Un adiós agradecido a León Pomer, a su abogacía ad honorem por el Paraguay
29 mayo, 2024
category: ARGENTINA, DOCUMENTOS, PARAGUAY
El historiador argentino falleció el pasado 22 de mayo, hecho que obliga a remitirse a su importante obra para esclarecer la Guerra de la Triple Alianza. Este investigador, autor y docente; en «La guerra del Paraguay. Estado, Política y Negocios» (1968) comenzó a revisar desde la teoría crítica la historia de los vencedores, abriendo un camino que después profundizaron otros ayudando a echar luz sobre los intereses en conflicto en la contienda. Patria o colonia era la dicotomía entonces, como ahora.
Por Jorge Zárate
Reseña León Pomer (1928-2024) en su libro antes citado una carta reservada del marqués de Caxías al emperador del Brasil: “El general Mitre está resignado de lleno y sin reserva a mis órdenes; él hace cuanto yo le indico, como ha estado muy de acuerdo conmigo en todo, aun en cuanto a que los cadáveres de los muertos por el cólera, se arrojen a las aguas del río Paraná, ya sean de la escuadra como de Itapirú para llevar el contagio del cólera a las poblaciones (argentinas) ribereñas, principalmente a las de Corrientes, Entre Ríos y Santa Fe, que le son opuestas (opositores a Mitre).»
«El general Mitre está también convencido que debe exterminarse los restos de las fuerzas argentinas (la tropa enviada a pelear contra el Paraguay) que aún le quedan, pues de ellas no divisa sino peligros para su persona.” (1)
Recordaba en una entrevista televisiva la manera en que pensaban las elites que combatieron al Paraguay, el odio que profesaban a los indígenas, su idea civilizatoria que se fundaba en la eliminación de los originarios, aunque, cuando “se le caen las lentes que le distorsionan la mirada, en Recuerdos de Provincia, Domingo Sarmiento elogia a los Huarpes”, decía señalando la lucha interna, la dicotomía que abrigan todos los criollos en el continente: Valorar lo propio o intentar asimilarse/someterse a la metrópoli.
La lucha entre los modelos por el desarrollo endógeno, por agregar valor o ser simples vendedores de materias primas, tiene una vigencia cada vez más notable y es el parteaguas de todo el proceso de la primera independencia.
Pomer escribió profusamente: Cinco años de guerra civil en Argentina, Surgimiento de las Naciones, La Guerra del Paraguay, El Gaucho, Historia da América Hispano-Indígena, La corrupción, una cultura argentina, entre otros títulos. Fue profesor titular en las Universidades de Buenos Aires y del Salvador en Argentina. Luego se exilió en San Pablo, Brasil, donde fue docente en la Universidad de Campinas y del Estado de San Pablo en donde también fue profesor de la Pontificia Universidad Católica.
En una gran entrevista de Armando Almada Roche titulada “León Pomer: La guerra del Paraguay gran negocio” (2) el historiador le expuso: «Yo no soy Lopista ni antilopista. A mí me interesa la historia, el verdadero magma de su formación; con sus virtudes y defectos. Me considero un historiador serio, que lleva años, décadas, investigando en los archivos más importantes del mundo. Obran en mi poder una inimaginable cantidad de documentos sacados y copiados de Itamaraty, Londres, Argentina, Uruguay. De Inglaterra he comprado docenas de microfilmes sobre la Guerra de la Triple Alianza, que en mis libros sólo he usado una mínima parte». Toma aliento, mira a su alrededor y continua: «Todavía tengo material para cuatro o cinco libros de más de 500 páginas, y aun así me quedarían muchos documentos. En estos momentos estoy trabajando en varias obras que, seguramente, las daré a conocer muy pronto».
Y sigue: «Inglaterra fue la principal responsable de la guerra del Paraguay…. Los personeros, los instigadores, los “sicarios o mercenarios” de esa guerra cruel e inhumana fueron Bartolomé Mitre y sus secuaces. Inglaterra puso el dinero y sus condiciones. Solano López era un auténtico patriota, desde luego, pero también un soberbio con ínfulas napoleónicas. Su más grave error, me parece, fue ser tozudo y poco diplomático. Otro de los motivos que le jugó en contra fue su inexperiencia y juventud. Se quería llevar el mundo por delante, con o sin razón. Y también estaba Madame Lynch, a quien muchos tildaron de cortesana, y otros afirman que no era una mujer de vida fácil. En el fondo, eso no es lo que importa».
Origen de una lucha
El historiador nacido como León Pomerantz, que más tarde adoptó el Pomer con el que hizo su vida pública, le contó a María Victoria Baratta (3) cómo nació su interés en un tema que cruzaría toda su existencia. En una entrevista le contó: “Allá por 1960 hice un viaje con un amigo a Misiones; de Posadas cruzamos a Villa Encarnación en Paraguay y empezamos a recorrer los pueblos, camino a Asunción. Me llamaron la atención los cantores populares, gente muy humilde que acompañada por el arpa y la guitarra evocaban una guerra terrible. Pensé que era la del Chaco (1932-1935).
