La democracia que incomoda al imperio – Por Ángel Rafael Tortolero Leal
15 noviembre, 2021
category: FORO DEBATE, VENEZUELA
Sin lugar a dudas, con la llegada de la Revolución Bolivariana a Venezuela, se movieron los cimientos de las estructuras del poder neocolonial representativo del siglo XX. Con ella surgió la praxis de una Democracia participativa y protagónica, que vino a expresar las transformaciones tangibles en el obviado Pueblo, el cual paso de “sujeto pasivo”, “masas inconscientes “o “genérico incapacitado para gobernarse”, a Poder Popular Organizado, empoderado y en lucha, con el agregado de un despertar de cara a su socio historia, abonada por la batalla diaria por su empoderamiento pleno.
En ese marco, se desconstruye la pétrea democracia de las oligarquías y se construye “la nueva democracia de los pueblo”, emergiendo de dicho proceso un estadio de participación y protagonismos, que incomoda a la clase dominantes llevándola erróneamente a autoexcluirse del proceso de transformación que sigue su marcha, natural y dialéctica con la brújula puesta en la preservación de la especie humana y su calidad de vida.
De allí que, sea patético ver como las burguesías, acuden al viejo expediente ideologizado e ideologizantes de la lucha contra el Comunismo, el Socialismos, la Historia insurgente y cualquier forma de gobierno que no tribute a sus intereses, olvidando que su sitio en la estructura social que se plantea en el Socialismo del siglo XXI está garantizado por los equilibrios de pesos y contrapesos que a la democracias Participativa le son propios.
Tal como lo reza el Artículo 62 Constitución Venezolana de 1999: “Todos los ciudadanos y ciudadanas tienen el derecho de participar libremente en los asuntos públicos, directamente o por medio de sus representantes elegidos o elegidas”. Y sin exclusiones de ningún tipo, el mismo artículo invoca el principio de las mayorías para constituir gobiernos.
Al respecto Margarita López Maya y Luis E. Lander (2008) señala: “La participación del pueblo en la formación, ejecución y control de la gestión pública es el medio necesario para lograr el protagonismo que garantice su completo desarrollo, tanto individual como colectivo. De allí que es obligación del Estado y deber de la sociedad facilitar la generación de las condiciones más favorables para su práctica” (p-18).
Sin embargo las oligarquías y su supremasismo enfermo y ahistórico, asumido y practicado por mandato de sus amos imperiales, tienen prohibido salir del laberinto de sus incoherencias y de la simpleza de sus análisis dicotómicos.
Los precitados autores, sostienen que para alcanzar los equilibrios sociales, se presentan tres ejes sobre los cuales deben girar las políticas:
–Un eje busca la corrección de la injusta distribución del ingreso y la riqueza. Lo que se traduce en la justa repartición de la riqueza en base al desarrollo de todas las formas productivas, asociativas y cogestionarías desde los emprendimiento desde el más humilde hasta la mediana y gran empresa pública y privada, en igualdad de condiciones y con igualdad de oportunidades.
–Otro eje se centra en superar el discriminatorio acceso a derechos humanos fundamentales como el alimento, la salud, la vivienda o la educación. De donde surge la necesidad de un Estado fuerte y comprometido con los derechos del pueblo, todo el pueblo, incluyendo a los que por razones ideológicas se desmarca en sus patéticos relatos de su condición de pueblo pero que no por ello tienen mejor calidad de vida que el resto de los mortales que somos víctimas del imperio y sus lacayos.
–El tercer eje busca activar el desarrollo de la ciudadanía plena para que se destaquen en los miembros de la sociedad, atributos como la solidaridad, la responsabilidad, actitudes participativas y democráticas. Pues no hay cambio económico sin un cambio cultural, político y social, situación que desmonta cualquier atisbo dogmático o absoluto y abre el debate desde la praxis en pro de la construcción de las teorías necesarias para avanzar, lo cual es obligatorio para el sector revolucionario y una tragedia para los conservadores neocolonizados.
La democracia participativa le incomoda a los imperios, porque empodera a quienes ellos oprimen, emancipan la vida y ponen los caballos del carruaje de la historia de cara al presente continuo para construir futuro. Por esa razón, atacan a Nicaragua, atropellan a Cuba, asedian a Venezuela, sabotean al gobierno del Perú, presionan a México, Argentina y todas aquellas naciones que están decididas a tener patria.
Occidente, como de ordinario se le llama en los círculos académicos y políticos a: EE.UU, U.E y el Reino Unido, sabe que en este siglo se están reconfigurando los estamentos de la nueva humanidad; nosotros desde la América Latino Caribeña, con nuestras luchas, vamos a la vanguardia de un proceso sin igual, que con todos los errores que pudiera tener, está dando la pelea en las calles, con la gente, signado por instituciones fuertes y comprometido a vencer.
Por ello cada evento electoral, por pequeño que parezca, en cuanto a su magnitud y significación, se convierte en un campo de batallas para la confrontación de las ideas y principalmente, para verificar a juicio de las pruebas, quienes apuestan desde sus respectivos convencimientos ideo políticos, a la construcción de un mundo de vida mejor y quienes siguen empeñados en retrogradar al derruido modelo representativo, históricamente derrotado por un Pueblo en Revolución, Bolivariana y Chavista, pura y simple que como las flores, con su fuerza y grandeza democrática va derrumbando los muros de la ignominia del pasado y construyendo las grandes alamedas que como dijo Allende, han de caminar los hombre y mujeres libres.
Viva la Patria Grande Soñadora y Libertaria. #VenezuelaTieneConQué.