“Urge separar el poder económico del político”
El suicidio del expresidente peruano Alan García (1985-90; 2006-2011) impactó dentro y fuera de las fronteras nacionales. El dirigente político había intentado evitar los últimos meses una posible detención y prisión por todos los medios y cuando llegó el operativo policial hasta su casa con la orden judicial se disparó en la sien. VER: SE SUICIDÓ ALAN GARCÍA
La investigación por corrupción entre gobiernos latinoamericanos, dirigentes políticos y la constructora brasileña Odebrecht tuvo su mayor impacto fuera de Brasil precisamente en Perú. Nada menos que los últimos cuatro expresidentes están involucrados en investigaciones por corrupción. El último de ellos, destituido por el Congreso, está detenido bajo prisión preventiva. VER: DETIENEN A KUCZYNSKY
Antes de Kuczynski estuvo preso el exmandatario Ollanta Humala (2011-2015), junto a su esposa Nadine Heredia, durante nueve meses. Ambos son investigaos por un supuesto aporte de Odebrecht de 3 millones de dólares a la campaña presidencial del Partido Nacionalista en 2011.
Antes de Humala y Alan García el presidente fue Alejandro Toledo (2001-2006), que huyó a Estados Unidos para evitar la justicia en su país. Pesa sobre él un pedido de extradición bajo la misma acusación: recibir financiamiento ilegal por parte de Odebrecht para su campaña electoral.
Por la misma razón se encuentra presa desde el 31 de octubre la excandidata presidencial Keiko Fujimori, que recibió los mismos fondos para su campaña en 2011.
Frente a esta situación, el presidente mexicano, Andrés López Obrador, dejó una reflexión contraria a la que se pretendió instalar en la última década. “La corrupción es la nueva peste del mundo. El neoliberalismo unió los negocios privados a los públicos. Urge separar el poder económico del político; que el gobierno represente a todos”, comunicó vía Twitter, a la vez que lamentó el suicidio de García “y todo alrededor del caso Odebrecht”.
En los últimos años se intentó imponer la idea de que la causa de la actual corrupción en América Latina está relacionada con la irrupción de los denominados gobiernos progresistas y de izquierda en la región desde 1999. A éstos se los denomina despectivamente como “populistas” en la prensa de derecha.
Sin embargo, para López Obrador la causa es inversa, y es el capitalismo neoliberal, representado por los gobiernos del “poder económico”, de la derecha, el que corrompió los sistemas políticos en América Latina.
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