Lula busca ampliar el frente favorecido por los sondeos
Por Adrián Fernández
«No es sólo eligiendo un presidente que cambiamos este país», señaló este sábado Lula da Silva, al seguir la lógica de cautela frente a su posible candidatura en Brasil pero fortaleciendo la construcción política electoral de cara a los comicios de octubre de 2022.
«Es necesario votar por diputados, diputados, senadores y senadores que tienen un compromiso histórico con el pueblo brasileño, con la juventud brasileña y con la soberanía brasileña», completó en un mensaje al participar del V° Congreso Nacional de la Juventud del Partido de los Trabajadores (PT).
El expresidente de Brasil realiza desde hace varios meses una intensa actividad política en su país y en el exterior. Todavía no se define como candidato pero teje y refuerza alianzas dentro y fuera del territorio.
Mientras los sondeos de todas las consultoras le dan una amplia ventaja -inclusive para ganar en primera vuelta frente a Jair Bolsonaro-, Lula apunta a ampliar su frente electoral aún a riesgo de sumar a sus filas a sectores conservadores (ya lo hizo durante su segundo gobierno).
Esta semana el dirigente conservador Geraldo Alckmin renunció al Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), quien en su carta de despedida a la agrupación en la que estuvo más de 30 años anunció que «es tiempo de cambios».
Para la prensa brasileña, Alckmin podría ser candidato a vicepresidente de Lula aunque esto depende de negociaciones que involucran la candidatura a la gobernación de San Pablo de Fernando Haddad, excandidato del PT con Lula proscripto y mano derecha del exmandatario.
Alckmin fue gobernador de San Pablo en tres ocasiones y candidato presidencial en 2006, cuando fue derrotado por Lula, y en 2018, cuando sacó un 4,7% de los votos, el peor resultado del PSDB en su historia.
El dirigente tiene propuestas para sumarse a partidos que negocian ser aliados de Lula como el Partido Socialista Brasileño (PSB) que gobierna Pernambuco y Paraíba y el Partido Social Demócrata (PSD) del dirigente derechista Gilberto Kassab, exministro de Dilma Rousseff.
Lula pone distancia de la especulación política pero busca ampliar su base política por derecha y por izquierda, como lo hizo durante sus anteriores candidaturas y durante los gobiernos que lideró entre 2003 y 2011.
«No puedo discutir sobre mi vice si todavía no soy un candidato. Cuando sea el momento adecuado, cuando sea candidato, nombraré a un vice para que me ayude a gobernar y reconstruir este país», señaló.
El expresidente no sólo trabaja con sectores de derecha sino también negocia una amplia coalición antifascista que busca sumar a otras fuerzas de izquierda que han sido críticas con sus gobiernos.
Lo cierto es que, si las elecciones del 2 de octubre próximo fueran hoy, Luiz Inácio Lula da Silva volvería a ser presidente de Brasil sin necesidad de segunda vuelta, según coinciden los Datafolha e Ipec (ex Ibope).
Ambas dan más de 20 puntos de ventaja al dos veces presidente del país y coinciden también que la intención de voto del candidato del PT crece entre los más jóvenes (53/54%) y los más pobres (55/56%).
Hacia afuera, sus más recientes viajes a Argentina y a países de Europa como Francia, España, Portugal, entre otros; su visita al Parlamento Europeo y sus permanentes contactos, refuerzan un respaldo político que necesitará para suceder a Bolsonaro que, por estos meses, amenaza con movilizar a militares y a civiles para no entregar el poder.
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