En contexto: primera renuncia en el gabinete de Trump
Ignacio Díaz – América XXI
Las complejas disputas internas entre el poder estadounidense y la actual administración de Donald Trump sobre algunos puntos específicos provocaron la temprana renuncia del asesor de seguridad nacional Michael Flynn, antes de cumplir siquiera un mes en el cargo. El hecho supone la primera derrota del Presidente frente al establishment político-militar en uno de los pocos temas donde la actual administración realmente busca un cambio significativo.
Flynn es un teniente general retirado, de aceitadas relaciones con Rusia. Sus posiciones son compartidas por un sector minoritario entre los militares y las empresas estadounidenses que abogan por una distensión en las relaciones con Moscú y un cambio parcial en la política exterior de Washington. Esa línea busca instalar Trump junto al nuevo secretario de Estado, Rex Tillerson, ex director ejecutivo de la petrolera Exxon Movil, que tiene importantes acuerdos para la exploración y explotación de hidrocarburos con la rusa Gazprom.
Flynn fue duramente criticado por la prensa estadounidense desde su nombramiento. El año pasado compartió en Moscú una cena para el canal Russia Today (RT) –donde hizo apariciones regulares como analista- y fue fotografiado junto al presidente Vladimir Putin. Pero había logrado sortear la primera ola de críticas y parecía que su puesto estaba garantizado.
Sin embargo, la filtración a la prensa de que mantuvo una conversación telefónica con el embajador ruso en Estados Unidos, Sergey Kislyak, días antes que el presidente Obama anunciara nuevas sanciones a Rusia por los supuestos ataques cibernéticos cometidos durante la campaña electoral, pusieron a Flynn contra las cuerdas. El teniente general retirado no había sido confirmado en su puesto al momento de hacer la llamada y la intervención de civiles en disputas diplomáticas con otros países es ilegal. Algunos periodistas, envalentonados, vincularon ridículamente este hecho menor con el caso de espionaje Watergate, que terminó con la renuncia de Richard Nixon a la presidencia. Es evidente que un sector del establishment busca que el mandato de Trump termine como sea antes de tiempo.
La información sobre la conversación telefónica de Flynn y Kislyak fue provista desde los servicios de inteligencia, que evidencian importantes fracturas internas desde la campaña electoral. Por eso al día siguiente de la renuncia Trump preguntó: “La verdadera historia acá es por qué hay tantas filtraciones ilegales saliendo de Washington”.
Flynn fue nada menos que director de la Agencia de Inteligencia de la Defensa (DIA, por sus siglas en inglés), principal estructura militar de espionaje extranjero del Departamento de Defensa. Pero su período duró dos años (2012-2014) por diferencias con sus superiores. Como Asesor de Seguridad Nacional Flynn iba a estar por encima de las 16 agencias de inteligencia estadounidenses y se cree que planeaba revertir un conjunto de reformas hechas durante las presidencias de Obama y Bush.
Trump y su plan de mantener mejores relaciones con Rusia recibieron un duro golpe desde el corazón del poder estadounidense, donde las disputas internas siguen provocando filtraciones desde los organismos de inteligencia.