Medios, espías y lavado – Por Graciela Pérez
18 octubre, 2017
category: FORO DEBATE
Operadores de inteligencia en el manejo de la información, evasión y vaciamiento de empresas. Quiénes son los que hicieron negocios con lo que supo ser el conglomerado mediático del gobierno kirchnerista y ahora son protegidos bajo la nueva administración macrista.
Sergio nació en el seno de una tradicional familia judía, estudió sociología en la Universidad de Buenos Aires y a los 17 años inició su militancia en el histórico partido radical, a través de Franja Morada. Fue en esos años de militancia donde conoció a Darío Richarte, quien más tarde llegaría a ser el número dos de la Secretaría de Inteligencia nacional (SIDE).
Estudioso de las tradiciones judías, Sergio Bartolomé Szpolski se convirtió en rabino. Como buen devoto reza tres veces por día, come kosher y respeta el shabat.
De familia adinerada, Szpolski fue directivo del Banco Patricios que pertenecía a su tío Alberto, pero terminó siendo procesado a raíz de una demanda presentada por ahorristas estafados. También fue tesorero de la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA) y fue expulsado tras estallar un escándalo cuando se descubrió que habría transferido casi tres millones de dólares de la mutual judía al Patricios, en momentos en que ya se sabía que la entidad financiera se encontraba en una situación terminal.
Admirador del rabino estadounidense y referente de los DD.HH., Marshall Meyer, quien afirmó que un buen rabino debe tener la Biblia en una mano y el diario en la otra, Sergio Bartolomé llevó a la práctica la frase de Meyer. Fue así que con la llegada de Néstor Kirchner a la presidencia, el ex directivo del Patricios decidió reciclarse como un empresario de medios de comunicación.
“Decile a Néstor que yo puedo ser su mejor testaferro en los medios”, le habría dicho el empresario a Julio Bárbaro, entonces interventor del Comité Federal de Radiodifusión (ComFeR),
según detalla el periodista Alejandro Alfie en su libro “Los agentes de Néstor y Cristina”.
Al año siguiente, Szpolski conoció a Enrique «Pepe» Albistur (ex secretario de medios) que comenzó a enviarle sumas de dinero del presupuesto de publicidad oficial en los pocos medios que por entonces tenía.
En esa época, el empresario no contaba con acceso directo a Kirchner, pero era cobijado por la segunda línea del Gobierno, que le permitió lanzar nuevos medios y tener a su disposición a los principales funcionarios y dirigentes kirchneristas, junto con la canalización de las operaciones elaboradas por la ex SIDE y sus recursos económicos, sin control de ningún organismo del Estado.
De esta manera, Szpolski fue consolidando lo que más tarde se conocería como Grupo Veintitrés. Un conglomerado de medios gráficos, radiales y con una señal de televisión abierta, CN23.
La SIDE
El vínculo de Szpolski con el organismo de Inteligencia local se afianzó a través de su amigo de militancia juvenil, Darío Richarte. Subsecretario de la SIDE bajo el gobierno del ex presidente Fernando De la Rúa y conocido en la jerga como el “Señor 8”, Richarte fue abogado de su grupo de medios hasta diciembre de 2014.
El “Señor 8” fue uno de los fundadores del PRO, partido que hoy gobierna la Argentina a través del empresario Mauricio Macri. El abogado también es cercano del operador macrista y presidente del club Boca Juniors, Daniel Angelici. Ambos comparten palco en la Bombonera. Además, Richarte es vicepresidente tercero del club de la ribera.
Otro actor polémico que integró el Grupo Veintitrés fue el prestamista Javier Fernández, histórico operador en Tribunales de distintos gobiernos, siempre ligado a la exSIDE y auditor general en la Auditoría General de la Nación (AGN) desde el año 2001. Fernández le prestó más de $ 8 millones al Grupo Veintitrés y su anciano tío integraba los directorios de varias empresas del grupo.
Ambos aportaron gente de confianza de la Secretaría de Inteligencia al conglomerado de medios: Richarte sumó a Juan José Gallea, que fue su gerente de Administración y Finanzas en el organismo de Inteligencia durante su gestión; mientras que Fernández aportó su vínculo con el espía “Jaime” Stiuso, estereotipado como el dueño de todos los secretos del poder en la Argentina.
