El alejamiento del secretario (ministro) de Hacienda, Carlos Urzúa, desnudó pujas económicas y políticas en México.
Oficialismo, oposición y analistas debaten el significado que tiene para el Gobierno el alejamiento del secretario (ministro) de Hacienda, Carlos Urzúa, quien renunció este martes argumentando diferencias en la aplicación de políticas económicas por parte del presidente Andrés Manuel López Obrador.
Este miércoles el presidente López Obrador aseguró que Urzúa tuvo diferencias con él y otros miembros de su gabinete, fundamentalmente en la elaboración del Plan Nacional de Desarrollo, que debe reasignar partidas de fondos públicos de acuerdo a las políticas trazadas por el Gobierno.
En su conferencia matutina de este miércoles, López Obrador fue contundente: «hubo dos versiones del Plan de Desarrollo y el que quedó fue el que yo aprobé que incluso escribí, porque la otra versión era continuismo, era seguir con lo neoliberal y eso no».
La primera consecuencia económica fue la depreciación del peso mexicano y la caída del 1,77% en las acciones de la bolsa además de la reacción de las agencias internacionales de riesgo, impulsados por sectores que presionan a López Obrador para mantener una economía liberal que no sea absorbida por las necesidades sociales o políticas.
Esa presión de «los mercados» se moderó en el final de la jornada del martes después de que López Obrador designara al economista Arturo Herrera como el nuevo titular de la Secretaría de Hacienda.
Herrera era hasta ayer el segundo en la línea de Hacienda que lideraba Urzúa, al tener el cargo de la Subsecretaría de Ingresos. Fue secretario de Hacienda cuando López Obrador fue jefe de Gobierno de la ciudad de México (2000-2005) y antes trabajo en el Banco Mundial y en el sector privado, en temas de banca de inversión.
Herrera es, como Urzúa, un hombre del poder económico, pero López Obrador pretende que sus conocimientos técnicos y sus contactos estén a disposición de su programa de desarrollo que incluye mejoras sociales, educativas, de salud e infraestructura.
Una de las discusiones es el destino de los fondos públicos asignados a grandes proyectos de inversión y el manejo de las finanzas de la estatal Petróleos Mexicanos (Pemex), en un contexto global de desaceleración económica.
El poder económico de México, influenciado por su atadura económica a los Estados Unidos, teme lo que este sector denomina «la ideologización de la economía», frase que encierra la probabilidad de que López Obrador se salga de los carriles que impone la economía liberal.
Al presentar la renuncia, Urzúa calificó de «inaceptable» la imposición de funcionarios en la dependencia a su cargo por parte del sector político del Gobierno y cuestionó además .
El diputado del Partido del Trabajo Gerardo Fernández Noroña recordó que el ahora exsecretario estaba disconforme con las decisiones del Presidente, sobre todo con el plan de austeridad que, a juicio del legislador, ayuda mucho económicamente al país.
El legislador del partido de izquierda Razonó que Urzúa, con su visión neoliberal, prácticamente quería tomar el control total de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, además de tener la última palabra en materia económica en la nación.
Fernández Noroña respaldó algunas acciones económicas y políticas tomadas por López Obrador y exhortó al Gobierno a mantenerlas frente a la ofensiva del poder económico establecido.
La prensa comercial promueve en estas horas en México la idea de que esta renuncia abre interrogantes sobre el camino de la economía de López Obrador. «Las finanzas no se ideologizan», insisten.