Llegamos a Asunción donde el antropólogo Miguel Chase Sardi me inició en los misterios de la historia paraguaya y en el “revisionismo histórico”; me presentó a Juan O´Leary, un paraguayo entero de ascendencia irlandesa, uno de los iniciadores del revisionismo, que debía tener muchos años, acaso 90, pero muy bien plantado. Me habló largamente de una guerra que yo desconocía. Fue de los primeros en reivindicar a (José Gaspar Rodríguez de) Francia y a ambos López, Carlos Antonio y Francisco Solano… Quedé intrigado: aquella guerra no se había extinguido, tenía una poderosa presencia. En Buenos Aires empecé a leer cosas sobre el tema, una literatura que expresaba el punto de vista de los vencedores. Entre tanto no me abandonaba la idea de lo catastrófico que debió haber sido aquel conflicto: Habían pasado 90 años (18709-1960) y todavía la gente lloraba un Paraguay perdido: había una gran herida y estaba abierta. En Asunción conocí historiadores, o candidatos a serlo, que odiaban a Solano, a su padre y a Francia. O´Leary me abrió otro panorama”, contó.
A su regreso de ese viaje comenzó a trabajar en la revista “La Rosa Blindada”, un importante espacio de la izquierda argentina donde publicó sus primeros trabajos, sobre Juan Bautista Alberdi, el Chacho Peñaloza y Bartolomé Mitre.
En la continuidad de su diálogo con la investigadora en el 2011 reflejó aquel momento de su vida: “Mientras tanto investigaba sobre la Guerra del Paraguay. Dividía mi tiempo libre entre el Archivo de la Nación y el Museo Mitre. Empecé a trabajar concretamente en el libro en 1963; quedó terminado a fines de 1967 y fue publicado en 1968 en plena dictadura de Onganía. Obviamente la dictadura frustró La Rosa… la revista andaba muy bien, tenía influencia y agrupaba gente que después se destacaría en diversos ámbitos de la cultura como Norma Aleandro, Oscar Ferrigno, Carlos Gorriarena, Andrés Rivera y muchos otros”, comentó en la entrevista con Baratta que ahora reproducimos en parte:
– Qué visión diferente proponía su trabajo La Guerra del Paraguay: ¡Gran negocio!?
– La Argentina para entrar en el sistema mundial y cumplir su función agroexportadora debía crear un Estado: lo reclamaban varias fracciones de lo que más tarde sería la clase dominante. La burguesía mercantil porteña lideraba el proyecto y Bartolomé Mitre fue su líder: a él le cupo comenzar a crear el Estado para el futuro gran proveedor de materias primas y alimentos, (que sería) posteriormente en ese aspecto un jugador de primer orden a nivel mundial. Mitre debía crear la estructura institucional que permitiera a la futura clase dominante sacar partido de lo que ya se avizoraba, transformándose al mismo tiempo en un formidable receptor de capitales extranjeros con los ingleses a la cabeza. Ese que sería un fantástico campo de negocios y de engendramiento de fortunas miliunanochescas vería la luz asistido por un cuantioso derramamiento de sangre propia y ajena.
De esto trató la Guerra del Paraguay… lo interno (disputas argentinas) en “Cinco Años de guerra civil”. Después publiqué Conflictos en la Cuenca del Plata donde estudié cómo intromisiones norteamericanas e inglesas en el Paraguay ya estaban mostrando la prepotencia de las grandes potencias por lo demás claramente expuestas por las invasiones inglesas anteriores a Mayo de 1810, la ocupación de Malvinas y las intervenciones navales de Francia e Inglaterra que Juan Manuel de Rosas enfrentó y derrotó. Ambas guerras la exterior y la interior, fueron la partida de nacimiento del Estado nacional. El estado argentino se formó a partir de un gran derramamiento de sangre…”, recordaba en ese rico intercambio.
También le preguntó la colega Fátima Rodríguez en una entrevista en el 2008 en Asunción (foto de portada):
– ¿A qué se refería cuando dijo que la Guerra de la Triple Alianza no fue de los argentinos?
-En “Cinco años de Guerra Civil en Argentina” se habla de la resistencia en la Argentina a la Guerra de la Triple Alianza. Esa resistencia fue en todo el país. Por supuesto, en Corrientes y el área guaranítica había una cercanía muy grande, una cercanía cultural y étnica inclusive con el pueblo del Paraguay. Porque de alguna forma, provienen de la misma etnia guaranítica. Pero en otras regiones, donde no había ese tipo de relaciones, la gente de pueblo no sentía ninguna necesidad, ningún apego de ir a la guerra, porque no era la guerra de ellos. Entonces, lo que se refiere es que el mismo ejército argentino, que fue enviado al frente para “matar paraguayos”, después fue retirado para matar argentinos.
Continuidad
Pomer, en los años siguientes de la publicación del libro debe marchar al exilio en Brasil, donde consiguió seguir dando clases en las universidades y trabajar en diversas publicaciones.
