Manuela Sáenz una conjunción de heroísmo, patriotismo, valentía y feminidad
28 diciembre, 2021
category: DOCUMENTOS
Este 27 de diciembre se cumplieron 224 años del nacimiento de Manuela Sáenz Aizpuru. ¿Quién era esta mujer indómita por la cual Simón Bolívar sentía una pasión irrefrenable? ¿Era una guerrera rebelde, un símbolo de la emancipación femenina o una compañera sumisa del héroe masculino? ¿Una mujer independiente y fanfarrona o una amante cariñosa y devota? Del estudio de la vida de Manuela se puede llegar a la conclusión que era todo eso y mucho más. Fue una figura femenina muy alejada de los modelos propuestos por las altas esferas del poder de su tiempo, culta, conocedora, una intelectual de su tiempo, paradojalmente una mujer que aunque haya vivido hace más 200 años la sentimos cercana, un modelo a seguir en nuestros días.
Manuela patriota
Uno de los temas recurrentes cuando se habla de Manuela Sáenz es la presencia de Simón Bolívar, es muy difícil desligarla del mito y la figura del Libertador, porque evidentemente la grandeza del venezolano eclipsa la vida de cualquiera de los protagonistas de los años de la independencia suramericana.
En la mayoría de los documentos y estudios sobre Manuela se hace énfasis en los años que pasó al lado de Bolívar, pero, verdaderamente, su ímpetu revolucionario nace el 10 de agosto de 1809 cuando inicia el proceso de independencia de Ecuador al ser destituido el presidente de la Real Audiencia de Quito, Manuel Ruiz Urriés de Castilla. Para ese entonces se vivirán días de gran conmoción en Quito con la instalación de una Junta Soberana de gobierno, y Manuela Sáenz, de 14 años de edad, será testigo de estos acontecimientos e iniciará su identificación con la causa patriota. Es muy probable que haya conocido la participación de importantes mujeres que fueron protagonistas del movimiento independentista, entre ellas Manuela Cañizares, célebre por la frase: “Cobardes… ¡Hombres nacidos para la servidumbre… ¿De qué tenéis miedo? ¡No hay tiempo que perder!” .
En 1810 la Junta Soberana devuelve la autoridad a Manuel Ruiz Urriés de Castilla, quien en una acción vil traiciona su palabra y encarcela a los patriotas, lo que desembocará en la carnicería del 2 de agosto de ese año, cuando tras un intento de liberación de los prisioneros se desata por parte de los realistas la matanza tanto en el cuartel como por las calles de Quito, sumándose el saqueo y una violencia sin parangón. Estos acontecimientos sellarán la determinación de Manuela Sáenz por la causa independentista.
A la edad de 22 años contrae matrimonio con el inglés James Thorne, lo que la lleva a residenciarse en Lima, Perú, donde su esposo lleva a cabo sus negocios como comerciante. En esta ciudad andina establece una verdadera red de espionaje filtrando información desde las filas patriotas, por lo cual el general San Martín la condecoró con la orden de “Caballeresa del Sol”. Regresará a Quito donde el destino la llevará a conocer a Simón Bolívar, enamorándose uno del otro perdidamente, sin dejar de entregar sus vidas a la noble causa revolucionaria.
Manuela soldada
En una carta dirigida al Libertador Simón Bolívar desde el frente de batalla de Ayacucho, el 10 de diciembre de 1824, Antonio José de Sucre, el Gran Mariscal de Ayacucho, escribe sobre Manuela Sáenz: “Se ha destacado particularmente (…) por su valentía; incorporándose desde el primer momento a la división de Húsares y luego a la de Vencedores, organizando y proporcionando avituallamiento de las tropas, atendiendo a los soldados heridos, batiéndose a tiro limpio bajo los fuegos enemigos; rescatando a los heridos”.
Esta misiva nos describe grandes rasgos otra faceta de Manuela muy lejana a la de una dama de la sociedad quiteña. El hecho de participar activamente como una soldada en la guerra de independencia le planteó un dilema difícil de resolver para una mujer de su época. Por una parte, esforzarse por preservar su feminidad intacta, sea como sea; o suprimirla por completo y ajustarse al modelo tradicional del soldado masculino. Ambas opciones exigen un esfuerzo antinatural. La primera porque la transposición de formas de hacer, hábitos y puntos de vista tradicionalmente femeninos a un entorno militar predominantemente masculino implica la introducción forzada de elementos ajenos considerados superfluos. La segunda porque requiere la supresión de uno de los componentes más fuertes de la identidad.
De los testimonios de la época, documentos, cartas, lo que podemos deducir es que aun siendo una soldada Manuela no renunció en ningún momento a su feminidad. Es un ser humano en el cual se mezclan la mujer heroica vestida de húsar con pantalón, capaz de montar a caballo y usar armas de fuego, con la dama de belleza infinita, de manos suaves y delicadas ataviada con un vestido vaporoso y mirada llena de patriotismo.
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Yoselina Guevara Corresponsal venezolana de Correo del Alba en Italia
Artículo original publicado en Correo del Alba