¿Qué es peor, la pandemia Covid-19 o la imbecilidad? – Por Carlos Torrealba Pacheco
15 octubre, 2021
category: FORO DEBATE
Inicio estas reflexiones presentando disculpas a mis dilectos lectores por lo crudo, lo expresivo del título de éstas, pero ello es una forma de llamar la atención con respecto a la más grave amenaza que ha sufrido la humanidad en toda su historia, ya que ha habido otras pandemias, pero nunca con la proyección y los alcances de la presente, especialmente por la posibilidad de propagación, ya que en pocas horas la infección puede llegar a los más recónditos lugares del mundo. Sí la comparamos con la pandemia más reciente que fue la Gripe Española en 1.918, cuando el contacto entre los países era mucho más lento y limitado, ello marca una gran diferencia en cuanto a la posibilidad de contagio.
¿Cómo entender la imbecilidad? El afamado diccionario “Pequeño Larousse”, la define como: “tontería, majadería”. En fin, es la ausencia de razonamiento lógico. Es por todos admitido que la diferencia entre el ser humano y los animales inferiores es justamente en que éste está dotado de la razón, luego cuando no la aplicamos nos proyectamos a la otra categoría.
Dejo al sabio juicio y raciocinio de mis lectores dar la respuesta a la pregunta contenida en el encabezamiento de estas inquietudes.
La Organización Mundial de la Salud y otras instituciones dedicadas al tema que nos ocupa, se han esmerado en difundir una serie de medidas de bioseguridad que con un alto porcentaje de efectividad evitan que nos contagiemos, entre ellas: el uso de la mascarilla, pero lamentablemente, hay un grupo de personas que hacen caso omiso, o la portan de manera inadecuada, igualmente se recomienda mantener distanciamiento físico de 1.50 metros, además señalan que hay que evitar las grandes concentraciones de personas, pues son los lugares donde se presentan las más elevadas posibilidades de contagio e igualmente recomiendan que en espacios muy cerrados deben permanecer la menor cantidad de personas posible conservando las medidas de bioseguridad, como es el caso de los “ascensores”
En la medida en que se cumpla estrictamente con estas disposiciones, estamos cortando el paso a la propagación del mal, que como sabemos es explosivo y geométrico, es decir, que se va multiplicando velozmente y en poco tiempo puede acceder a multitudes.
Un caso muy especial es el de aquellas personas que llamo ignorantes, sin ánimo peyorativo y otras que usan la mascarilla para “estar a la moda”, es como el que camina hacia delante porque ve a los demás, estos son los “personajes” que para ver el celular o escribir un mensaje se desplazan la mascarilla de la nariz, quizás leen o escriben con ella; entiendo que esos individuos no tienen la menor idea de que la infección penetra por las mucosas que incluyen ojos, nariz y boca, no obstante, excusamos aquellos que por fallas de respiración deben de cuando en vez descubrirse las fosas nasales para poder respirar mejor.
Tengo el pleno convencimiento de que en la medida en que se tome conciencia y se cumpla con las normas recomendadas, en esa misma proporción estaremos dando pasos muy seguros para vencer la gran amenaza y lograr la inmunidad de rebaño, que implica que estando vacunada un 70%, de la población mundial, las posibilidades de contagio serían prácticamente nulas.
Con gran inquietud y preocupación, observando la televisión, he visto como en los juegos de béisbol de grandes ligas en los Estados Unidos, que se encuentran en sus series finales, concurren en algunos casos multitudes que superan las CINCUENTA MIL (50.000) personas, que no guardan ningún tipo de medidas de protección, por cierto al único que pude observar con mascarilla fue al Manager de los Astros de Houston, el Señor: Dusty Baker; entiendo que todas ellos están inoculados con las vacunas contra la pandemia; realmente en ese país se ha generado una matriz de opinión que indica que una vez vacunados, sí les sobreviene la enfermedad, sus efectos serían muy leves, en todo caso una “gripesiña”, como calificó en principio la pandemia el Presidente de Brasil Jair Bolsonaro; en este sentido, me gustaría traer a colación los siguientes elementos para su correspondiente evaluación:
1) En el supuesto de que la inmunización fuese “casi absoluta o perfecta”, quedaría la incertidumbre de cómo reaccionarían o que efectos se producirían en las personas de la tercera edad con altos factores de riesgo o morbilidad asociada o en los jóvenes, pero con enfermedades crónicas pulmonares, etc., ?
2) Uno de los grandes problemas que confronta la ciencia con el virus que nos azota, es que está en plena evolución, en pleno desarrollo, y se sabe que el mismo muta, evoluciona, cambia, se transforma, y se producen variantes o linajes, cada día más letales y contagiosos, ahora bien, sí partimos de que esa es una realidad y que las vacunas crean en las personas anticuerpos contra un mal que tiene determinadas características o condiciones, sí éstas varían drásticamente quizás los fármacos inyectados no surtan el mismo efecto de inmunización, esto se hace más patético por la constante comunicación entre los países, por tanto, es incomprensible que no se guarden las medidas de seguridad recomendadas universalmente.
Finalmente, consideramos que deben intensificarse las campañas publicitarias para difundir las medidas de prevención y aplicar estrictamente las mismas para evitar la expansión del letal virus, ya que de lo contrario la amenaza mortal permanecerá entre nosotros por siempre.
“ARAR NUNCA ES MALO, AUNQUE SEA EN EL MAR”.