Hubo también un momento particular a propósito de la aparición del libro “Genocidio Americano – La Guerra del Paraguay” de Julio César Chiavenato, un verdadero boom editorial que ya supera las 40 ediciones y que reveló al Brasil los crímenes de lesa humanidad que su ejército había cometido en la contienda.
Así se lo comentó a Baratta: “Un día apareció Chiavenato por mi casa: Estaba interesado en escribir sobre la Guerra del Paraguay; posteriormente lo hizo y tuvo un gran éxito editorial. Hizo un trabajo periodístico, de fácil acceso para el gran público. Mi libro fue bien recibido en los círculos académicos y no tan bien en el Instituto Histórico y Geográfico (Brasilero): se suponía que no dejaba bien parado a Brasil. Chiavenato colocó sobre el tapete una problemática que llamaré revisionista. Libros de divulgación que al mismo tiempo lanzan una interpretación que difiere de las aceptadas cumplen un papel importante: colocan a la discusión y al conocimiento lo que antes no había trascendido los círculos de iniciados…”
Otro libro clásico en las visiones en disputa es el concebido por Francisco Doratioto en defensa del imperio del Brasil y su acción: “Maldita Guerra. Nueva Historia de la Guerra del Paraguay”.
Así lo evaluaba Pomer: “Mi libro tiene más de 40 años. En todo ese período (habla en el 2011) lo púnico que yo leí de diferente fue el de Doratioto. Es el trabajo de un investigador de raza con el que tengo diferencias importantes. Él cree que yo considero que Brasil fue víctima del imperialismo. Lo que creo, y pruebo, es que Inglaterra ayudó a financiar la guerra; si esa “ayuda” la guerra no duraba 5 años. La crítica a los gobiernos de Francia y los López, no elegidos con arreglo a la cartilla de una democracia vergonzante en toda América Latina, usa (Doratioto) categorías actuales para calificar hechos que deben ser colocados en su contexto. (José Gaspar Rodríguez de) Francia fue elegido dictador por un congreso de mil personas: Una multitud en el Paraguay de aquella época. El prestigio de Solano López quedó corroborado por la manera como lo acompañó el pueblo. El análisis llega a conclusiones falsas cuando no logra elaborar las categorías conceptuales adecuadas. Esto pasa también con historiadores paraguayos….
Hay historiadores interesados en absolver a Inglaterra de toda culpa. Leslie Bethell es uno de ellos. La ideología o un falso nacionalismo (tratándose de ingleses) los traiciona. En tanto potencia mundial que estaba participando en la modelación de un mundo para satisfacer los propósitos del capitalismo, el suyo en primer lugar, Inglaterra tenía intereses universales. Como hoy los tiene Estados Unidos.
En la Guerra de la Triple Alianza (Inglaterra) no fue neutral ni mucho menos. No repetiré las pruebas que transcribo en mi libro. Para historiadores argentinos de la estirpe de Mitre, o variantes liberales, los ingleses son tratados como buenos amigos. En “Cinco años de guerra civil en Argentina” pruebo y demuestro lo que a los mitristas confesos y vergonzantes no hizo ni sigue haciendo mucha gracia. Mitre representó la voluntad de centralismo dominador de una oligarquía bonaerense de terratenientes, mercaderes, financistas y aventureros. Fue un gran estratega político de la clase dominante y sin duda un intelectual que la sirvió con eficacia. Escribió la historia que convenía al poder”.
Agradecido
Pomer era un agradecido hacia los paraguayos, tal como se lo comentó a Almada Roche: «En el momento más difícil de mi vida, cuando me echan de la universidad donde trabajaba, en la época del general Onganía, sin un peso en el bolsillo y a la deriva, me dio trabajo Gilberto Rivarola, en su pequeña empresa de insumos para radio y televisión, como contador. Yo no soy contador ni mucho menos, pero la necesidad tiene cara de hereje. Resulta que, andaba sin laburo, una amiga que sí era contadora de verdad, me dio algunas lecciones exprés de contabilidad: cómo llevar libros contables, hacer balances, etcétera. Yo hacía el trabajo y ella firmaba. Eso me dio de comer durante un tiempo hasta que tuve que salir al exilio…
…Este señor, Rivarola, medio hermano de mi amigo Domingo Laíno, a quien le prologué un libro, me trató muy bien y tuvo, además, la gentileza de presentarme a José Asunción Flores, el famoso autor de «India» y creador absoluto de la Guarania, que pinta de cuerpo entero la psicología del pueblo paraguayo…»
«…Flores, a quien traté en tres o cuatro oportunidades, gracias a Gilberto Rivarola, me impresionó como un hombre noble y generoso, claro y sin dobleces. Tenía una especie de magnetismo que atraía a las personas. Sobresalía también por su cultura. Hablaba con propiedad sobre los más diversos temas. Compartí con él asados y amenas charlas en la casa de su amigo Rivarola, mi patrón de entonces».
Domingo Laino; León Pomer; Richard Alan White y Sergio Guerra Villaboy (febrero de 2011, Asuncion)
Artículo publicado en el portal digital E’a