Más de la mitad de los iraquíes está en riesgo de hambruna
En abril de 2003 las tropas estadounidenses entraron en Bagdad, derribaron el gobierno de Saddam Hussein e iniciaron una ocupación que mantienen hasta hoy. Una de las principales consecuencias de esta invasión es que, 14 años después, el 53% de la población iraquí está al borde de la “inseguridad alimentaria” según datos de las Naciones Unidas.
El dato surge de un detallado informe técnico sobre seguridad alimentaria y nutricional, realizado en conjunto por el Programa Mundial de Alimentos (PMA) y el gobierno de Irak y difundido hoy a nivel internacional. Lo más preocupante es que el estudio se llevó a cabo antes de la actual ofensiva lanzada para expulsar al Estado Islámico de la ciudad de Mosul, segunda mayor urbe del país, que provocó cientos de miles de desplazados y una gravísima crisis humanitaria.
Además del hambre, el informe relevó que casi el 75% de los niños menores de 15 años no asiste a la escuela para trabajar y ayudar a garantizar la alimentación de su familia. Para recabar toda esta información se hicieron entrevistas a más de 20 mil familias en ciudades y zonas rurales del país.
La situación más grave la padecen quienes debieron abandonar sus hogares por los conflictos armados: dos de cada tres desplazados internos sufren “inseguridad alimentaria”. Desde junio de 2014, más de 3 millones de iraquíes fueron forzosamente desplazados.
El PMA alertó que necesita fondos por 113 millones de dólares para poder dar raciones completas de comida y asistencia a 1,5 millones de iraquíes vulnerables hasta fines de septiembre de este año.
El país donde más se padece hambre en la actualidad es Yemen: el 50% de su población sufre “inseguridad alimentaria severa” según el PMA. El sur de Madagascar (49%), República Centroafricana (48%), Malawi (46%), Sudán del Sur (41%), Zimbawe (40%), Siria (38%) y Afganistán (32%) completan la lista de porcentajes más altos de población con severas carencias alimentarias.