguay y la presencia de Milei, alineado incondicionalmente a Washington y a Israel, garantiza el cumplimiento de los objetivos inmediatos del imperio frente a una región a la deriva y con un alto grado de turbiedad en su principal vía navegable.
Lectura complementaria:
Hidrovía Paraná-Paraguay, disputa Estados Unidos-China – Abril de 2023
Paraguay crea unidad especial contra el narcotráfico – Octubre de 2022
Estados Unidos retoma su idea de dragar el río Paraguay – Abril de 2022
Argentina en disolución – Por Luis Bilbao – Marzo de 2024