Por María Jagoe

El femicidio de María Belén Bernal, en septiembre pasado, sacudió a Ecuador y provocó movilizaciones masivas contra la violencia de género. Este es el año con más mujeres asesinadas en el país desde que se tiene registro: 206 muertas, una cada 28 horas.

Las organizaciones sociales y feministas realizaron un llamado a la unidad frente a un Estado que calificaron como “femicida y transfemicida”. Mientras la mitad de los asesinos aún no recibió una condena, denuncian que el Gobierno ha ejecutado sólo un 5% del presupuesto destinado a combatir la violencia machista.

La abogada María Belén Bernal, de 34 años, desapareció el 11 de septiembre pasado después de ingresar a la Escuela Superior de Policía de Quito para encontrarse con su esposo, el teniente Germán Cáceres. Su cuerpo apareció 10 días después en un cerro cercano al edificio.

El caso provocó conmoción a nivel nacional. Cáceres, el principal sospechoso del femicidio, huyó luego de declarar en la Fiscalía y se sospecha que fue encubierto por otros agentes de la fuerza. El presidente Guillermo Lasso pidió la renuncia del ministro del Interior y dio de baja a la cúpula policial.

Organizaciones sociales y colectivos feministas realizaron masivas movilizaciones en 18 provincias. Al grito de “Ni una menos” y “Vivas nos queremos”, llamaron a estar “unidxs contra el Estado femicida y transfemicida”.

Además de justicia para Bernal y las demás víctimas, los reclamos de las manifestantes incluyen la elaboración de políticas públicas contra la violencia de género, reformas en la educación y la creación de un Ministerio de la Mujer.

Más de 60 organizaciones se movilizaron en 24 ciudades del país. Sin embargo, denunciaron que ninguna de ellas fue convocada a la mesa de diálogo que conformó el gobierno ecuatoriano.

Según datos de la Asociación Latinoamericana para el Desarrollo Alternativo, conocida como Fundación Aldea, en Ecuador se registraron 1.045 femicidios entre el 1 enero de 2014 y el 31 de diciembre de 2021.

Tomando sólo el año 2022, las estadísticas señalan que hubo 206 femicidios hasta el 3 de septiembre, es decir uno cada 28 horas. Este es el año con más asesinatos por razones de género desde 2014, cuando comenzó a elaborarse el registro.

Al menos 603 víctimas, es decir el 58% de los casos, eran madres. Esto implica que por lo menos 1.269 niños, niñas, adolescentes y jóvenes quedaron huérfanos como consecuencia de un femicidio.

Sólo la mitad de los asesinos recibieron algún tipo de condena. En 332 casos no se identificó al responsable, otros 113 están prófugos y 144 murieron, la gran mayoría por suicidio, lo que provoca una sensación de impunidad generalizada.

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