Lo cierto es que en 2014 comenzó a abrirse una grieta entre el kirchnerismo y este sector vinculado a los organismos de inteligencia oficial, que provocó el alejamiento de Fernández y de Richarte del Grupo 23, el descabezamiento de la exSIDE y el despido de Stiuso.
El hecho de que Szpolski no haya sido investigado ni acosado bajo el actual gobierno como otros empresarios beneficiados por el kirchnerismo (Cristobal López y Lázaro Báez) se evidencia en el hecho de que sus socios en el Grupo Veintitrés eran parte de la SIDE que se fue con Stiuso y que hoy en muchos casos han regresado. Con estos contactos el empresario no tiene de qué preocuparse.
El Mossad
“Tengo vínculos con el Mossad, pero mis negocios son otros”, respondió Szpolski.
Organismos de Inteligencia relativizaron que Sergio Szpolski «sea del Mossad», pero explicaron que era muy amigo de todos los embajadores de Israel en la Argentina y un colaborador ocasional del organismo de Inteligencia local. Sin embargo, las fuentes coincidieron en señalar a su hermano Pablo como un hombre «más cercano al servicio de inteligencia israelí”.
Actualmente, Szpolski puso en marcha una empresa de seguridad en la que se mezclan sus contactos con espías locales y con ex reservistas del ejército israelí.
La CIA
Fran Holder es un ex militar de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos, que fue transferido a la sección de Asuntos Latinoamericanos de la CIA a comienzos de los 90. En esa condición, prestó servicios a la Embajada estadounidense en Buenos Aires.
El ex CIA figura como director suplente de la firma Alinghi SA, con domicilio en Manuela Sáenz 323 piso 5º, de la Ciudad de Buenos Aires. La misma dirección donde Szpolski tiene sus oficinas.
Lavado y vaciamiento
Se presume que el Grupo 23 funcionó como un aceitado mecanismo de lavado de fondos públicos a partir de la pauta publicitaria que le facturaban al Estado y cuya recaudación era derivada al desarrollo de otros negocios en los que aparecen repetidamente sociedades comerciales, una empresa de turismo radicada en Panamá a nombre de Elke Szpolski (hermana de Sergio) y el espionaje vernáculo.
A partir de 2014 y en clara coincidencia con el descabezamiento en la ex SIDE, Szpolski se fue desprendiendo de sus medios. El canal CN23 pasó al empresario Cristobal López, la revista emblema del Grupo, “Veintitrés”, fue adquirida por el grupo Olmos y el semanario “Miradas al Sur” fue a manos del Movimiento Evita. Todos los medios del grupo desaparecieron o se reconvirtieron.
Asimismo, la red de supuestos testaferros permitió a los verdaderos dueños evadir aportes previsionales y no enfrentar responsabilidades ante la Justicia, en el caso que alguna de esas empresas quebrara o tuviera juicios en su contra, porque Szpolski no figura como dueño.
Es así como los empleados de lo que supo ser su conglomerado de medios, fueron echados sin indemnización alguna.
El 5 de diciembre de 2015, Szpolski pagó el último salario a los trabajadores del diario Tiempo Argentino y desde entonces desarrolló una estrategia de vaciamiento que dos meses después derivó en la aparición del ignoto empresario correntino Mariano Martínez Rojas, quien destrozó las instalaciones del diario junto a una patota y contó con la clara complicidad de la policía dirigida por la actual ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, que increíblemente escoltó y protegió a los agresores.
No obstante, entre diciembre de 2015 y el 21 de junio de 2016, el gobierno macrista le otorgó 22 millones de pesos a Szpolski, en concepto de pauta oficial según la Jefatura del Gabinete de Ministros de la Nación (JGM), presidida por Marcos Peña.
Resta conocer si los pagos de pauta efectuados se deben a que existe un grupo de funcionarios y empresarios que se mueven con gran habilidad o si, en el otro extremo, existe una suerte de Estado paralelo en las sombras que perdura más allá de los gobiernos.