Miedo, estrés y redes digitales en la salud personal y social – Por Iván Padilla Bravo
31 agosto, 2021
category: FORO DEBATE
Durante el último año y medio, una sensación de tristeza, depresión, aburrimiento e incertidumbre, caracterizan a una significativa parte de la población mundial. Los decretos de confinamiento asumidos por cada país a sugerencias de la Organización Mundial de la Salud (OMS), fueron generando una serie de aprehensiones, para nada exclusivas de «patascalientes» ni de parranderas o parranderos. Se justifica: «el ser humano es gregario por naturaleza».
El paso de las semanas, meses y años (fácilmente se pudieran rebasar los dos, dentro de muy poco) ha aumentado la incertidumbre, el desasosiego y también los desafíos, individuales y colectivos, frente a las medidas de distanciamiento o encierro.
El miedo y el estrés se han masificado, al tiempo que las redes digitales («sociales», las llaman algunos) se han ocupado por estimularlos o fortalecerse, mediante algo que se ha apodado como «plandemia» en vez de pandemia, pues no estaríamos realmente ante una epidemia mundial, global, sino ante un plan (pandemia) de los amos del mundo, vinculado a crisis económica, política y social, de gran envergadura, que pone en peligro al poder detentado, hasta el presente, por los amos del mundo (por cierto, actualmente reunidos en su ya famoso y cada vez menos misterioso Club de Bilderberg).
Mucho de cuanto hoy somos, al menos en los últimos dos mil años, es el resultado de relaciones de lucha, defensa, ataque y huida. Hay quienes atribuyen el producto de lo que somos, en tanto individuos así como de sociedad, a un período mucho más viejo en el que privaba la acción depredadora de unas especies sobre otras, asegurándose la supervivencia.
El estrés «saludable» han llamado algunos a la vigilia exigida para la especie en peligro de exterminio, víctima de las más fuertes y hambrientas. Así es justificado este hecho, aún hoy en día.
En cualquier caso, el estrés es como una alarma encendida donde se refugia el miedo de los individuos al acoso. Sin ese miedo no se habría recurrido a la señal de alerta por la que especies, generalmente diferenciadas entre sí, se protegen para sus propias supervivencias.
La explicación parece sensata y ajustada a la lógica de un accionar sistematizado que la convierte en saber científico. La adopción del concepto estrés (stress), sin embargo, es relativamente joven y mucho más al incorporarlo como nombre para una patología (psicológica, social e individual) que ahora aparece bastante extendida, en capitalismo y, además, fomentada por esta manera de producir en la que una pequeñísima minoría se apropia de la plusvalía generada en ese proceso.
Miedo y estrés pudiesen, así, atribuirse como mecanismos protectores a todos los seres vivos, animales y especialmente mamíferos, que se defienden para seguir viviendo.
Sin embargo, cuando el contexto donde se dan esos atributos naturales, permite la manipulación de ellos y su uso utilitario en función seguir acaparando la plusvalía, es cuando uno entiende que se vale todo para que los dominadores, los explotadores en el poder, sigan siendo tales y se perpetúen en el ejercicio del sometimiento de las enormes mayorías productoras.
Pero el asunto no se queda solamente en las relaciones de producción y su método de movimiento en capitalismo, sino que va hasta a justificar la perpetuidad en cualquier momento histórico de su existencia.
Es aquí donde entendemos que todo fin, definido por el poder, está justificado por los medios con los que se llega a él, logrando mantenerse en ese «trono».
De ser «mecanismos de defensa», el miedo y el estrés logran ser convertidos en mercenarios del poder que acompañan la dominación de clase, en distintos escenarios, con una hegemonía por ideologización (falsa conciencia) de lo real. Atributos emocionales de origen natural, se crean, desde entonces, en laboratorios que los potencian, los viralizan y convierten en pandemia, como ocurre en la actualidad con el SARS-CoV2 (comunicacionalmente identificado como Coronavirus).
Es así como hoy, el mundo entero padece una pandemia (¿real o irreal?) atribuida originalmente a una molécula patogenizada y viralizada por parte de factores con poder o detentándolo, con fines de dominio definitivo del capital y sus relaciones de producción.
Toda una historia que calza en el «rompecabezas» (puzzles) del presente gracias a esa pieza efectiva llamada «redes digitales», cuya eficacia resalta en la actualidad como mecanismo ajenizador o alienante de la humanidad en su conjunto.
Total que en el desarrollo socioeconómico del presente, los amos del mundo manejan a sus anchas estos tres factores que, desde el campo de la Revolución, nos toca cuidadosamente revisar radical y estratégicamente para avanzar.
Ilustración: Xulio Formoso