Patagonia argentina de pie contra la venta de tierras y contaminación de las aguas
La mitad de la población de la localidad patagónica de El Bolsón se movilizó para rechazar un proyecto inmobiliario que se levantará sobre 850 hectáreas de una reserva natural que la municipalidad local entregó a un grupo vinculado al multimillonario británico Joe Lewis, amigo del presidente de Argentina, Mauricio Macri.
Más de mil metros de extensión tuvo esta marcha que reunió a unas 10 mil personas en esta población de 20 mil habitantes, cercana a la cordillera de los Andes en la provincia de Río Negro. Fue la cuarta marcha de los últimos meses y la más numerosa.
Exigieron al intendente Bruno Pogliano que anule su propia decisión, aprobada por el legislativo comunal, que pretende urbanizar sobre la reserva natural Pampa del Ludden. La empresa Laderas S.A., vinculada a Lewis, se hará también de una reserva de agua de la que dependen productores locales. La decisión generó también rechazos de organizaciones y legisladores nacionales.
Lewis también es propietario en esta región de tierras en las que se encuentra el Lago Escondido. El magnate prohíbe el acceso público a este lago en clara violación a la legislación. A poco de asumir la presidencia argentina Macri pasó unos días de descanso en la residencia de Lewis, quien fue a buscar al mandatario a un aeropuerto cercano con su propio helicóptero. Precisamente en el momento de esta protesta, este 7 de enero, el jefe del Estado argentino se encontraba de vacaciones de verano a escasos kilómetros de El Bolsón.
Por el agua
En la misma provincia de Río Negro, hacia el norte, y en la vecina provincia de Neuquén también se realizaron movilizaciones masivas aunque en este caso para rechazar la contaminación de las aguan de los ríos más importantes de la región: Limay, Neuquén y Río Negro. Se trata de cursos de agua transparente, fundamental para abastecer a la población de la región además de atender a las zonas rurales y como riego.
Las principales protestas ocurrieron en la ciudad de Neuquén, capital de la provincia del mismo nombre; Roca y Allen, en Río Negro. En los últimos meses se conocieron informes públicos y privados, negados o subestimados por las autoridades, según los cuales se registran áreas urbanas con presencia de escherichia coli y, en las zonas más despobladas, elementos químicos propios de las actividades de hidrocarburos.
A comienzos de este año fue clausurado uno de los balnearios más concurridos sobre el río Limay. Uno de los guardavidas de ese sector unificó la preocupación de miles de habitantes y organizó estas protestas. Mientras hacía su trabajo contaba que el río estaba “sucio, verdoso, lleno de musgo y con mal olor”. No hubo banderas que identificaran a partidos políticos pero sí organizaciones medioambientales o colectivos de ciudadanos autoconvocados. Las críticas se repartieron por igual contra funcionarios nacionales, provinciales y municipales, sin distinciones de colores partidarios.
Por el fuego
La preocupación por la destrucción de los recursos naturales y medioambientales en esta región del sur de América Latina sumó desde comienzos de año un eslabón adicional. En los últimos 10 días se consumieron más de un millón y medio de hectáreas en el norte de la provincia de Río Negro y en el sur de La Pampa y de Buenos Aires, hacia el centro del país.
Los daños materiales por la acción del fuego se calculan en cientos de millones aunque aún de manera preliminar ya que todavía quedaban focos sin control. Las pérdidas incluyen animales muertos, pasturas y destrucción de campos de cultivos. La labor incansable de bomberos en su mayoría voluntarios contrastó con la lenta reacción de las autoridades nacionales.
El rabino Sergio Bergman, ministro de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nacion, atribuyó el fenómeno a una “profesía apocalíptica” aunque luego se retractó por las críticas que generaron sus palabras mientras los campos ardían. El presidente Macri concluyó este sábado 7 sus vacaciones de casi dos semanas en la Patagonia Argentina.