Desde el comienzo de las protestas opositoras en Venezuela, en paralelo a las manifestaciones pacíficas fueron creciendo grupos financiados y equipados para generar destrozos en todo tipo de lugares, incluyendo centros de salud, liceos educativos, transporte público y otros servicios fundamentales para la población.

Junto a ello, los grupos de extrema derecha, muchos de ellos provenientes de sectores de medios y altos ingresos en Venezuela, que operan en los alrededores de los barrios residenciales más caros de Caracas y otras ciudades, comenzaron una ofensiva racista y fascista contra el chavismo. Numerosas personas, casi en su totalidad de piel trigueña o morena, fueron atacadas violentamente, acusadas de “chavistas”. En muchos casos se trataba de personas humildes que participaban o pasaban cerca de las protestas y tras ser acusadas de “infiltrados chavistas” eran brutalmente atacadas.

 Un joven es prendido fuego tras ser acusado de «chavista»:

Manifestantes financiados y equipados: