Al escuchar el discurso opositor queda claro que: de su descuido aparente, al olvido simulado que practican, vive en el engaño y sus mentiras. Un espacio narrativo donde por lo general, las ideas son exiliadas y se le declara la guerra a las reflexiones objetivas, sustanciadas y veraces. De allí surge la narrativa con la que se presentan al debate electoral; sin razones lógicas, dialécticas e intersubjetiva; carente de discurso; encarnados en sus odios y falsas maniobras altruistas y caritativas que cargan sus promesas electorales más sublimes.

Sin dudas, las derechas y sus adictos, asumen que el pueblo ignora el poder que les es propio; que esta desvalido y necesita ser auxiliado; de allí que, sus campañas electorales se centran en no otorgarle ningún atributo a la fuerza indómita del poder popular; ocultando sus avances en la construcción del autogobierno y culpando a la Revolución de las carencia por ellos propinadas en su contra.

Esa es la estrategia de las oposiciones, una formula inclemente que le aplican a los intoxicados de odios, para que sigan enclavados en sus improperios contra la patria que les dio el ser y repitan como mantras las mentiras infundadas por la mediática a su servicio.

Para ellos el fin justifica los medios, y en ese orden, no les interesa nada, ni siquiera ocultan la maldad con la que han impregnado a su militancia, ni obvian la desdicha de aquellos que traicionados y sin rumbo, asume el silencio ante la contundencia de la realidad de sus derrotas continuadas.

Es importante dejar claro, que para desgracia de los opositores, los chavistas tenemos el antídoto contra su maleficencia, y estamos convencidos de nuestro deber por defender la patria, con doctrina y sapiencia de contenido y forma, un compendio de tangibles haberes socio políticos, con el que combatimos a rabiar las oscuridades discursivas de los encumbrados intérpretes del averno que dirigen a esas oposiciones.

En ese sentido, aunque sabemos que la pelea es dura, que luchamos contra los convencimientos del capitalismo decadente, que se inserta en la conciencia de los idiotizados como estadio de normalidad; nunca está de más advertir, a las y los compatriotas, que las palabras particularizan el discurso y cada vez que repetimos alguna categoría promocionadas por los opositores, estamos tributando en favor de la consolidación de su arsenal ideológico perverso.

A Dios lo que es de Dios y al pueblo empoderado en conciencia, lo que es del pueblo. Sin embargo, jamás subestimemos la perversa narrativa opositora.

De allí que, si bien nuestra táctica es impulsar lo colectivo, la unidad perfecta asumida y practicada, y el siglo XXI está pariendo una nueva era que sin distinción de género, ni religión, ni nada que nos separe, se está  constituyendo en un mundo de vida para todos con sus diferencias y particularidades. No es menos cierto que el imperio tiene a su servicio un arsenal mortal contra todo lo que no se le subordine.

A pesar de ello, la Revolución Bolivariana con su praxis sigue desconstruyendo  las desesperanzas para exponer en presente continuo el camino por donde hemos de conquistar el bienestar y el buen vivir. Cada bolivariano es un líder y a diferencia de las oposiciones, tiene muy claro quiénes son los enemigos de los pueblos. Sus candidatos surgieron de la voluntad popular y por tanto son voceros y voceras y no reyezuelos, autómatas del imperio, ni encantadores de serpientes.

En palabras de Chávez, nuestros candidatos  “Son como el espinito que en la sabana florea, le dan aroma al que pasa y espinan al que los menea”. Así que, estas elecciones son otro escalón para ascender en la conquista del poder para el pueblo, para la concreción de las comunas y para la coexistencia pacífica de todas y todos, incluyendo a los rabiosos opositores y sus perversidades.

Patria es humanidad. Que nadie se equivoque.

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