Paraguay: El Ñai’ũpo busca de ser reconocido como patrimonio de la humanidad
24 marzo, 2025
category: DOCUMENTOS, PARAGUAY
Preservado por un puñado de artesanas paraguayas, esta práctica ancestral y tradicional de “hacer cerámica” está en un momento en el que “requiere de salvaguarda”. La idea es que el reconocimiento internacional ayude a multiplicar la práctica de este tipo de alfarería manual y apuntale su difusión y valoración como hecho artístico y comunitario.
“Nuestra candidatura ha pasado un filtro importante, por lo que somos optimistas de que será aprobado en la reunión venidera”, dice Sergio Ríos de la dirección de Estudios, Antropología, Arqueología y Paleontología de la Secretaría de Cultura (SNC).
Lo hace explicando que en diciembre de este año, en Nueva Delhi, India, las Naciones Unidas para la Educación (Unesco) podrían dar un paso importante para darle estatus protectivo a la tradicional técnica alfarera nacional.
De superar este paso, en la próxima reunión general del organismo se podría dar el reconocimiento. Apunta Ríos que: “con esta declaración será posible ejecutar acciones específicas que contribuyan a su salvaguarda y que permitan que la elaboración artesanal del Ñai’ũpo pueda continuar en las próximas generaciones. Por otra parte, será también una prueba más de la enorme riqueza cultural que tenemos en Paraguay y de que debemos incentivar la preservación de nuestras prácticas del patrimonio inmaterial, como parte de nuestro acervo nacional”.
Sergio Ríos
Lo cierto es que son pocas ya las artesanas que vienen custodiando esta práctica. Alrededor de 5 en Itá y otras 8 en Tobatí, según el registro de la SNC. “Recientemente falleció Rosalina Robles de Yaguarón, distinguida como Tesoro Nacional Vivo y existen también otras mujeres, además de sus familias, que contribuyen activamente al proceso de elaboración del Ñai’ũpo”, dice Ríos describiendo el cuadro.
“El Taller de Alfarería Ña Rosalina Robles en Peguahó, Yaguarón, administrado por la familia de nuestra artesana en su honor, también es un espacio que contribuye a la visibilización de estas prácticas y a que las mismas se mantengan vivas”, destaca.
Kambuchi Apo
Vicenta Rodríguez
Vicenta Rodríguez es la lideresa del colectivo de mujeres alfareras “Kambuchi Apo” y espera que la eventual declaración “pueda incentivar a los jóvenes, a los niños, para que puedan aprender y para que siga adelante nuestra tradición, nuestra cultura, el oficio que nos dejaron nuestras abuelas, nuestras mamás”, expone.
La idea es que las ayude en la valorización del trabajo “para que podamos vender en los precios justos y para que los ceramistas tengamos una vida estable también”.
Vicenta verdadera maestra de ceramistas, recuerda que El Ñai’ũpo se destaca por ser un trabajo hecho a mano: “No se usa moldes, ni torno”, entendiendo que un destaque internacional de su técnica puede ayudar a multiplicar los talleres que vienen haciendo para enseñar este particular contacto con el barro a las nuevas generaciones.
“En Itá, más o menos 25 familias, son las que se dedican y en nuestra asociación trabajamos 8 mamás juntas buscando que sea taller, escuela de cerámica y que los niños, los jóvenes y todas las personas que quieran aprender puedan tener acceso a ello. Ese es nuestro objetivo”, resalta.
Kambuchi Apo tiene un local de exposición y venta que trabaja de lunes a lunes en la avenida General Marcial Samaniego de Itauguá donde puede verse la exquisita producción de este tesonero grupo de ceramistas.
Vicenta recuerda que mucha de la tarea la hicieron con el apoyo del Instituto de Artesanía (IPA), la SNC y el Fondo para las Artes (Fondec): “Nosotras preparamos proyectos y conseguimos fondos para hacer nuestros libros (Ñai’ũpo rape y Kuña okambuchi apo), nuestra feria, nuestro festival anual que solemos hacer en el mes de septiembre”, cuenta. También se brindaron talleres en escuelas, en la comunidad y en las plazas de Ita.
Elena Dielma
Tradición y futuro
Memorando la tradición surge el nombre de Gumercinda Irala, mujer que preservó la técnica por 60 años cuenta Elena Dielma, ceramista joven que sueña con poder seguir transmitiendo el conocimiento. “¡No queremos que se pierda, que siga de generación a generación el trabajo hecho a mano!”, reclama.
Cuenta que en el trabajo de difusión del arte ceramista “llegamos a muchas comunidades, incluso indígenas que están queriendo volver al Ñai’ũpo, a esta tradición guaraní”, comenta.
