Maternidad y cuidados: las mujeres tienen menos derechos laborales
23 marzo, 2022
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Por María Jagoe
A nivel mundial las mujeres sólo acceden a tres cuartas partes de los derechos económicos y laborales que se le reconocen a los hombres. Esto significa que alrededor de 2400 mujeres en edad de trabajar no tienen igualdad de oportunidades.
Los datos surgen de un informe del Banco Mundial llamado “La mujer, la empresa y el derecho 2022” que mide distintos indicadores relacionados con la paridad de género. América Latina y el Caribe obtuvo un promedio de 80,4 puntos sobre 100 posibles. Los países de la región con mejor puntaje son Perú (95) y Paraguay (94.4). Los peores son Honduras (75) y Guatemala (70.6).
Este año el informe incluyó por primera vez un estudio sobre las leyes de cuidado infantil en 95 países. La pandemia de Covid-19 dejó en evidencia algo que las mujeres ya sabían hace mucho: la distribución desigual de las tareas de cuidado dificulta el acceso al mercado laboral y la posibilidad de conservar un trabajo.
Servicios de cuidado
Los servicios de guardería y cuidado infantil son fundamentales para las madres que trabajan. Las tareas de cuidado dentro del hogar están altamente feminizadas. Esto provoca que las mujeres sean una fuente de ingresos secundaria, trabajen menos horas y ganen menos que los hombres.
Según datos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), sólo 57 países a nivel mundial cuentan con programas de desarrollo educativo para niños de 0 a 2 años. A esto se suma que 205 millones de personas mayores viven en países donde los servicios de cuidados de larga duración no son universales ni gratuitos.
Pero no alcanza con que estos servicios estén disponibles. También deben ser asequibles, es decir, gratuitos o baratos. Las familias de mayores ingresos tienen la posibilidad de contratar niñeras y cuidadores a domicilio. Las familias más pobres, en cambio, muchas veces no tienen más opción que dejar a sus hijos solos o al cuidado de un hermano.
Licencias y brecha de género
En América Latina la licencia por maternidad promedio es de 96.2 días. En cambio, la licencia por paternidad es de 4 días promedio. Sólo la mitad de los países de la región garantizan algún tipo de licencia remunerada para los padres. Esta tendencia se repite a nivel mundial y genera lo que la OIT llama una “brecha de género en los permisos” de 6 semanas.
El Convenio sobre la Protección de la Maternidad de la OIT, redactado en el año 2000, establece un permiso de maternidad de 14 semanas como mínimo, durante el cual la mujer debe percibir por lo menos dos terceras partes de su salario. Sin embargo, 82 de los 185 países encuestados por la OIT no cumplen estas normas. Se calcula que tardarán unos 46 años en alcanzar los derechos mínimos de licencia de maternidad.
En muchos países estas licencias sólo aplican en el caso de los trabajadores formales. Los trabajadores informales o autónomos y las personas desempleadas no tienen ninguna protección. Además, sólo 52 países ofrecen licencias iguales para padres y madres que adoptan, incluidas las parejas del mismo sexo.
Coparentalidad y corresponsabilidad
“Las mujeres tienen barreras reales para poder incorporarse al mundo laboral porque principalmente se nos asocia al cuidado de otro”, dice Cristina Muñoz, psicóloga y consultora estratégica en temas de género para Recursos Humanos. “La ONU dice que las mujeres se dedican 2.6 veces más que los hombres al cuidado de otros. Los sesgos inconscientes que todos tenemos nos asocian a ciertas labores o tareas que socialmente se imponen, y nos empujan a tomar decisiones como salir del mercado laboral para dedicarnos a este cuidado de otros”, explica.
Cristina Muñoz es una de las fundadoras de Proyecto Moms, una plataforma chilena que conecta a madres y mujeres que buscan empleo con empresas comprometidas con buenas prácticas y el balance de género. Las ofertas son por tiempo completo con agenda flexible, por proyecto, freelance o part time. El objetivo es que más mujeres puedan mantener o retomar su carrera.
Muñoz, con más de 11 años de experiencia en Recursos Humanos, señala que el mercado laboral está pensado y diseñado para estilos de trabajo tradicionales. Esto hace que sea difícil para las mujeres encontrar una flexibilidad que les permita integrar su vida personal con la laboral. Sin embargo, cree que la pandemia y el trabajo remoto tuvieron un impacto positivo en este aspecto.
“Vemos un cambio importante en cómo las empresas empezaron a estructurar el trabajo, enfocándose mucho más en un trabajo por objetivos”, dice Muñoz sobre la experiencia de Proyecto Moms. “El impacto que tuvo el trabajo remoto desde el punto de vista de la calidad de vida, de la flexibilidad que te entrega para poder atender otro tipo de cosas que antes no podías, es un paso ganado para muchas organizaciones. Y sería un error volver atrás”, agrega.
Pero Muñoz cree que la flexibilidad laboral es una “solución parche” para las madres trabajadoras. El cambio debe hacerse a nivel de política pública en cuanto a la coparentalidad y la corresponsabilidad. “En la medida que los hombres empiecen a tomar también este rol de cuidador de otro, cuando los beneficios que ofrecen las empresas vayan orientados tanto para hombres como para mujeres, y la política pública soporte a través de leyes que incluyan por ejemplo los post natales para hombres pagados y remunerados, entonces vamos a empezar a ver los verdaderos cambios en cómo las mujeres pueden seguir desarrollándose profesionalmente y empoderandose económicamente”, sostiene.
Socializar los cuidados
El informe del Banco Mundial concluye que una distribución más equitativa de las tareas de cuidado tiene un impacto positivo no sólo para las mujeres sino para toda la economía. Las guarderías y servicios de cuidado para personas mayores o enfermas crean un entorno con mano de obra diversa y abundante, y que ofrece mayores oportunidades comerciales y de empleo.
Si los Estados invirtieran en igualar las licencias por maternidad y paternidad, además de garantizar servicios de cuidado universales, la OIT estima que podrían generarse unos 300 millones de puestos de trabajo a nivel mundial entre este año y 2035. El 84% de estos empleos serían formales y 78% beneficiarían a las mujeres.
La solución es a largo plazo e implica invertir en políticas públicas que permitan socializar y redistribuir las tareas de cuidado. Es necesario trabajar para que las licencias parentales, las guarderías y los servicios de cuidado estén disponibles y sean accesibles, adecuados y de calidad.
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