Una amplia convocatoria de manifestaciones en todos los estados del país buscará trabar la agenda del cuestionado Congreso brasileño, que busca aprobar la reforma del sistema de jubilaciones presentada por el gobierno de Michel Temer.

Los frentes Brasil Popular y Pueblo Sin Miedo, del que forman parte las mayores centrales sindicales y organizaciones como el Movimiento de los Sin Tierra (MST), llamaron a una jornada de movilización y paralización nacional luego que la Confederación Nacional de Trabajadores de la Educación –con 4 millones de afiliados- anunciara un paro total para este miércoles.

La legislación actual permite a los hombres recibir la jubilación tras 35 años de trabajo –o después de los 65 años- y a las mujeres luego de 30 años, o a partir de la edad de 60. El proyecto de ley fija en cambio los 65 años como la edad mínima para acceder a los beneficios previsionales.

El Gobierno argumenta que el déficit del sistema de jubilaciones y pensiones es de 150 mil millones de reales anuales (poco menos de 45 mil millones de dólares) y sigue en aumento. Los organizadores de las protestas responden que Temer actúa con hipocresía, ya que critica el déficit fiscal pero concede exenciones fiscales a empresas y les perdona deudas mientras ataca a los trabajadores y prepara otras reformas regresivas en materia de legislación laboral y educación.

Será la primera gran manifestación del año. En San Pablo habrá paro de transportes, bancos, correos y la movilización tendrá la presencia destacada del ex presidente Lula Da Silva, investigado en cinco causas judiciales. Su resultado mostrará las relaciones de fuerza existentes entre el amplio y heterogéneo movimiento popular brasileño y el gobierno de Temer, cuya aprobación se reduce a un 10% y al cual las causas judiciales acorralan cada vez más.