También que a pesar de las dificultades decenas de familias en Itá y Tobatí siguen adelante con la difícil tarea. Destaca para ello los apoyos oficiales y recuerda que las ceramistas pudieron viajar y mostrar lo suyo en el país con lo que se fueron dando acciones para “revalorizar” el Ñai’ũpo que espera que la declaración de la Unesco ayude a reforzar.
Elena se considera “una aprendiz de la cerámica pero cada día estoy más fortalecida, más inspirada para seguir en la lucha constante, porque vivir de esto cuesta muchísimo en el sentido de que a veces hay buena temporada, a veces no, entonces es un poco difícil”, dice.
Apunta que valió la pena el esfuerzo ya que “gracias a que las maestras artesanas persistieron entre tanta miseria, entre tantas necesidades e igual lograron salir adelante es que logramos ahora posicionar al Ñai’ũpo. Así que la posibilidad de que pueda lograrse el reconocimiento de Unesco hace que sienta tanta admiración por esas maestras artesanas y estoy segura que se va a lograr”.
Una preparación ritual
La ceramista Elena Dielma cuenta que todo comienza con la preparación de la arcilla “que se extrae del estero, se trae en “pelotas”, se pone en una pileta y ahí se pica, luego se saca y se pone encima de una bolsa y se amasa con los pies. Se le agrega un poco de polvo de ladrillo, se sigue apisonando y luego pasa a un amasado ya con las manos donde se limpia la arcilla. Después pasa para el moldeado y a la cocción en el horno”.
La joven relata: “Inicié con esta técnica hace seis años atrás con la maestra Vicenta Rodríguez en Kambuchi Apo”. Vale decir que hay un componente familiar ya que Vicenta es la suegra de Elena, por lo que considera: “mi familia está unida a través del Ñai’ũpo”.
Recuerda entonces que “en realidad mi abuela fue alfarera, fue ceramista pero mi mamá ya no siguió… se cortó eso con mi mamá, pero yo volví gracias a Vicenta”.
Así explica cómo se dio esa continuidad: “Empecé haciendo el bruñido (pulido de las piezas) y luego ellas me insistieron en que toque la arcilla y realmente hasta hoy puedo sentirme orgullosa porque desde el primer momento en que la toqué, no puedo, ni sé cómo explicar lo que yo puedo hacer con mis manos en el barro. Es como que no sabía que yo sabía hacer esto, que estaba en mí eso gracias a mi abuela, que está también en mi sangre ser ceramista”, dice.
Esa “iniciación” impactó en su vida ya que según apunta “me estaba preparando para ser licenciada en enfermería y no lo logré por muchas razones y no estoy arrepentida. No es algo que me afectó psicológica y emocionalmente, sino es algo que seguramente me preparó para estar ahora donde estoy”, reflexiona.
Cuenta que comparte este amor por la cerámica con su hermana que también fue iniciada en el arte por su marido, “que es hijo de la afamada Rosa Brítez, entonces somos dos en la familia que logramos recuperar una tradición”, dice.
“A través del Ñai’ũpo aprendí a trabajar en comunidad, aprendí de muchas mujeres que lo hacen con la misma pasión que nosotras, pude conocer la historia de las maestras que pasaron tantas cosas años atrás con este trabajo que se denigraba muchísimo, que no valía nada, que era prácticamente sin valor para mucha gente y que ahora ver que se está logrando todo esto para mí es muy importante, como lo es ser parte de ello también”.
Trámite pendiente
La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) confirmó recientemente que la candidatura «Arte de Ñai’ũpo, cerámica ancestral», presentada por Paraguay, será considerada en la 20ª reunión del Comité Intergubernamental de la UNESCO, programada para este año, para su posible inscripción en la Lista del Patrimonio Cultural Inmaterial que Requiere de Salvaguardia Urgente. En este contexto, la Secretaría Nacional de Cultura (SNC) se encuentra ultimando los detalles del dossier técnico que respaldará esta propuesta, un paso crucial para su reconocimiento internacional.
La técnica de alfarería Ñai’ũpo (quehacer cerámico) es una práctica ancestral que se ha transmitido de generación en generación, principalmente entre mujeres artesanas de Itá y Tobatí. Consiste en la elaboración de piezas de cerámica, como cántaros y utensilios, utilizando métodos tradicionales que incluyen la recolección de arcilla, su preparación y modelado, seguido de la cocción en hornos artesanales. Estas piezas no solo cumplen una función utilitaria, sino que también poseen un significativo valor cultural y artístico.
En junio de 2021, la Secretaría Nacional de Cultura declaró al Ñai’ũpo como Patrimonio Cultural Inmaterial Nacional, reconociendo la importancia de su preservación y promoción.
Jorge Zárate
Artículo publicado en La Nación, de Paraguay, y en La Página de Aguará.