Alianza energética de Rusia y Alemania sacude a la UE
Ignacio Díaz – América XXI
La política exterior europea contra Rusia tiene límites claros y posiciones diversas entre sus miembros. En esa relación, resalta la alianza energética estratégica entre Berlín y Moscú, materializada en el mayor proyecto de infraestructura en la actualidad del continente: el gasoducto Nord Stream 2.
El gas natural ruso recorrerá una distancia de 1.225 kilómetros entre ambos países a través del mar Báltico y podrá llegar en una cantidad superior a los 50 mil millones de metros cúbicos por año.
El gobierno estadounidense ha intentado por diversos medios y amenazas frenar el proyecto de la estatal rusa Gazprom, pero no ha podido. Empresas de Alemania, Francia, Holanda y Austria ya forman parte del proyecto y la segunda versión del gasoducto Nord Stream permitirá cubrir a la Unión Europea cerca del 25% de su demanda total de gas natural desde Rusia, que lleva al continente el 35% del gas que consume la UE.
La anglo-holandesa Shell, la austríaca ÖMV, la francesa Engie, las alemanas Wintershall y Uniper trabajan junto al gigante ruso Gazprom.
Alemania es la mayor economía europea y el principal consumidor de gas natural, que en un 45% importa desde Rusia, mientras la producción de hidrocarburos cae en el país y en general en el continente.
El gasoducto podría empezar a funcionar a comienzos de 2020, relegando la importancia del gas que llega desde Polonia o Ucrania, y aumentando la dependencia europea del gas ruso.
Estados Unidos, que pretende vender gas licuado extraído mediante fractura hidráulica (fracking) en Europa, rechaza el proyecto y amenaza con sancionar a las empresas participantes.
Respuesta firme
A través de una declaración firmada por la Cámara Ruso-Alemana de Comercio Exterior, ambos países respondieron que el gasoducto “en los últimos cinco años es el mayor proyecto de infraestructura en la UE para hoy” y además “permitió crear en Europa 30 mil nuevos puestos de trabajo”.
El comunicado agrega sin vueltas: “En materia de abastecimiento eléctrico y seguridad energética, Alemania no debe sucumbir a los dictados o la influencia de otros países, ya sea Rusia o Estados Unidos; los intentos correspondientes de Washington socavan la alianza transatlántica y reducen la confianza de la población alemana, especialmente porque Estados Unidos persigue sus propios fines económicos para suministrar al mercado europeo su gas natural licuado que es mucho más caro”.
El gasoducto necesita autorización también de Finlandia, Suecia y Dinamarca, siendo este último país el único que hasta ahora no lo hizo. Esto es porque debe pasar por las aguas territoriales de estos países.
Fracturas
Francia, aliado clave de Alemania en la UE, se posicionó también contra el proyecto, al igual que Ucrania, Polonia, Letonia, Lituania y Eslovaquia.
Esta tensión se suma a la ocurrida entre París y Roma, luego que el viceprimer ministro de gobierno italiano se reuniera y fotografiara con los “chalecos amarillos” que protestan contra el presidente Macron en Francia, quien respondió llamando a consultas a su embajador en ese país. La última vez que había ocurrido algo similar fue en 1940, cuando Mussolini declaró la guerra a Francia.
Tanto Macron como el propio Trump cancelaron a último momento su presencia en la Conferencia de Seguridad de Múnich, celebrada entre el 15 y el 17 de febrero. Estaba previsto un discurso conjunto de Macron y Merkel, que fue cancelado.
Todo esto mientras se acerca la fecha definitiva del Brexit, sin que todavía haya un acuerdo sobre cómo será la salida de Gran Bretaña de la Unión Europea.