Militares de la ONU se retiran de Haití tras quince años
Concluye la "Misión de Apoyo" y hace dos años se fue la "Misión de Establilización". Prometen "asistencia política".
Este martes finalizó el mandato de la Misión de Apoyo a la Justicia de las Naciones Unidas en Haití (MINUJUSTH), una de las patas en las que se apoyó la intervención del Consejo de Seguridad de la ONU en el país caribeño, luego de la Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en Haití (MINUSTAH), activa hasta hace dos años.
Naciones Unidas informó, a través de su agencia ONU Noticias que la llamada «misión de paz» en Haití “cierra la página del mantenimiento de la paz”, pero no concluye el apoyo a la nación caribeña.
El secretario general adjunto de Asuntos Humanitarios de la ONU, Mark Lowcock, afirmó ante el Consejo de Seguridad que este miércoles comienza sus actividades la llamada Oficina Integrada de las Naciones Unidas en Haití (BINUH), una misión política especial.
Lowcock admitió que, tras 15 años de presencia de militares de la ONU, Haití todavía se enfrenta a una grave crisis política junto con desafíos socioeconómicos que a su vez afectan al contexto de seguridad que la vuelven más inestable.
Alertó que este entorno propicia “un círculo vicioso que el país ha visto demasiadas veces” y que resumió en una serie de elementos clave como la parálisis institucional, escenificada en las cuatro propuestas de formación de Gobierno presentadas por el presidente y no confirmadas en el parlamento.
En su diagnóstico también anotó la negativa de la oposición al llamado presidencial a formar un diálogo nacional y la formación de un Gobierno de unidad.
Mencionó el deterioro de la situación de seguridad durante el último mes “a medida que grandes sectores de la población, insatisfechos con sus dirigentes y las condiciones socioeconómicas del país, son movilizados en nuevas manifestaciones de los dirigentes de la oposición, que exigen cambios, incluso en la presidencia”.
La salida militar de la ONU se concreta en momentos en que Haití entra en su quinta semana consecutiva de protestas contra el presidente Jovenel Moise.
Muchas de esas protestas derivaron en saqueos, otros actos vandálicos y muertes, en medio de la hambruna, la falta de combustibles, la corrupción y la inseguridad.
Según las estimaciones preliminares de MINUJUSTH, al menos 30 personas murieron durante las protestas entre el 15 de septiembre y el 9 de octubre, 15 de ellas a manos de agentes de policía.
Y, finalmente, una delicada situación humanitaria con bloqueos de carreteras e inseguridad generalizada que paralizan las actividades normales y obstruyen las operaciones humanitarias, señaló ONU Noticias.
Pese a que la presencia de la Misión de la ONU fue rechazada por amplios sectores de la población a lo largo de estos 15 años, Lowcock destacó «los múltiples progresos que el mantenimiento de la paz trajo a la nación caribeña».
Mencionó entre ellos el despliegue de la policía nacional, que dio lugar a importantes cambios sobre el terreno como la disminución casi a la mitad de la tasa de homicidios entre 2004 y 2019.
También destacó las mejoras en el sector judicial, con la promulgación de leyes esenciales desde el año 2004; y los programas de reducción de la violencia en las comunidades.
“Sin embargo, estos logros no ocultan el hecho de que Haití sigue necesitando el apoyo de la comunidad internacional y de las Naciones Unidas», aseguró.
«Si bien el mantenimiento de la paz en Haití ha creado un entorno propicio para que se lleven a cabo los procesos políticos y democráticos, es necesario encontrar más soluciones políticas a los problemas políticos sistémicos”, dijo.
El triste legado de la MINUSTAH
La MINUJUSTH sucedió a la MINUSTAH, que operó en el país entre los años 2004 y 2017, compuesta por militares de diferentes países, la mayoría de ellos de América Latina, que fueron resistidos por buena parte de la población haitiana.
Militares y soldados de la misión fueron acusados en estos 15 años de haber cometido violaciones a los derechos humanos y de haber descuidado los procedimientos sanitarios que provocaron la reaparición de la epidemia del cólera.
En 2017 cinco Premios Nobel de la Paz reclamaron a la ONU que asegure reparaciones y el fin de la impunidad por las violaciones masivas cometidas a los derechos humanos por parte de soldados de la MINUSTAH.
Adolfo Pérez Esquivel, Jody Williams, Rigoberta Menchú Tum, Shirin Ebadi y Betty Williams escribieron al Secretario General, Antònio Guterres, para expresarle su “profunda preocupación ante la falta total de justicia y una respuesta reparadora integral para las víctimas directas del balance catastrófico de la MINUSTAH”.
“Son miles las mujeres, niños y niñas violadas o explotadas sexualmente, muchas de ellas abandonadas con niños”, recordaron en su carta.
Señalaron que un informe de 2017 de la misma ONU reconoce que “el número de personas muertas, tras la introducción del cólera por las tropas de la MINUSTAH, es muy probablemente tres veces mayor que la cifra oficial de 9.483 hasta enero 2017”.
“Es urgente e indispensable que la ONU salde esta deuda con el pueblo de Haití, sobre todo en un contexto de agravamiento de la crisis sistémica que vive ese país», señalaron.
Pidieron, además, revertir la situación donde “un puñado de países poderosos impulsa la creación de misiones llamadas de paz, se costean las mismas con cuotas obligatorias pero se deja que la reparación de sus daños corre por cuenta de eventuales aportes voluntarios”.
Aquella carta coincidió en los días en que el Consejo de Seguridad de la ONU puso fin a la MINUSTAH y la reemplazó por la MINUSJUSTH, que acabó sus días en Haití este martes 15 de octubre de 2019.
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